Capitulo quince; Batidos, cookies, y demás en Milkshake City.
Las chicas llevaban cerca de una semana sin verse, y las vacaciones de navidad estaban llegando a su fin. Necesitaban verse y explicarse las cosas o simplemente relajarse antes de que volviera a empezar la pesante rutina del instituto y las universidades. Se llamaron entre ellas y decidieron que irían a tomarse algo a Milkshake City donde hacían unos batidos que les encantaban.
Se encontraron en el sitio de siempre; en el parque que quedaba a pocas calles de la casa de Jodie, que vivía casi en el centro. El suelo estaba húmedo la cual cosa no les sorprendió demasiado y el viento soplaba suavemente. Caminaron por las calles, que a pesar del frío, estaban llenas de gente y de coches. Jodie iba mirando en el móvil la página web del sitio a donde iban para ver si había nuevos batidos para probar; y encontró algo que le hizo sonreír. Un batido que se llamaba “One Direction” el cual llevaba los ingredientes que más les gustaban a los chicos.
-¡Yo lo quiero probar! – dijo Naomi mientras se paraba en un semáforo.
-¡Y yo también! – rió Sam. – Tiene que estar muy bueno.
-Yo me pediré mi batido; chocolate y mocca. – esta vez fue Jodie la que habló.
-No seas sosa, prueba el batido de One Direction. – dijo Sam riendo.
-Ni de coña – se negó ella.
-Lo probarás, quieras o no. – concluyó Naomi.
La puerta de Milkshake City estaba al otro lado de la acera; sólo tenían que esperar a qué el semáforo se pusiera en verde y cruzar la calle. Aquel semáforo tardaba años en cambiar y las chicas empezaron a desesperarse. Normalmente no había mucha gente en aquel establecimiento pequeño y de barrio pero parecía ser que aquel día estaba lleno de vida. El semáforo cambió y empezaron a cruzar la calle; la puerta del establecimiento estaba muy cerca y pudieron distinguir las siluetas de la gente que se encontraba en el interior.
Iban hablando de los batidos y de las cosas que habían vivido dentro del recinto. Habían pasado muchas tardes allí, y alguna vez que otra se habían encontrado con alguna superestrella que estaba pasando la tarde tomándose un batido. No sabían porqué pero aquel sitio, y sus batidos, atraían a los grandes personajes de la música y la televisión como Olly Murs, Ed Sheeran o los propios One Direction.
Naomi puso la mano en el pomo de la puerta y la abrió suavemente mientras pasaba hacia el interior seguida de Jodie, y Sam. No se percataron de la gente que había ni mucho menos de que algunas personas las estaban mirando.
-Yo quiero comerme una cookie – dijo Jodie cual niña pequeña mientras se quitaba el abrigo.
-Siempre estás pensando en comer, enana – rió Sam.
-¿Y qué? – ella le sacó la lengua – Las cookies están buenas.
-Jodie tiene razón – exclamó otra voz dentro del establecimiento. Si aquello no fuera completamente imposible las tres jurarían que era la voz de Louis Tomlinson.
Levantaron la vista, buscándole, y lo encontraron sentado en una mesa con Niall, Eleanor y Harry. Se les veía muy sonrientes a todos sobre todo al irlandés y al propio Louis. Se quedaron petrificadas en la puerta del establecimiento… ¿No había más sitios en Londres? Jodie suspiró; juraba no hacerle caso y lo tenía hasta en la sopa. Que mala pata. Sam sonrió; a ella no le importaba encontrárselos. Y Naomi observó a Eleanor atentamente. Era guapísima y se veía, claramente, que Louis era feliz con ella.
-Pues claro que tengo razón – añadió Jodie como si encontrárselos allí fuera la cosa más normal del mundo.
Louis se levantó de la silla, se acercó hacia ellas bajo la mirada de todos los presentes (los de la mesa, y ellas) y se colocó en medio de Naomi y Jodie. Extendió los brazos y las abrazó a las tres añadiendo unas escandalosas palabras de bienvenida.
-Nosotras también nos alegramos de verte – rió Sam.
-¡Venir a sentaros con nosotros! – propuso Niall.
-No hace falta de verdad…- dijo Naomi mirando a Eleanor y a Harry. – No queremos ser molestia.
-Tranquila, por nosotros no lo digas. No sois molestia. – sonrió Eleanor.
-Pues no se hable más – dijo Louis acercándose a la mesa y poniendo tres sillas que se encontraban cerca.
Aquel chico no tenía remedio; si se le metía algo entre ceja y ceja tenía que ser aquello y no había discusión posible. Así que sonrieron cortésmente y se sentaron en las sillas. Louis las había colocado a conciencia entre Harry y Eleanor; y con un poco de suerte le tocaría a Jodie al lado del ricitos… o ya se encargaría él de eso. La apuesta ya estaba en marcha desde el segundo en que aquellas chicas entraron en el establecimiento. Y además de jugarse un desnudo delante de las fans, se jugaban también su orgullo y su honor como cupidos.
