Capítulo veinticinco; La fama tiene un precio, y extras añadidos.
Un par de días después
entre medio de todos los líos mediáticos aún quedaba tiempo para el amor, y
sobraban las ganas de quererse. El amor estaba en el aire aunque no siempre era
correspondido y eso daba lugar a situaciones tensas. Pero de todas maneras, ya
fuera entre amigas o entre parejas, estaba ahí y eso era lo que hacía que el
tema de la prensa se quedara un poco apartado. Aunque estaba más o menos
solucionado; tanto Danielle como Eleanor confirmaron que las cuatro chicas eran
amigas suyas y que a raíz de ellas conocieron a los chicos y que simplemente
mantenían una cordial relación de amistad entre ellos. El único problema era la
odiosa manía de los periodistas de intentar remover las cosas y meter el dedo
en la llaga del supuesto triangulo amoroso de Harry Styles. Aquello era un
asunto peliagudo que, todavía, tenía que arreglar el chico de rizos; no quería
que Jodie estuviera molesta y menos que se sintiera mal por su culpa, pero a la
vez no quería enfadar a su novia y que ésta acabara cortando con él. Pero
probablemente todo el amor que se respiraba en el aire le ayudara a aclararse
la mente y a saber que tenía que hacer.
Una bonita mañana de abril
de uno de sus días libres, Louis se encontró con un sonriente y coqueto
irlandés en el baño. Tenía unos cuantos botes de laca y gomina esparcidos por
toda la estancia a la vez que se arreglaba el pelo tarareando una de las
canciones que saldrían en el nuevo disco. Louis sonrió al verle así, hacía
tiempo que no estaba tan contento y, el veinteañero, creía saber la razón de su
felicidad; el amor.
-¡Qué guapo estás,
Nialler! – gritó.
El rubio pegó un bote ya
que no se había percatado de la presencia de su amigo y después rió. Louis y su
extraña costumbre de aparecer cual fantasma en los sitios.
-Gracias por tu halago,
pero la próxima vez intenta no darme esos sustos. – rió.
-¿Sabes? Intentaré no intentarlo.
-Eres odioso.
-¿Sabes? Intentaré no intentarlo.
-Eres odioso.
Louis se acercó a su amigo
y le colocó el pelo de una manera más informal. Sonrió. Y luego cogió una
colonia de su estantería.
-Ponte esta. – dijo
tendiéndole el bote. El rubio lo miró no muy convencido. – Hazme caso, a Anne
le gustará.
Niall enrojeció al
escuchar el nombre de la chica y acto seguido cogió el bote que su amigo le
ofrecía aunque no muy convencido.
-Créeme, esa colonia es
como un imán de chicas. A Eleanor le encanta. – rió. – Y creo que a Naomi
también. ¡Le gusta hasta a Harry! Triunfarás… créeme.
-O sea que me convertiré en un rompecorazones gracias a tu magnífica colonia – le siguió el juego el irlandés.
-Algo así.
-O sea que me convertiré en un rompecorazones gracias a tu magnífica colonia – le siguió el juego el irlandés.
-Algo así.
El rubio rodó los ojos y
empezó a recoger todo lo que había en el baño bajo la atenta mirada de Louis
que parloteaba sin parar sobre su colonia y los efectos que tenía en las
chicas. Cuando terminó de recoger las cosas salió por la puerta del baño y se
dirigió a su cuarto seguido de un insistente Louis que seguía hablando
alegremente.
-Entonces… ¿has quedado
con ella? – preguntó el veinteañero.
-No exactamente. He quedado con tu novia y con Danielle. – explicó Niall mientas miraba la ropa de su armario.
-¿Con mi novia? Cuidadito, Horan, que llevas la colonia que las vuelve locas… A mi Els la dejas como está – rió acercándose.
-No exactamente. He quedado con tu novia y con Danielle. – explicó Niall mientas miraba la ropa de su armario.
-¿Con mi novia? Cuidadito, Horan, que llevas la colonia que las vuelve locas… A mi Els la dejas como está – rió acercándose.
Niall le dio una colleja a
su amigo sin dejar de reír. Louis no tenía remedio, pero era un buen amigo que
justo en ese preciso instante le estaba eligiendo la ropa que se iba a poner
ese día. Le sacó del armario una camiseta de color rojo y unos tejanos
gastados.
