4 abr 2013

You Belong With Me: Capítulo treinta y cinco.

YUJU, YUJU, YUJU. Aquí os traigo otro capítulo. No tengo mucha cosa que comentar sinceramente... espero que os guste y que me digáis vuestras opiniones. Y que sí, que sé que muchas cagáis ladrillos (?) porque haya un momento Hodie y más después de la pelea... pero todo a su debido tiempo.
Enjoy it girls. <3333


Capítulo treinta y cinco: El desayuno es la comida más importante del día.
Unos tímidos rayos de sol entraban por la ventana alumbrando tenuemente la cara de Jodie que seguía dormida después de la gran noche. Le proporcionaban un calor agradable y sonrió en sueños. Se encontraba en el séptimo cielo en aquel momento, pero era hora de despertarse.
Rodó por la cama algo adormilada y se dio cuenta de que aquella era mucho más grande que la suya. Abrió los ojos de golpe, alarmada, y vio que estaba en lo cierto. Esa cama era más grande y esa habitación no era la suya. Ni tampoco una que reconociera.
Cuando estaba intentando razonar lo que había pasado y dónde narices estaba su teléfono empezó a sonar. Se sobresaltó pero corrió a cogerlo. Suspiró al ver un nombre conocido en la pantalla.
-       ¿Qué hay, Sam? – susurró ella debido al dolor de cabeza.
-       ¡Tía, ¿dónde te metes?!
-       Ehhh… Estoy en…
Jodie pensó algo que decir, que sonara convincente, pero no encontró nada adecuado. Miró alrededor suyo pero en aquella habitación no había ninguna pista que le delatara donde se encontraba. Ni una foto, ni pósters colgados en las paredes, nada. Sólo algún que otro cuadro de Londres, un escritorio lleno de cosas y un par de guitarras en un rincón.
-       No lo sé. – admitió susurrando. - ¿Qué pasó anoche?
-       Lo último que recuerdo es… - siseó Sam. – Ah, sí. Te dejé en el reservado enrollándote con Eddie.
-       ¿¡QUÉ!? – Jodie abrió los ojos, sorprendida. Ahora empezaba a recordarlo todo, mínimamente. Sam rió.
-       No te acuerdas, ¿verdad?
Mierda. Mierda. Mierda. ¿Se enrolló con Eddie? ¿Precisamente anoche? ¡Vaya cagada más monumental! Rodó los ojos. Ese año se iba a llevar el premio a la persona más desgraciada. A ver… no malinterpretemos: enrollarse con Eddie no era una desgracia, el chico no estaba nada mal y había cierta química entre ambos, pero… la situación no acompañaba y ella no quería hacer daño a nadie.
-       Tengo lagunas.
Sam volvió a reír y antes de que pudiera decir nada Eddie acababa de entrar en la habitación vestido solo con unos pantalones y una sonrisa. Jodie creyó que iba a morirse. Eddie era mucho más atractivo de lo que ella jamás habría creído.
-       Buenos días – susurró él al verla con el teléfono en la oreja.
-       Sam, tengo que colgar. Luego te llamo y quedamos o lo que quieras.
-       Creo que me imagino tu situación ahora mismo. Eddie entrando por la puerta. – Jodie rió levemente. – Llámame luego, enana. ¡Y aclárate! Que lo necesitas.
La pequeña colgó el teléfono y suspiró. ¡Qué se aclarara! Ni que fuera tan fácil…
Eddie se acercó y se sentó en la cama con una sonrisa. Ella quería preguntarle qué había pasado entre ellos, necesitaba saberlo, pero no era la opción más políticamente correcta aunque el supiera que no estaba en plenas facultades la noche anterior.
Entonces la culpa la golpeó. Harry. Los premios. La borrachera. Eddie. La discoteca.  Caroline. MIERDA. Se pasó las manos por él pelo, intentando relajarse.
-       Eh… ¿todo bien? – preguntó Eddie.
-       Supongo. – susurró ella.
Ese pelirrojo era demasiado bueno y adorable. Realmente lo era y por eso le jodía haberla fastidiado de esa manera. Y aún así… él seguía allí con esa sonrisa imborrable y le tendía la mano.
-       Te he hecho el desayuno. – dijo – Ven a desayunar conmigo, te contaré todo lo que quieras saber sobre lo ocurrido.
Jodie miró la mano y luego miró sus ojos verdes. Sonrió sin quererlo dándose cuenta de lo buena persona que era. Era una joya de chico, una joya que su corazón no quería guardar en su reserva y ella no entendía por qué. Todo sería mucho más fácil, entonces.
La sonrisa de Eddie se hizo más ancha y volvió a insistir hasta que ella, finalmente, le cogió la mano y le acompañó a desayunar. 

