Sé que he tardado un montón en subir y ruego que me disculpéis... de verdad. (Ya no sé cuantas veces tendré que decir esto... aunque con el siguiente fic no pasará porque ya está casi terminado y listo para colgar cuando toque).
He de deciros que he tenido (y tengo) una época personal bastante mala y bueno, sinceramente, lo último que tengo ganas es de escribir. Además de añadirle las clases, los trabajos, los exámenes y mi vida social. Así que, una vez más os pido perdón... y os dejo el capítulo que espero que lo disfrutéis.
Capítulo
cincuenta y dos: Terremoto emocional.
Adam
salió corriendo tras de Jodie cuando reaccionó y se dio cuenta de
que su plan estaba haciendo aguas. Pero por mucho que corrió no fue
capaz de encontrarla. El daño ya estaba hecho y sólo podía esperar
que, de alguna manera o otra, hiciera que el pequeño Harry se
enterara de que su relación no era tan perfecta como creía. Así
pues, Adam se resignó a seguir con su vida a la espera de que
llegara aquel desastre que tanto necesitaba.
Minutos
más tarde Jodie y Harry seguían abrazados en medio del pasillo.
Ella no quería soltarle y él tampoco es que tuviera prisa por
soltarla. La camisa del chico estaba húmeda de las lágrimas de
Jodie y ella, aunque quería parar, no podía dejar de llorar.
- Pero...
Jodie – susurró Harry, otra vez, pasándole la mano por el
cabello, acariciándola suavemente. - ¿Qué ha pasado? ¿Ha sido
Caroline?
Jodie negó con la cabeza y sorbió por la nariz apartándose un poco del chico. Le miró a los ojos fugazmente porque, después de todo, no era capaz de mirarle y ser consciente de que destrozaría la luz que había en ellos si le contaba la verdad.
Jodie negó con la cabeza y sorbió por la nariz apartándose un poco del chico. Le miró a los ojos fugazmente porque, después de todo, no era capaz de mirarle y ser consciente de que destrozaría la luz que había en ellos si le contaba la verdad.
- No,
no ha sido ella. - dijo, como pudo.
- ¿Entonces?
¿Por qué lloras? - inquirió él, intentando aclarar todo aquello.
- Sé que ha ido a buscarte, lo he visto... si no quieres decirme
nada para no preocuparme... - suspiró.- Jodie no es tu culpa. Las
cosas entre nosotros están mal.
La chica rió sin poder evitarlo. ¿Mal? ¡Si solo fuera eso! La mano de Harry se posó en su mejilla y le secó las lágrimas que seguían cayendo sin parar.
La chica rió sin poder evitarlo. ¿Mal? ¡Si solo fuera eso! La mano de Harry se posó en su mejilla y le secó las lágrimas que seguían cayendo sin parar.
- Eh...
No llores más, por favor.
Y aquello fue como pulsar un botón mágico que hizo que ella rompiera a llorar, otra vez. Harry volvió a suspirar. Sin saber que narices estaba sucediendo. En su interior latía, cada vez más fuerte, el enfado porque sabía que, de alguna manera o otra, él y Caroline tenían la culpa de las lágrimas de aquella pequeña y frágil chica.
Y aquello fue como pulsar un botón mágico que hizo que ella rompiera a llorar, otra vez. Harry volvió a suspirar. Sin saber que narices estaba sucediendo. En su interior latía, cada vez más fuerte, el enfado porque sabía que, de alguna manera o otra, él y Caroline tenían la culpa de las lágrimas de aquella pequeña y frágil chica.
- Harry...
yo... yo... - empezó a decir Jodie entre sollozos. - Lo siento...
- ¿Qué
sientes? No has hecho nada malo...
- Lo
siento – volvió a repetir ella.
El chico de rizos ya no sabía que hacer, así que simplemente se quedó allí con ella, abrazándola fuerte esperando que así su corazón podría juntar todas las piezas en las que se había roto por su culpa. Sus respiraciones eran lentas y acompasadas. Y sus pensamientos estaban lejos, muy lejos de allí.
*
Louis interrumpió la escena que estaba teniendo lugar en el pasillo sin tan siquiera ser consciente de ello. Se encontró a Harry y a Jodie abrazados y cuando se separaron ella ya no lloraba a pesar de que era totalmente obvio que lo había estado haciendo. El mayor optó por no preguntar nada aunque sí se prometió a sí mismo que averiguaría que estaba pasando.