-¡Vas a enamorarlas a
todas! ¡Hazme caso! – dijo Louis dando palmadas entusiasmado al ver como le
quedaba el modelito.
-Eres un exagerado.
-No dirás lo mismo cuando Anne caiga rendida a tus pies. – le sacó la lengua.
-Eres un exagerado.
-No dirás lo mismo cuando Anne caiga rendida a tus pies. – le sacó la lengua.
Niall salió de la
habitación haciéndole un corte de mangas a su amigo mientras sonreía
alegremente. Le gustaba la idea de que Anne admitiera, de una vez por todas,
que seguía enamorada de él y era por eso que hoy, después de pensarlo durante
mucho tiempo, le iba a pedir salir en una cita. Parecía que el tiempo no había
pasado, que ella no se había marchado, tenía mariposas en la tripa y estaba
demasiado nervioso; como la primera vez que se lo pidió. Trató de calmarse
recordando las palabras de ánimo que le habían dado sus amigas las cuales iban
a ser sus cómplices hoy. Aunque probablemente cuando Anne se enterara quisiera matarlos
a los tres, pero debían intentarlo. El plan era el siguiente; Niall se había
ofrecido a llevar a las chicas a hacer unas compras al centro comercial, y
durante la mañana se separarían en dos grupos; Danielle con Eleanor y Niall con
Anne.
-¡Nialler, baja ya!
¡Acaban de llegar mi novia y Danielle! – gritó Louis.
-Ya voy, ya voy. – respondió el irlandés.
-Ya voy, ya voy. – respondió el irlandés.
Bajó a toda prisa las
escaleras, de dos en dos, y llegó al recibidor en un segundo. Allí se
encontraban las dos chicas sonrientes, se acercó a saludarlas dándole dos besos
a cada una; primero a Danielle y después
a Eleanor.
-Umh… Hueles a Louis. –
murmuró la chica cuando se separó de él.
-Le he dejado mi colonia – explicó el veinteañero sonriendo.
-Me gusta mucho esa colonia.
-Lo sé.
-Le he dejado mi colonia – explicó el veinteañero sonriendo.
-Me gusta mucho esa colonia.
-Lo sé.
Ambos se abrazaron y se
dieron un tierno beso. Al final tendría razón Louis y la famosa colonia iba a
ser un imán para las chicas. Niall sonrió satisfecho y se quedó pensando si con
Anne también funcionaría aquella super colonia atrapa chicas. Bueno, tampoco
quedaba mucho tiempo para comprobarlo. Se despidió de Louis y los chicos con un
ruidoso grito y salió hasta al coche para esperar a que las chicas salieran.
Estaba impaciente por verla, y eso era más que evidente.
-Ya estamos aquí – dijo
Eleanor subiéndose al asiento trasero junto a Danielle.
-Si que habéis tardado, ¿no? – preguntó el irlandés.
-Si que habéis tardado, ¿no? – preguntó el irlandés.
El rubio arrancó el coche
y se puso en camino a casa de Anne quien estaba esperando a que la fueran a
recoger. Aunque es posible que se llevara una sorpresa puesto que no esperaba
que fuera el irlandés quién condujera el coche. Mientras el coche divagaba por
las calles de Londres, Danielle llamó a su amiga para decirle que se esperara
en la puerta de su casa que estaban a punto de llegar. No sin antes soltar la
noticia bomba:
-Ah, por cierto, viene
Niall. Adiós.
Y sin dar tiempo a que la
chica, que se había quedado sorprendiera, respondiera colgó.
No tardaron mucho en pasar
a recoger a su amiga, la cual se sentó en el asiento del copiloto porque no le
quedaba más remedio. Las chicas empezaron a parlotear sobre lo que querían
comprarse y las tiendas que querían visitar pero a media conversación Niall
desconectó por completo. No le entusiasmaba ir de compras, pero había aceptado
solo para poder estar cerca de Anne. Él la miraba de reojo de vez en cuando ya
que no podía quitar la vista de la carretera, aunque a veces le resultaba
difícil.
