15 dic 2012

You belong with me; Capítulo treinta.

¡TRAIGO OTRO CAPÍTULO! YUUUUUUUUUUUUUUUUUUJU. El número treinta.
Bueno, he de decir que ahora empezaré los exámenes otra vez y tengo que acabar el trabajo de recerca... así que intentaré escribir y colgar pero no sé si será posible.
Respecto a este capítulo he de decir que me pidieron escenas Hodie, y yo también tenía ganas de escribirlo, así que nada... espero que os guste mucho.
Ah, y va acompañado de una canción que se llama "She's killing me" de A Rocket to the Moon. Es muy adecuada para la relación Jodie-Harry. Aunque en este caso sería de ella hacía él; sería más un... "he's killing me". Pero también se puede aprovechar el significado original puesto que a Harry también le esta volviendo loco esa relación, si es que se le puede llamar así.
Dicho esto... espero que os guste, xx :)

Capítulo treinta: No me hables.
Ni Jodie ni Sam habían sabido nada de su amiga Naomi desde hacía un par de días. Concretamente desde ese día en que ella confesó que se había acostado con Louis. Ambas estaban dolidas y resentidas con ella por varios motivos. Primero: él era uno de sus ídolos y, quieras que no, les daba envidia y rabia. Segundo: Eleanor era su amiga y aunque ella no hubiera obligado a Louis a nada, no debería haberlo hecho. Y tercero: había demostrado no tener corazón diciéndole ciertas palabras a Jodie. Palabras que la pequeña no se podía sacar de la mente. Pero, después de todo, ambas se estaban dando cuenta de que no la echaban de menos. Y seguían con su vida con totalidad normalidad.
Naomi no se molestó en contactar con ellas; quiso alejarse de todo lo que tuviera relación con One Direction y eso, también, las implicaba a ellas. Se dedicó a entretenerse leyendo y trabajando, total, no podía hacer nada más.
Los días pasaron y quedaba un día para el concierto al que Jodie y sus acompañantes podían asistir en calidad de personas importantes. Ella y Sam estaban emocionadas no, lo siguiente. Pero tenían un problema…
-Te sobra un pase… ¿Qué harás con él? – preguntó Sam.
-No lo sé. – Jodie se rascó la cabeza. - ¡Tengo una idea!
-¿Qué? ¡Cuenta!
La pequeña sacó el teléfono del bolsillo y marcó el número de Anne. Un pitido, dos pitidos, tres.
-¿Jodie? – contestó la chica.
-¡La misma! – rió.
-Que sorpresa, no esperaba tu llamada. ¿Cómo estás?
-Estupendamente. – mintió. - ¿Y tú?
-¿Estupendamente? No sé porqué no me lo creo.
-Pues créetelo.
-Lo siento, puede que a ti sí… pero a mí no me engañas. – Jodie suspiró. - ¿Sabes algo de él?
-No, ni quiero.
-Ya, claro.
-¿Por qué me lo cuestionas todo? – rió.
-Te lo he dicho antes: no te creo.
Sam no se enteraba de la conversación puesto que solo escuchaba a Jodie hablar. ¿Qué estaría cuestionándole Anne? Se encogió de hombros. Qué más daba… fuera lo que fuera se acabaría enterando.
-Serás…
-¿Adorable? – la cortó ella.
-No era eso lo que iba a decirte.
-Ya lo imaginaba. – ambas rieron. – Bueno… ¿Y a que se debe tu llamada?
-Ah, eso… Me preguntaba si ibas a ir al concierto de los chicos mañana en Londres…
-¿El de mañana? No. – Jodie sintió que la sonrisa de su amiga desaparecía de su rostro. - Vosotras sí, ¿no?
-Sí, nosotras sí. ¿Por qué no vas?
-No tengo tiempo. – mintió.
-Mientes.
-¡Mierda Jodie! ¿Cómo lo sabes?
-Se te nota en la voz. – rió. - ¿Es por Niall?
-Sí, él me invitó a ir pero me negué. – suspiró. – Se me hace difícil estar cerca de él.
-¡Tócate los huevos! Y a mí de Harry y aquí estoy.
Las dos rieron y Jodie se encogió de hombros. No iba a dejar que un chico, y mucho menos él, le arruinara uno de sus regalos de cumpleaños. No le dirigía la palabra, sería como si él no estuviera, y asunto resuelto. ¡Que le den!   