El chico de rizos ya no sabía que hacer, así que simplemente se quedó allí con ella, abrazándola fuerte esperando que así su corazón podría juntar todas las piezas en las que se había roto por su culpa. Sus respiraciones eran lentas y acompasadas. Y sus pensamientos estaban lejos, muy lejos de allí.
*
Louis interrumpió la escena que estaba teniendo lugar en el pasillo sin tan siquiera ser consciente de ello. Se encontró a Harry y a Jodie abrazados y cuando se separaron ella ya no lloraba a pesar de que era totalmente obvio que lo había estado haciendo. El mayor optó por no preguntar nada aunque sí se prometió a sí mismo que averiguaría que estaba pasando.
Cogió
a Jodie de la cintura y empezó a hablar con su peculiar alegría
sobre temas que realmente no tenían mucha más importancia pero
servían de distracción. Y así, Louis agarrando a Jodie por la
cintura y ésta cogiendo fuerte mano de Harry, que les seguía en
silencio, salieron al exterior de los estudios dónde los demás les
esperaban.
Los
chicos tenían ganas de salir todos juntos aunque fuera a cenar ya
que les sabía mal haber dedicado tan poco tiempo a sus invitadas
aquella noche pero Jodie no tenía muchas ganas.
- Estoy
bien, de verdad. Sólo necesito descansar. - insistió la chica. - Id
vosotras. - añadió mirando a sus amigas. - Ya me contaréis que
tal.
- ¿Estás
segura? - volvió a preguntar Sam, a lo que la pequeña asintió.
Ambas se sonrieron y se dieron un tierno abrazo. - Descansa y sonríe.
- Eso
haré.
Todos se despidieron de Jodie tristemente y con promesas de verla pronto, excepto Harry quién se había ofrecido a llevarla a casa en su coche. Cuando las despedidas cesaron, la pareja que seguía sin ser pareja se puso camino hacia el coche con paso lento. Harry le pasó la mano por la cintura a Jodie y la atrajo hacia sí, intentando reconfortarla con su presencia. El chico dudó de sí era una buena idea, debido a todo lo que estaba sucediendo en su vida y a la de gente que podría verle teniendo en cuenta dónde estaban, pero se dio cuenta de que sí que era una buena idea cuando vio a Jodie sonreír, aunque solo fueran un par de segundos.
Todos se despidieron de Jodie tristemente y con promesas de verla pronto, excepto Harry quién se había ofrecido a llevarla a casa en su coche. Cuando las despedidas cesaron, la pareja que seguía sin ser pareja se puso camino hacia el coche con paso lento. Harry le pasó la mano por la cintura a Jodie y la atrajo hacia sí, intentando reconfortarla con su presencia. El chico dudó de sí era una buena idea, debido a todo lo que estaba sucediendo en su vida y a la de gente que podría verle teniendo en cuenta dónde estaban, pero se dio cuenta de que sí que era una buena idea cuando vio a Jodie sonreír, aunque solo fueran un par de segundos.
Una
vez en el coche el silencio reinó durante gran parte del trayecto
pero no porque no tuvieran nada que decirse, que lo tenían, sino
porque ninguno de los dos sabía cómo decirlo. Harry conducía con
una tranquilidad y serenidad digna de un conductor experto y por
ello, a veces, se permitía el lujo de desviar la mirada de la
carretera y observar a Jodie, quién miraba por la ventana. Tenía
los ojos rojos y sorbía por la nariz, llorando silenciosamente. Al
chico de rizos le entristecía verla así y, para hacerla sentir
mejor, posó su mano derecha en el muslo de ella. No era un gesto
sexual, ni mucho menos. Era uno amigable, un gesto que decía: “Eh,
estoy aquí por si me necesitas, no te olvides.” Jodie sonrió ante
aquel gesto como agradecimiento pero no dijo nada.
Así
pues después de casi veinte minutos de trayecto en silencio, cuando
llegaron a la puerta de la casa de Jodie, y Harry estacionó el coche
se aventuró a hablar él primero:
- Lo
siento. - Jodie le miró interrogativa, sin entender a que venía
aquella disculpa. - Por hacerte llorar, digo.
La
pequeña soltó una carcajada sin poder evitarlo y aquello
desconcertó a Harry. ¿Qué era tan gracioso? Porque llorar no lo
era...
- Si
supieras la de veces que he llorado por tu culpa... deberías pedirme
perdón hasta el día del juicio final. - dijo ella provocando un
suspiro de Harry.