*

Louis estaba sentado en la mesa de la cocina, esperando al resto de sus amigos, con una taza de café en la mano y mirando al infinito con una sonrisa en los labios. Estaba contento. Después de todo, la noche anterior había salido a pedir de boca. Cuando los premios terminaron los chicos y sus acompañantes asistieron a la llamada “after-party” que los mismos organizadores ofrecían. Se divirtieron mucho y bebieron mucho, también, pero… ¡qué más daba! Estaban de celebración y por todo lo alto, además.
El ruido de su teléfono le sorprendió. Rebuscó en sus pantalones rápidamente mientras dejaba la taza de café en la mesa. Miró el aparato tenía una llamada entrante de un número que no tenía guardado en su agenda. Qué raro… Aún así contestó, por curiosidad, más que otra cosa.
-       Louis Tomlinson al habla.
-       Ya sé que eres tú, sino no te llamaría. – una voz bastante familiar habló al otro lado de la línea. Louis rodó los ojos.
-       No quedó bastante claro el mensaje la última vez que nos vimos, por lo que veo, ¿no?
-       El mensaje está más que captado, Tomlinson. – repuso la chica con algo de arrogancia.
-       ¿Entonces? ¿Por qué me llamas? – Louis seguía a la defensiva, realmente, pretendía alejarse de aquel turbio asunto para poder dedicarse a su novia completamente. – Quiero decir… yo sigo sin poder darte lo que buscas.
-       Bueno… yo solo llamaba porque… - la chica había dejado de lado su faceta arrogante y ahora parecía más dulce, más tímida. – Quería hablar contigo y felicitarte por el premio de anoche.
-       Ah. – repuso el secamente. Le dio otro sorbo al café dejando la conversación en vilo. -  Mensaje captado. Muy bien. Gracias.
Louis iba a colgar el teléfono porque no quería seguir con aquello. Tenía claro que era lo que quería y estaba claro que no la quería a ella.
-       ¡Espera, Louis! No cuelgues…
-       ¿Qué quieres, Naomi? – replicó él. – No quiero saber nada más de ti. ¿No puedes entender eso? Quiero estar con Eleanor, quiero ser el novio que se merece y eso no incluye, precisamente, acostarse con fans. 
-       ¿Eso es lo que soy para ti? ¿Una fan? – Naomi parecía dolida pero a él no le importó.
-       Supongo que queda bastante claro, ¿no? – oyó un suspiro al otro lado de la línea. – Lo que pasó entre tú y yo no fue nada más que sexo. Sexo que no se volverá a repetir, por cierto. Así que, haz el favor de no llamarme más. Esto termina aquí.
-       Eres un gilipollas, Louis.
La voz de ella denotaba rabia y sufrimiento pero eso ya no era problema suyo. Louis estaba centrado en lo que quería conseguir y eso era librarse de Naomi para poder seguir con su vida. Él rodó los ojos, otra vez, cansado de todas las veces que había oído esas palabras cuando Niall y Harry entraron en la cocina sonrientes.
-       Sí, lo que tú digas. – dijo el mayor. – No me llames más. ¿Está claro?
No obtuvo respuesta alguna pero él sabía que Naomi seguía al otro lado de la línea.
-       ¿Está claro? – repitió con más firmeza.
-       Clarísimo – susurró ella.
-       Perfecto. Que te vaya todo muy bien.
Dicho esto, y sin dejar a que ella le respondiera, colgó el teléfono y lo dejó encima de la mesa. Sus dos amigos lo observaban atónitos pero prefirieron no decir nada y se sentaron a su lado a esperar a los demás para empezar a desayunar.

*

En casa de Eddie había una mesa enorme en el comedor llena de todo tipo de cosas: tostadas, galletas, cruasanes, tortitas, zumo, café, fruta… Todo lo que pudieras imaginar.
Jodie observó a la mesa con asombro y luego miró a Eddie quien tenía su mano cogida, todavía.
-       Vaya, que gran festín de buena mañana. – dijo ella sonriendo.
-       El desayuno es la comida más importante del día.
-       Eso dicen.
Los dos se sentaron en la mesa y empezaron a comer mientras charlaban de cosas sin importancia. Aunque Jodie no estaba de muy buen humor aquella mañana las tonterías que el pelirrojo le contaba lograron sacarle más de una sonrisa y más de dos.
-       Oye, Eddie… - empezó ella mientras se comía una galleta.
-       Dime.
-       ¿Anoche tu y yo…? – no quiso terminar la frase.
-       No te preocupes, no hicimos nada que no quisieras. – Ella suspiró aliviada porque de haberse acostado con Eddie las cosas hubieran sido más complicadas.
-       Eso significa… ¿que tu sí que querías?
-       Puede. – Eddie le dio un mordisco a su cruasán.
-       Pero yo… bueno… - Jodie no sabía que decir, no sabía por qué narices le había preguntado eso. Removió la cuchara dentro de su taza, nerviosa. – ya sabes… Harry… que yo no sé si...
Eddie rió divertido. Sabía lo que ella intentaba decirle, lo sabía de sobras, era algo así como: “estoy enamorada de Harry”. ¡Todo el mundo sabía eso! ¡Incluso Harry! Y si no lo sabía… era para pegarle de hostias. Jodie enarcó una ceja al ver que Eddie reía.
-       Tranquila, sé lo que quieres decirme – comentó él, como si nada.
-       ¿Ah sí?
-       Sí. Estás enamorada de Harry. – Jodie se sorprendió de que Eddie lo supiera, pero en cierta manera ya se había Sam de contarlo en la discoteca la noche anterior.
-       Entonces entenderás que me sienta mal por haberme enrollado contigo, ¿verdad? Yo no puedo quererte igual que a él. Y mira que me gustaría poder hacerlo…
-       Jodie, Jodie. – la llamó él. – No le des vueltas a eso. No tienes porque sentirte mal. ¿Sabes? Dos no se enrollan si uno no quiere y yo era plenamente consciente de tus sentimientos por el ricitos.
Ella no dijo nada. Las palabras se habían quedado congeladas en su garganta aunque quería preguntarle el por qué de todo aquello. Pero no puedo, simplemente esperó a que él dijera algo más.
-       Prefería tenerte así a no tenerte. 

1 comentario:

  1. Eddie es un amor de persona, dios mío. Me encanta, pero ante todo siempre estará Harry. Ese ricitos... tiene algo que le hace especial. ¿Dentro de poco Hodie? Lo necesito!
    Love you xx
    Laia.

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