-No es lo mismo… - empezó a decir Anne.
-Venga, vente con nosotras. Tengo un pase VIP que lleva tu nombre.
-¿En serio?
-¡Claro que sí! – rió. – Ven, disfruta, sé feliz y acércate a Niall que lo estás deseando.
-Eres mala, Jodie.
-Lo sé, pero me quieres. – Anne suspiró, era cierto. Aquella chica se hacía querer. – Te pasamos a buscar mañana a eso de las cinco. ¿Vale?
-Perfecto. ¡Hasta mañana!
-Hasta mañana. – ambas colgaron.
Asunto solucionado. Las tres iban a ir juntas al concierto de los chicos. Ahora solo debía solucionar el minúsculo problema de Harry. Quería y no quería verle. Quería y no quería hablarle. Quería y no quería quererle. ¿Por qué era todo tan complicado? Suspiró. Optaría por la opción más rápida aunque también más dolorosa; Harry había dejado de existir desde aquel preciso momento. O eso quería creer.
El tiempo pasa demasiado rápido cuando no quieres que llegue un momento concreto. Y eso le había pasado a Jodie. Sin darse cuenta se encontraba en el coche de camino al concierto acompañada por Sam, Anne y Dylan –quien gentilmente se había ofrecido a llevarlas-.   
-Hemos llegado. – anunció el chico.
-Gracias por traernos, amor. – dijo Sam dándole un tierno beso.
-Es un placer, princesa. – suspiró y clavó los dedos en el volante. – Pasarlo bien.
Las chicas se bajaron del coche y, a pesar de que en sus palabras no había hostilidad, todas pudieron notar que Dylan estaba molesto.
-¿Qué ha pasado?
Sam entendió lo que Jodie quería decirle y suspiró.
-Nos peleamos. No quería que viniera.
-¿Por qué? – inquirió Anne.
-Cree que me iré con Zayn y le dejaré. – Jodie sonrió. – No entiende que le quiero, Zayn es un amor totalmente platónico.
-Pues parece ser que el señorito Dylan es más celoso de lo que pensábamos. – comentó la pequeña.
-Eso parece.
Divisaron una gran cola de gente y Jodie se sintió algo mal por pasar delante de ellas con todo el morro y un pase VIP colgado al cuello. Las miraban algo mal, pero en el fondo lo comprendió… ella también lo haría si estuviera en la cola. Además pensó que quizá la recordarían por ser la supuesta amante de Harry.
En la puerta había unos cuantos seguratas, de aquellos de dos metros, que al ver los pases de las chicas sonrieron y les abrieron las puertas. Ellas en silencio pasaron guiadas por uno de estos armarios andantes.
Tras caminar por pasillos y demás durante unos diez minutos llegaron a la zona de camerinos. Jodie suspiró. Aquello iba a ser más duro de lo que esperaba.
-¿Preparadas? – susurró Sam.
-No del todo. – dijo Anne resumiendo lo que ambas sentían.
-Sé que lo podéis hacer. – las animó.
El segurata sonrió mientras se paraba delante de la puerta. Picó a ella y dijo con voz grave:
-Chicos… han llegado vuestras invitadas.
Acto seguido todo fue muy confuso y rápido. Se escucharon los gritos de Louis Tomlinson, seguidos de la risa de Niall, y una reprimenda de Simon. Por la puerta apareció Danielle que les abrió con una sonrisa en los labios.  
-¡Qué bien que ya estéis… - empezó a decir. -¡Anne! – gritó.
Las dos chicas se abrazaron y Niall corrió a la puerta. ¿Anne había venido? ¿En serio? Su sonrisa se ensanchó.
-¡Al final has venido!
-Ya ves… - rió. – La pequeñaja que me lía.
-Me alegro de que hayas venido – dijo Niall mirándola.
-Yo también me alegro. – contestó.
Sonrieron. Y las chicas pasaron al camerino. Jodie examinó la sala; ni rastro de Harry. Sonrió. Por lo menos podría disfrutar un poco. Saludaron a todos los chicos y se pusieron a hablar animadamente. Todos estaban muy emocionados; ellos porque era el último concierto, ellas porque verían todo lo que pasaba desde un lugar privilegiado.  