Llegaron al centro
comercial enseguida y aparcaron el coche en uno de los sótanos que tenía el
propio edificio aunque a Niall le gustaba más aparcar el coche en los parkings
exteriores, pero de aquella forma llamarían menos la atención. Y la discreción
era primordial si quería pasar un día agradable junto a Anne. Caminaron con
tranquilidad hasta la zona comercial donde se vieron rodeados de gente y de
tiendas. Danielle y Eleanor estaban entusiasmadas por ir a miles de tiendas y
probarse infinidad de conjuntos; realmente eran las únicas que estaban
interesadas en comprar algo puesto que habían obligado a Anne a ir para que se
animara un poco y Niall se había ofrecido simplemente para poder pasar el día
con la chica a la que quería.
-Yo no quiero ir a haceros
de perchero – dijo Anne haciendo pucheros.
-Pues no vengas, creo que nos podremos apañar – rió Danielle.
-¿Y si no voy, qué sugieres que haga? – preguntó su amiga.
-Niall tampoco quiere venir, él solo es nuestro chofer por un día. – esta vez habló Eleanor. – El centro comercial es grande, ir a dar una vuelta.
-Pues no vengas, creo que nos podremos apañar – rió Danielle.
-¿Y si no voy, qué sugieres que haga? – preguntó su amiga.
-Niall tampoco quiere venir, él solo es nuestro chofer por un día. – esta vez habló Eleanor. – El centro comercial es grande, ir a dar una vuelta.
La chica miró al irlandés
el cual le sonrió ampliamente tendiéndole la mano en señal de invitación a
perderse por aquel centro comercial. Era como una invitación a una cita; una
cita silenciosa e improvisada pero, al fin y al cabo, una cita. Era una
invitación amable y cariñosa a pasar un tiempo juntos, los dos solos, que falta
les hacía para aclarar sus sentimientos.
-¿Qué propones hacer,
irlandesito? – preguntó ella.
-¿Te hace una bolera?
-Será mil veces mejor que aguantar a estas dos cambiándose de ropa cada dos minutos. – los dos rieron.
-¿Eso es un sí?
-Por supuesto.
-¿Te hace una bolera?
-Será mil veces mejor que aguantar a estas dos cambiándose de ropa cada dos minutos. – los dos rieron.
-¿Eso es un sí?
-Por supuesto.
Así quedó la cosa; Niall y
Anne iban a matar el tiempo en la bolera y Eleanor y Danielle iban a fundirse
las tarjetas de crédito en las tiendas. Pero antes de que cada uno fuera por su
lado decidieron irse a tomar un café juntos y también acordaron que se
llamarían cuando hubieran acabado sus compras para irse a casa. Se sentaron en
unas mesas que había formando una especie de isla al lado de una cafetería que
se encontraba en medio de una gran plaza; como si fuera un oasis en el
desierto. Aquello era el oasis del descanso en el mundo de las compras, donde
podías sentarte a descansar y tomarte lo que te apeteciera. Pidieron dos cafés
con leche para Niall y Danielle, uno solo para Anne y un té para Eleanor junto
a un surtido de pastas variadas que ofrecía aquella cafetería. De repente,
mientras esperaban a que les trajeran lo que habían pedido, vieron que un grupo
de chicas adolescentes estaban mirando en su dirección mientras se tapaban la
boca con las manos.
-Oh, oh. El rubio empieza
a llamar la atención. – dijo Eleanor riendo.
-Sabía que esto pasaría… – se lamentó él al ver la mueca de Anne, a la cual no le gustaba mucho aquella situación.
-No te preocupes, es normal. – le tranquilizó Danielle. – Cuando salgo por ahí con Liam ocurre exactamente lo mismo. Y muchas veces hasta con gritos incluidos.
-A veces, las fans, son muy apasionadas. – volvió a decir Eleanor.
-Y que lo digas. – afirmó el chico.
-Sabía que esto pasaría… – se lamentó él al ver la mueca de Anne, a la cual no le gustaba mucho aquella situación.
-No te preocupes, es normal. – le tranquilizó Danielle. – Cuando salgo por ahí con Liam ocurre exactamente lo mismo. Y muchas veces hasta con gritos incluidos.
-A veces, las fans, son muy apasionadas. – volvió a decir Eleanor.
-Y que lo digas. – afirmó el chico.