- Lo
tendré en cuenta. - añadió simplemente él. Y los dos se volvieron
a quedar en silencio. - ¿Vas a contarme lo que te pasa? - volvió a
hablar él.
- Es
complicado. - susurró Jodie.
- Bueno
eso no lo puedo saber porque no sé que es: si me lo cuentas y,
realmente, es complicado entre los dos podemos encontrar una
solución.
Jodie
miró a Harry a los ojos y sonrió sin poder evitarlo. Aquel chico
era tan encantador. No se merecía nada malo. No se lo merecía. Y
ella, si le contaba lo que tenía en mente en aquel momento, le
destrozaría. ¡Qué irónica es la vida! Ella, una chica corriente,
era capaz de destrozarle la vida al mismísimo Harry Styles. El
problema es que ella no quería hacer eso, no le gustaría tener que
hacerlo.
Llevaba
tiempo reflexionando sobre qué hacer y había llegado a la
conclusión de que si Harry se acababa enterando de todo y, sobre
todo, de que ella lo sabía... jamás la perdonaría porque aquello
era un asunto demasiado delicado como para guardarlo en un cajón
para siempre. Pero también sabía que si se lo decía, no importaba
cuando o cómo, sería un duro palo para él.
- Estoy
intentando encontrar una solución que no termine con un corazón
roto – volvió a susurrar ella. - Pero parece que por más que lo
intento... no existe esa solución.
- ¿Un
corazón roto? Oh, no... ¿Eddie se ha enfadado contigo por mí? ¿O
Caroline te ha dicho algo que no debería?
- Nada
de eso, Harry.
- ¿Entonces?
Jodie
cogió aire, sabiendo que en algún momento o otro debía contarle lo
que estaba sucediendo, y cerró los ojos. Pensó que si no le veía
quizá sería más fácil decirlo. Estuvo unos segundos así: con los
ojos cerrados, en silencio, pensando. Y Harry la observaba sin
perderse detalle. “¿Qué sería aquello tan complicado?” se
preguntaba para sí.
- ¿Jodie?
La
chica abrió los ojos y le vio. Se había quitado el cinturón y se
había girado ligeramente, para hablar bien con ella. Sus grandes
ojos verdes la observaban expectantes, sus rizos caían libremente
cubriendo gran parte de su cara y sus manos repiqueteaban, nerviosas,
sobre sus piernas. “¿Cómo era posible que alguien teniéndole a
él necesitara alguien más?” se preguntó Jodie. Volvió a
suspirar.
- Harry...
- empezó a decir intentando buscar las palabras adecuadas. - Yo...
no sé como decirte esto pero debo hacerlo.
- ¿Qué?
¿Decirme qué?
- Caroline
te está siendo infiel con un compañero de su trabajo. - susurró.
En
el mismo segundo que sus palabras salieron por su boca se arrepintió
de haberlas dicho. Podría haber usado otras palabras, dar un
rodeo... no hacía falta ser tan directa. Pero a lo hecho, pecho. O
eso suelen decir. Y aquello ya estaba hecho.
Harry
se quedó helado al escuchar esas palabras y su cerebro se negaba a
procesarlas. La mandíbula se le había desencajado y los ojos se le
habían abierto de par en par. Y el silencio que reinaba en el coche
fue interrumpido por una sonora carcajada. Parecía que le habían
contado el chiste más gracioso del mundo y Jodie no podía creerse
que el chico se estuviera riendo como si nada. Levantó una ceja.
- Venga
ya, Jodie. - dijo Harry entre risas. - Estás de coña, ¿verdad?
Caroline nunca haría eso.
- No,
Harry. - rebatió ella muy seria. Debía admitir que, en el fondo, le
dolía que se lo hubiera tomado así. Podía sonar cruel pero hubiera
preferido que él se hubiera quedado destrozado y ella tuviera que
consolarle antes que él confiara tanto en Caroline como para poner
en duda su palabra. - Lo digo totalmente en serio.
Harry
miró a Jodie y vio su semblante serio. Entonces su mente procesó
aquellas palabras: “Caroline te está siendo infiel”, “Lo digo
totalmente en serio”. Y su risa cesó. Frunció el ceño y torció
la boca. No, no. No podía ser cierto. Cerró los ojos un segundo,
intentando borrar aquellas palabras de su mente, y cuando los volvió
a abrir estaban anegados de lágrimas pero no podía permitirse
llorar.
- ¿Cómo
sabes tu eso? - preguntó a media voz.