-En breves iremos a hacer las pruebas de sonido – comentó Liam.
-¡Qué emocionante! – dijo Sam entusiasmada. Todos rieron.
-Vendréis, ¿no?
-¿Estás de broma? – esta vez habló Jodie. – Claro que iremos, Zayn.
-¡Bien!
Niall gritó imitando la reacción anterior de Sam y ésta le dio un golpe en el brazo. Todos estallaron en carcajadas sin poder evitarlo. Sam se sonrojó. Después de todo seguía siendo una fan y aquellas cosas la emocionaban.
Justo en aquel momento Jodie divisó una silueta acercarse. Era Harry. Se tensó al verle. Iba con una toalla anudada a la cintura y su cuerpo estaba cubierto de gotas de agua. Se iba secando el pelo con otra toalla, y ni tan siquiera se había percatado de su presencia.
-Eh, chicos sabéis donde está mi…
Levantó la cabeza y vio allí a todas las chicas, incluida a Jodie.
-¡Uh! Ya está aquí el exhibicionista.
-Cállate, Tomlinson. – dijo molesto. – Hola chicas. – saludó después algo más amable.
-Hola – murmuraron.
Se creó cierta tensión en el aire y un silencio demasiado profundo.
-¿Qué querías? – dijo Zayn.
-No encuentro mi móvil. – se excusó encogiéndose de hombros.
-Está en la sala esa donde nos maquillan y eso… encima de la mesa.
-Gracias, Liam.
-De nada.
Harry se marchó y se quedaron allí todos, en silencio.
Poco después se encontraban en las pruebas de sonido. Los chicos ensayaban la mayoría de canciones que cantarían más tarde. Y las chicas, sentadas en plan indio, en un lado del escenario cantaban, reían y bailaban.
Durante todo el rato Harry no apartó la vista de Jodie y ella, algo incomoda, intentaba no devolverle las miradas. ¡Aquel chico iba a matarla! ¿Cómo podía actuar así después de todo lo que le dijo? ¿Y cómo pretendía que ella se resistiera a sus miradas?   
-¡Muy bien chicos, hemos terminado! – anunció Simon.
Las chicas estallaron en aplausos y Louis, Niall y Zayn hicieron una reverencia riendo. Tenía pinta de ser una gran noche. Todas se levantaron rápidamente excepto Jodie que se quedó mirando el inmenso recinto. Iba a ser un concierto muy grande.
Caminaban por los pasillos de vuelta a los camerinos, porque los chicos tenían que prepararse, en pequeños grupos: Eleanor, Louis y Niall iban los primeros, seguidos de Anne, Sam, Zayn  y Liam. Jodie los miraba situada la última en aquella procesión mientras pensaba dónde demonios estaría Harry.
-Jodie… - dijo alguien mientras la cogía del brazo.
Se giró y le vio. ¡Mierda! ¿Por qué a ella? Suspiró y sacudió el brazo para librarse de su agarre.
-Escucha… yo…
-No, no escucho, Harry. – dijo ella.
Siguió caminando por el pasillo seguida muy de cerca por él. Aceleró el paso y llegó a la puerta del camerino. La abrió rápidamente, pasó al interior y la cerró con fuerzas en las narices del chico. Sonrió. Já. Esta vez no iba a ganar él, por muy difícil que le resultara hacerse la dura.
Segundos después Harry abrió la puerta enfadado. Y miró a Jodie, quién le aguantó la mirada. Todos los demás se miraron sin entender nada. Estaba claro que había pasado algo, pero nadie (excepto Sam) lo sabía. Él se acercó bajo la mirada expectante de los presentes y se sentó al lado de ella.
-Jodie… - volvió a susurrar.
-Que no me hables. – respondió ella levantándose.
Él la cogió del brazo otra vez. ¡Debía hablar con ella y explicarle las cosas! No quería estar así; no podía estar así. Y ella no entraba en razones. Suspiró. En parte la entendía ya que él se había pasado de la ralla.
-Por favor… déjame explicártelo. – le pidió.
Ella se giró. Tenía el semblante serio y Harry se asustó. Jamás la había visto así.
-Te lo repito, no me hables.
-Pero yo… - volvió a insistir.
En aquel preciso instante la mano de la chica impactó fuertemente sobre la cara de Harry, quién no podía creer que Jodie acabara de pegarle una hostia. Se tocó con su mano la zona afectada que, aunque él no lo sabía, estaba roja y empezaba a inflamarse.