El grupo de chicas se
acercó a la mesa donde estaban ellos sentados y Niall se levantó cortésmente a
recibirlas con una sonrisa en los labios. Realmente no le apetecía tener que
estar haciéndose fotos y firmando autógrafos, especialmente cuando quería tener
un poco de vida privada o mejor dicho vida amorosa, pero la fama tenía un
precio que pagar y era estar dedicado al ciento diez por ciento con tus
seguidores. Las chicas estaban más que nerviosas por encontrarse a su ídolo tan
inesperadamente y se turnaban para hacerse fotos mientras él les intentaba dar
conversación para hacerlo todo más ameno. A veces resultaba difícil porque la
única reacción de las chicas era decir cosas como: “Oh dios mio, eres Niall
Horan.” El irlandés miraba a Anne de vez en cuando que rodaba los ojos
exasperada y molesta. Obviamente entendía a aquellas chicas puesto que Niall
era un chico guapísimo y adorable pero por otra parte le frustraba no poder
estar sentada en un bar como lo hacían antes, sin tener a nadie que fuera a
pedirle fotos.
-¿Cómo te llamas? – le
preguntó Niall a una chica morena.
-Me llamo Christina. – contestó ella nerviosa.
-Encantado Christina.
-Me llamo Christina. – contestó ella nerviosa.
-Encantado Christina.
Acabó de firmar el
autógrafo de aquella chica con mucho gusto y después de hizo una foto con ella.
Y volvió a mirar hacia la mesa donde sus tres amigas esperaban pacientemente.
Fue entonces cuando las fans reconocieron a las acompañantes de Niall. Un par
de ellas se acercaron a la mesa para poder hablar con las novias de sus ídolos.
-Tú eres Danielle, ¿no? –
preguntó una chica.
-La misma.
-Oh dios… - la chica se pasó las manos por el pelo y se pudo notar su claro nerviosismo. – Eres increíble. – Danielle rió ante su comentario para tranquilizarla.
-Muchas gracias, de verdad.
-No las tienes que dar. En todo caso te las tengo que dar yo.
-¿Tú? ¿Por qué?
-Porqué… - la chica se secó los ojos llorosos, y suspiró. Estaba muy emocionada de haberse encontrado con ellos allí. – Porqué yo estoy enamorada de Liam, platónicamente claro está, y tú podrías pensar que estoy molesta contigo por ser su novia… pero es todo lo contrario, te estoy muy agradecida por hacerle feliz. En serio; muchas gracias.
-La misma.
-Oh dios… - la chica se pasó las manos por el pelo y se pudo notar su claro nerviosismo. – Eres increíble. – Danielle rió ante su comentario para tranquilizarla.
-Muchas gracias, de verdad.
-No las tienes que dar. En todo caso te las tengo que dar yo.
-¿Tú? ¿Por qué?
-Porqué… - la chica se secó los ojos llorosos, y suspiró. Estaba muy emocionada de haberse encontrado con ellos allí. – Porqué yo estoy enamorada de Liam, platónicamente claro está, y tú podrías pensar que estoy molesta contigo por ser su novia… pero es todo lo contrario, te estoy muy agradecida por hacerle feliz. En serio; muchas gracias.
Danielle no pudo decir
nada a aquella chica, que lloraba desconsoladamente la emoción, simplemente la
abrazó y le dio un beso en la frente en un intento de agradecerle sus palabras
de cariño.
-Eres un amor de chica.
Estoy segura de que algún día conocerás a Liam y podrás decirle lo mucho que
significa para ti. – le dijo secándole las lágrimas.
Después de que la chica se
calmara ambas se hicieron una foto y Danielle le prometió que le contaría a
Liam aquello para que viera la cantidad de buenas fans que tenía. So pareció
contentar a la chica que se fue sonriente después de haber tenido aquel
encuentro con su ídolo y sus acompañantes.
Cuando el ambiente se
relajó y se sentaron para tomarse los cafés hablaron de aquello como una
anécdota bonita y graciosa que les hacía felices. Eleanor y Danielle vieron que
tenían el apoyo de muchas de las seguidoras del grupo de sus novios, y eso las
hacía muy felices. Y Anne se dio cuenta de que la fama tenía cosas malas pero
también cosas muy buenas.Muchos besos,
Mery Da Font xx!