- Me
lo ha dicho alguien hoy en el programa... - susurró Jodie. - Lo
siento, Harry.
- No,
no lo sientes. - dijo de repente. - A ti ya te ta bien que sea
verdad.
- ¿Qué
estás diciendo, Harry? ¡Me preocupas! ¡Y claro que siento que ella
sea una puta que no sabe apreciarte como te mereces! - Jodie había
alzado un poco la voz, cansada de que quedar siempre como la mala.
Ella solo quería salvarle, como él había hecho con ella miles de
veces aún sin saberlo.
- ¿Te
preocupo yo o te preocupa que no esté contigo? - le recriminó
Harry. No quería creer que Caroline le estaba poniendo los cuernos,
no podía creerlo.
- ¿¡Tú
estás tonto o qué te pasa!? - se quejó Jodie. - ¿¡Tú te crees
que si no me importaras hubiera estado llorando por lo que te ha
hecho esa zorra!? ¡Vamos Harry, que me ha afectado más a mí que a
ti!
- ¡Es
que no ha hecho nada! Caroline me quiere, ¿vale? ¡Me quiere! - esta
vez fue Jodie la que soltó una sonora carcajada.
- ¿¡Quieres
quedarte ahí sentado negando lo evidente!? ¡Pues vale, quédate!
¡Por mi perfecto! - aquello no estaba saliendo muy bien, se suponía
que ella debía consolarle y él debería estar montándole la escena
a Caroline. - ¿¡Cuántas veces te ha puesto excusas tontas para no
ir a verte, cuántas veces se ha comportado de manera extraña,
cuántas veces te ha devuelto un “te quiero” o una sonrisa!? -
suspiró.
Abrió
la puerta del coche y se bajó rápidamente, no sin antes mirar una
vez más al chico de rizos que seguía negándolo todo. Sus ojos
estaban rojos y las lágrimas amenazaban con caer en cualquier
momento y a Jodie se le partió el corazón en mil pedazos al verle
así. Pero alguien debía quitarle la venda de los ojos a Harry,
aunque doliera. ¡Y lo peor de todo es que, en el fondo de su
corazón, él lo intuía desde hacía mucho! Y todos lo sabían...
incluso él.
- Sigue
engañándote a ti mismo, como lo hace ella. Así las cosas te van
muy bien. - susurró ella antes de cerrar la puerta.
- ¿¡Y
tú que sabes!? - gritó él con rabia.
La
puerta ya se había cerrado y, probablemente, Jodie no le habría
escuchado. La vio marcharse corriendo hacía el interior de su casa.
Le dio un golpe fuerte al volante del coche con las manos y se quedó
allí, en su coche aparcado en la calle, solo con su rabia, dolor y
decepción.
*
Una
vez ya en el interior de su casa Jodie se recostó en la puerta
cerrada y se dejó caer al suelo. ¿Por qué narices no habían
intentado superar aquel obstáculo juntos? Se suponía que había
algo entre ellos, por poco que fuera, y que iban a estar allí
siempre. Y tampoco entendía que Harry se pusiera de parte de
Caroline. Es obvio que sentía cosas por ella, es su novia, y habían
compartido miles de cosas juntos pero... últimamente las cosas no
eran igual entre ambos y él lo sabía. ¿A que venía el numerito de
“Caroline y yo somos súper felices y tu quieres fastidiarnos”?
Suspiró. Quiso creer, y en parte no se equivocaba, que a nadie le
gusta que le pongan los cuernos.
Lo
que sí que estaba claro es que aquello no podía quedarse así.
Harry no le había creído cuando se lo había contado y había
preferido pensar que su novia era una santa. Necesitaba hacerle ver
que las cosas no eran así, tenía que romper la burbuja en la que
Harry se había metido para protegerse a él mismo aunque significara
acabar haciéndole daño. Volvió a suspirar. Lo último que quería
era hacerle daño a Harry... pero la realidad, a veces, suele ser muy
dura y cruel. Y la realidad de Harry era eso y mucho más.
Sacó
su teléfono del bolsillo de su pantalón con las manos temblorosas y
los ojos aún empañados con lágrimas. Acto seguido buscó en la
agenda un número en concreto y pulsó la tecla de llamada. Sonaron
tres o cuatro timbrazos antes de que le respondieran al otro lado de
la línea.
- ¿Si?
¿Jodie? ¿Sucede algo?
- Louis...
- dijo ella entre lágrimas. - Necesito tu ayuda.
Mery xx.