-Te he dicho que no me hables. – repuso seria ella. Dicho esto se alejó junto a Eleanor y Danielle hacía otro lugar del recinto.

9 dic 2012

You belong with me: Capítulo veintinueve.

Hi there girls! Acabo de terminar el capítulo... como odio no tener tiempo para nada... de verdad. Espero poder hacer un maratón de escribir para no ir tan estresada con los capítulos. No me gusta escribir uno y tener que subirlo rápido. Siento que con la prisa de tener que subirlos me quedan peor. Pero bueno... este capítulo tiene más escenas tensas, y el siguiente ya ni os cuento (no está escrito, pero sé lo que pasará, es lo que tiene ser la autora jeje).
Pues nada, este capítulo tiene como canción una de Taylor... *redoble de tambores*
WE ARE NEVER EVER EVER GETTING BACK TOGETHER. 
Y nada... ya veréis que por fin el personaje que debía marcharse, se marchará... así que creo que ya está todo dicho.
Enjoy it!! <33


Capítulo veintinueve: Deslices y relaciones complicadas.
Esa misma tarde, poco después de que Louis se marchara de aquella manera de casa de Naomi, se habían reunido las tres amigas en casa de Sam.  Hacía tiempo que no estaban las tres juntas por diferentes motivos: Jodie estaba estudiando y  triste por el tema Harry, Naomi no hacía otra cosa que intentar liarse con Louis y Sam vivía su feliz vida de enamorada con Dylan.  
Pero después de todo allí se encontraban, otra vez, dispuestas a compartir una tarde de confesiones como solían hacerlo antes. Se sentaron todas en la alfombra de color azul de la habitación de Sam rodeadas de cojines y comida y allí se pasaron toda la tarde hablando.
-Y bueno… con Dylan qué, Sam, ¿todo bien? – preguntó Jodie.
La pequeña estaba contenta de poder alejarse de todo su drama personal por lo menos durante unas horas. Luego, cuando volviera  a casa, seguiría sumida en sus pensamientos sobre lo idiota que podía llegar a ser Harry.
-Genial. La verdad es que muy bien. – sonrió la aludida.
-¿En serio? ¡Me alegro! Es la relación más larga que has tenido nunca. – rió la pequeña.
-Cállate idiota.
-Se te ve feliz. – comentó Naomi.
-Lo soy. – la rubia cogió una patata frita.
-Que suerte chica…
Jodie rodó por la alfombra. A ella le gustaría ser feliz con su príncipe azul. Pero se estaba dando cuenta de que su adorado príncipe se estaba destiñendo. Quizá no era tan príncipe como ella pensaba, quizá era más un ogro. Pero un ogro guapo, añadió para sí.
-Serás tonta, tú también puedes ser feliz. – Sam le tiró un cojín. Jodie puso los ojos en blanco. – Si te olvidas del rizos.
-Mira… mira… ni me hables de ese impresentable.
-¿Qué ha pasado? – inquirió Naomi.
-Hemos discutido. – resumió la pequeña. No quería hablar del tema. Pero sus amigas se lo sonsacarían, estaba segura.
-¿Tengo que llamar a Dylan para que le pegue?
-No Sam, gracias.
-Pero… cuéntanos mujer, somos tus amigas. Queremos ayudarte.
-Veréis... Harry se presentó en mi casa esta tarde, después de comer, más o menos. Y había cierta tensión en el aire. No me preguntéis como, pero sabía que íbamos a discutir…
Jodie les contó todo lo sucedido a sus amigas, con pelos y señales. Sam y Naomi no habrían imaginado nunca algo como aquello y mucho menos habrían imaginado que él podía ser tan cruel si se lo proponía.
-Que te diga que está con ella y que tienes que aceptarlo lo entiendo… - empezó a decir Sam. – Yo también te lo he dicho. Pero de ahí a que te diga que es igual de inalcanzable como antes de que lo conocieras… me parce de capullo total.
-Totalmente. – admitió Naomi.
-No pienso dirigirle la palabra nunca más.
Sam no estaba segura de que aquella afirmación se cumpliera. Jodie perdía el culo por Harry y todos lo sabían. Incluido él. La chica resopló. ¿Cómo podía ser tan estúpido? Algún día Harry y ella iban a tener una larga conversación.