-Chicas os presento a mi novia; Eleanor. – dijo Louis evitando que ellas se sentaran.
Eleanor que ya estaba al corriente de la apuesta y conocía muy bien a su chico empezó a saludar a las chicas de manera estratégica para que a Jodie no le quedara otro remedio que sentarse al lado del ricitos. Ella sonrió satisfecha hacia su novio que le devolvió la sonrisa mientras hacía un símbolo de victoria que iba dirigido a Niall.
-Qué casualidad encontrarnos aquí, ¿no? – comentó Niall riendo.
-La verdad es que sí – admitió Sam.
-No tenéis que esconderlo; lo sabemos todo – dijo Louis muy serio.
-¿Qué es todo para ti, Louis? – preguntó Jodie.
-Pues todo es todo. ¿Ves que fácil? – le sacó la lengua. Y todos rieron.
-Me encanta porque tú sabes cosas que ni nosotras sabemos – rió Naomi.
-Nunca cuestiones a Louis – Harry habló por primera desde que las chicas habían llegado. – Es listo, y tiene muchos contactos.
-Exacto. Hazza ya ha aprendido la lección. – todos rieron una vez más.
-¿Y que se supone que sabes? – preguntó Sam.
-No lo neguéis, no es casualidad que nos hayamos encontrado aquí. Sé que nos habéis propuesto seguirnos a todas partes.
Las tres chicas rieron. Louis era realmente como un niño pequeño y ahora jugaba a ser detective. ¿Ellas seguirles? Puede que el día de la entrevista sí que se lo hubieran planteado, pero precisamente aquel día no. Ellas solo querían disfrutar de los últimos batidos del año.
-No todo el mundo gira al vuestro alrededor, famosillo – dijo Sam intentando que pareciera una recriminación pero una risa traicionera le estropeó el teatro.
-Sí, sí… Pero sigues aquí sentada con nosotros, rubita – le siguió el juego el chico.
-Porque eres tan extremadamente cabezota que sí tú dices algo se tiene que hacer eso. – rió Naomi.
-Eso es cierto – la apoyó Eleanor.
-¿Ves? – le sacó la lengua.
-Puede que sea cierto – rió él.
-Puede no, es cierto – comentó Niall.
-Voy a pedirme un batido, ¿queréis algo? – dijo Jodie levantándose.
-Sí. Ya sabes que queremos – le dijo Sam guiñando el ojo.
-¿Lo que veníamos hablando por el camino?
-Sí, eso. – asintió Naomi. – Trae dos, y tu lo que quieras. Luego te lo pagamos.
-Vale. Ahora vengo, chicos.
Se levantó y se acercó al mostrador donde estaba Marta, la camarera. Le pidió dos batidos “One Direction”, uno de mocca y chocolate para ella y una cookie. La chica se puso de inmediato a preparar el pedido y Jodie esperó pacientemente apoyada en la mesa del mostrador. Pasaron un par de minutos y ella de vez en cuando miraba hacia la mesa; en aquella tierna escena veía lo que siempre había soñado pero aún todo aquello le parecía extraño. Cerró los ojos y los volvió a abrir para ver si aquello era un espejismo o, peor aún, un sueño. Pero allí seguían aquellas personas con las que iba a compartir la última tarde de las vacaciones de navidad.
-Ten, Jodie. Lo que has pedido. – dijo la camarera entregándole una bandeja con el pedido.
-Gracias Marta – sonrió ella sin dejar de mirar a la mesa.
-No me las des. Ah…y pasarlo bien con los chicos…– Iba a añadir algo más pero no dijo nada; no hacía falta.
-Se intentará – se limitó a decir Jodie riendo.
-¿Cómo que se intentará? Tienes a tu ricitos ahí, esperándote, ¡a por él! – Marta rió. Siempre las había oído fantasear sobre aquellos cinco chicos durante horas y horas.
-Mi ricitos, como tú dices, tiene el corazón ocupado – suspiró ella tristemente.
-Vaya. – murmuró Marta – Jodie, no tires la toalla; la vida da muchas vueltas.
-Eso dicen… Pero si fuera tan fácil, créeme que no desistiría. – concluyó Jodie acercándose con la bandeja de los pedidos en las manos.
La conversación estaba muy animada cuando Jodie llegó hasta la posición donde se encontraban sus amigas, dejó la bandeja en la mesa y se sentó. Acto seguido bajo la atenta mirada de todo el mundo repartió el pedido; un batido de One Direction para Sam, otro para Naomi, y para ella un batido y una cookie.