-Sam, y tu tema con Zayn… ¿qué? – preguntó Naomi.
-Ah… - musitó. – Bueno, no sé, normal.
-¿Qué es normal? Hace mucho tiempo que no te veo cerca de él.
-Eso es un normal. Se supone que tengo novio. No puedo andar correteando por ahí con una superestrella. No quiero salir en las revistas y que Dylan mate a Zayn por algo que no existe.
-¿Cómo que no existe? ¿Has visto como te mira? – rió Jodie.
-No seas idiota. Me mira con los ojos. Y punto.
-Qué cabezota eres. Se nota que eres rubia.
-¿Y eso que tiene que ver, enana? – rió.
-Nada. – Jodie le tiró otro cojín a su amiga.
Naomi lo observaba todo en silencio. Con aquel panorama amoroso tan deprimente, ¿cómo iba a contar ella lo suyo? ¿Y cómo se lo iban a tomar sus amigas? Suspiró. Ella necesitaba contárselo a alguien y poder tener consejo. Saber qué hacer.
-Chicas… - empezó.
-¿Si? – preguntó Sam untando un palito de pan en la nocilla.
-Necesito contaros algo.
-Dispara. – la animó Jodie.
-No sé por dónde empezar… es difícil de explicar para mí.
-Empieza por el principio, suele ser efectivo. – rió la rubia.
-Idiota.
-Sí, lo que tu digas, pero cuenta. – apresuró Jodie.
Naomi suspiró profundamente. Ya no había vuelta atrás. Debía contárselo. Eran sus amigas, seguro que la entenderían y le darían consejo. O eso era lo que ella esperaba.
-Louis y yo nos acostamos hace un par de días. Y hoy casi vuelve a pasar.
-¿¡QUÉ!?- gritó Jodie.
-Pues eso… quedamos un día, en su casa, cuando los chicos no estaban… y bueno, no sé cómo pasó. Pero pasó. Y hoy nos habíamos citado con la intención de repetirlo pero ha dicho que no podía hacerle eso a Eleanor y no sé qué.
-¡Normal! Eso debería habértelo dicho el primer día. – Sam abrazaó a un cojín y resopló.  -¿Y ahora qué?
-Dice que no puede volver a verme. No por lo menos para “darme lo que quiero” – las últimas palabras las dijo imitando su voz y haciendo unas comillas con las manos.
-Me cago en todo… Naomi te avisé. ¡TE AVISÉ! – gritó la pequeña.
-¿¡Y qué quieres que le haga!? ¡LA CULPA ES SUYA POR PONERLE LOS CUERNOS A SU NOVIA!
-Pero tú eres la otra. – musitó. Esa situación le sonaba. La única diferencia es que ella se había tirado a Louis y ella solo se había llevado un beso misericordioso por parte de Harry. – Pobre Els.
-¿Os vais a poner de su parte? – preguntó Naomi algo molesta.
-No si te parece. Eres tu quien la cagas y te vamos a defender. – contraatacó Sam.
-Pero… sois mis amigas.
-Y Els, desde hace unos meses, también es amiga nuestra. DE LAS TRES. Pero ya veo lo que respetas a las amigas… - musitó Jodie.
-¡YO NO OBLIGUÉ A LOUIS! – gritó.
-Ya, pero igualmente te lo has tirado. Y seguramente hayas jodido su relación.
-Por favor… Louis no era la primera vez que se tiraba a otra.
Eso era cierto. Jodie recordaba la charla con Eleanor en la que ella le contó que eran ambos como espíritus libres que a veces tenían necesidades más allá de su relación. Y ahora lo entendía todo. Louis era el espíritu libre, ella solo lo aceptaba porque le quería. Pero parecía que al final el pajarito que siempre había sido libre quería volver a su casa, donde le gustaba estar.   
-Te lo dije… ¿o no? – volvió a repetir.
-Sí. Lo dijiste. Pero ya está hecho el mal.
-¡Ni que lo jures!
-Jodie, quieres dejar de hablarme así. – levantó más la voz.
-¿¡Y QUÉ COÑO QUIERES QUE TE BAILE EL AGUA POR TIRARTE A LOUIS!?
-AH, CLARO TU ESTÁS CELOSA PORQUE NO TE HAS TIRADO A HARRY. YA LO VOY PILLANDO.
“¡Será gilipollas! ¡Otra como Harry!” pensó. Los ojos se le empañaron y unas tímidas lágrimas cayeron por sus mejillas.
-Naomi, tú y yo hemos terminado. – se levantó de la alfombra. – Eres como él. Un ser sin escrúpulos arruina vidas.
Se encaminó hacia la puerta, despidiéndose con una sonrisa de Sam, dándola a entender que entre ellas no había ningún problema.
-Y que sepas que me pondré de parte de Els, ella no se merecía esto. – suspiró. – Búscate la vida, y arréglatelas tu sola, a mi no me busques más.
Sam y Naomi se quedaron allí discutiendo sobre el tema. Y la cosa no acabó como la mediana esperaba. Sam también se posicionó del lado de Eleanor. Estaba de acuerdo en que no había hecho las cosas bien, pero las amigas se apoyan, ¿no? Pues parecía ser que no. Cuando Naomi se marchó de casa de Sam, enfadada, se dio cuenta d que no quería volver a saber nada más de Louis Tomlinson, ni de One Direction.
A unos cuantos kilómetros de allí Harry estaba tumbado en su cama pensando mirando al techo. Se sentía como un idiota por haberle dicho esas cosas a Jodie, cosas que en realidad no pensaba. Bueno, quizá sí, pero no exactamente. Él no quería quererla, él quería querer a su novia pero cada día le resultaba más difícil.
Se revolvió en la cama y tiró el cojín al suelo. “Styles, intentas arreglarlo y cada vez la jodes más. Vas a necesitar ayuda”, pensó. ¡Eso era! ¡Ayuda! Sí, sus cuatro amigos le ayudarían a encontrar una solución satisfactoria. En breves sería el concierto en Londres, el último, y Jodie y sus amigas tenían pases VIP. Sería la oportunidad de oro para hablar con ella y explicarle la situación que tanto daño les hacía a ambos. Sonrió. Quizá la suerte estuviera de su parte y, por una vez, le salieran las cosas como estaban planeadas.
En otro lugar de la ciudad una pareja arreglaba sus diferencias de manera civilizada. Eleanor ya intuía que su novio no se había portado muy bien aquellos días y creía adivinar el motivo. Otro pequeño desliz del señor Tomlinson. Suspiró. ¿Cuántas veces iban ya? No lo sabía. Había perdido la cuenta. Pero parecía que las palabras de arrepentimiento de Louis eran sinceras, más que las otras veces. Se lo notaba en los ojos.
-De verdad, Els, que lo siento muchísimo. Me he dado cuenta de que te quiero… - suspiró. – Quiero decir… me he imaginado como lo pasabas tú, y como lo pasaría yo si tu hicieras lo que hago yo y no he podido soportarlo.
-Louis, no te tortures más. Sé que estás arrepentido. Y lo más importante, sé que me quieres.
-¿Me perdonas, otra vez?
-Sí. Te perdono. – Eleanor abrazó a Louis, que tenía los ojos llorosos.
Estaba muy arrepentido. Arrepentido como jamás se había sentido antes. Y se había dado cuenta de que lo único que valía la pena en su vida, aparte de su trabajo, era ella. Eleanor suspiró. Si sus amigas lo sabían volverían a decirle lo mismo: “Louis está jugando contigo, se ríe de ti en tu cara, como siempre lo ha hecho.” Y ella no quería creerlas. Quería intentarlo de verdad. Pero, esta vez, se iba a curar en salud. Porque siempre es mejor prevenir que curar.
-Louis, te perdono pero es la última vez. Debes prometérmelo. – él asintió. – No sé si a la siguiente podría perdonarte, otra vez.
-Te prometo que no habrá próxima vez. Quiero empezar de nuevo y tratarte como siempre te has merecido. Seré lo que tú quieras que sea, haré todo lo que necesites que haga. – Eleanor sonrió. Este Louis era el del que ella se había enamorado y que sus amigas no eran capaces de ver. – Quiero que seas feliz.
-Soy feliz si estás conmigo. Soy feliz si me dices que vamos a empezar de cero. Soy feliz, Louis, porque me quieres.   
Fue entonces cuando empezó el verdadero cuento de hadas en el que ambos eran los protagonistas.