-¡Anda, nuestro batido! – rió Louis. - ¿A que esta bueno?
-Sí, mucho – dijo Naomi probándolo.
-Las bolitas azules son mis preferidas – comentó Niall.
-¡Pues están ricas! – rió Sam.
-Lo sé. – afirmó el rubio. – Por eso son mis preferidas.
-Oye, Jodie...
-Dime Louis. – respondió ella.
-¿Porqué no te has pedido tu uno igual? – preguntó riendo.
-No me gusta mucho cambiar, ¿sabes? Soy un poco… rara. Y me gusta mi batido de mocca y chocolate; esta rico.
-Seguro que no tanto como el nuestro – comentó Harry integrándose en la conversación.
-¿Quieres probarlo? – dijo ella acercándole el vaso. “Mierda, se suponía que no le iba a hacer caso” pensó. Pero ya no había marcha atrás.
El chico asintió con una sonrisa y cogió el vaso. Todos miraban la escena; Sam y Naomi atónitas ya que aquello no era, precisamente, pasar de él. A su vez Niall y Louis sonreían satisfechos, y Eleanor miraba la escena con tranquilidad. Jodie contemplaba a Harry que cada vez tenía el vaso más cerca de sus labios.
-¿Te importa si te le quito la tapa y bebo sin la pajita? – preguntó él riendo. – No me gusta beber con la pajita, parezco un niño pequeño.
-Como quieras – dijo ella sonriente. – Mientras luego me devuelvas el vaso.
-Tranquila, luego será todo tuyo.
Harry, con todo tipo de calma, le quitó la tapa al vaso y la dejo bocarriba en la mesa. Apartó la pajita hacia un lado del vaso y se dispuso a beber. Cuando separó el vaso de su boca todos vieron que se había manchado la parte de arriba de los labios. Él también se dio cuenta y se relamió para limpiarse. Volvió a tapar el vaso y se lo entregó a Jodie.
-¿Qué? ¿A que esta bueno? – preguntó ella.
-Sí. Mucho. – afirmó él.
-Ahí lo tienes, Señor Tomlinson – rió Jodie.
-Pues algún día me pediré uno así. – sonrió él. – Os haré caso a Harry a ti.
-Me parece perfecto – contestó la chica.
Se quedaron unos minutos en silencio. Niall sonreía. El plan estaba en marcha y había empezado con buen pie; puede parecer poca cosa pero compartir un batido es un gran paso. Aunque había cosas totalmente desconocidas para ellos como la charla que mantuvieron en el baño de la revista. Entre los cinco chicos, en aquel momento, era el único secreto vigente. Y Harry quería seguir manteniéndolo ya que no lo consideraba importante. Pero a veces las noticias vuelan y lo más posible es que los chicos se enteraran por culpa de otra boca.
-¿Y cómo os van las cosas? – preguntó Niall.
-A mí me van bastante bien, la verdad. – admitió Sam.
-Eso es una excelente noticia. – esta vez habló Louis. - ¿Y vosotras chicas alguna novedad?
-Por mi parte; ninguna – rió Jodie.
-Y yo… - empezó a decir Naomi sin estar segura de si debía continuar la frase. – Voy a empezar a trabajar en la revista dónde fuisteis a hacer la entrevista después de las clases de la universidad.
-¡Vaya, que bien! – dijo Eleanor ilusionada por la chica. – Es una excelente oportunidad, felicidades.
-Gracias. – sonrió ella.
-Pues ya te iremos a visitar – añadió Louis. – Que tu amigo, el camarero… ¿Cómo se llamaba? ¿Peter? ¿Piero?
-Pierre – le ayudó Jodie.
-Eso, Pierre. Me invitó a tomarme lo que quisiera.
-Menuda memoria tienes tú para lo que te interesa, eh… - dijo Niall.
-No lo sabes tú bien…
Todos los presentes estallaron en una carcajada, como ya era habitual. Pero Naomi se quedó pensando en Pierre. Le echaba de menos y sólo se habían visto dos veces… pero aquello iba a cambiar puesto que ahora se verían todos los días en la revista. Sonrió inconscientemente bajo la atenta mirada de Louis que se preguntaba que estaría pensando ella.
-¿Y vosotros qué tal? – preguntó Jodie intentando desviar el tema.
-De maravilla. ¿No nos ves? – rió el irlandés.
-Ya te veo, siempre igual de guapo – ella rió junto a él. Niall le caía bien. Era muy simpático.
-Se intenta.
-Pues lo estas consiguiendo.
-¿Y tú, Harry, qué tal? – preguntó Sam. - ¿Todo bien? – no dijo nada más puesto que todos sabían a qué se refería la rubia.
-Sí. Todo bien, solucionado. Gracias por preguntar – respondió él sonriendo.