Capítulo diez; ¿¡Qué quieres que me desfigure la cara!?
La pequeña Jodie volvió a la cafetería y se incorporó a la conversación que estaba centrada en el concierto en el que coincidieron hacía una semana aproximadamente. Todo el mundo estaba sentado en el mismo sitio que antes pero Caroline se había sentado entre medio de Harry y Louis. Ella sonreía con autosuficiencia y hablaba como si estuviera sacada de otro mundo. Así era ella; tan fantástica, tan estupenda, tan perfecta para él.
-Fue una gran noche – comentó Liam. – Lo más divertido fue cuando Louis le quitó el walkie talkie a Simon.
-¡Fue muy divertido! – exclamó el aludido - ¿Os acordáis como me decía “Louis devuélveme eso que no es para jugar”?
-Y tú, como siempre, no le hacías caso – rió Zayn.
-Para mí lo mejor fue cuando… ¿Dylan? ¿Se llamaba así el chico de seguridad? – preguntó Harry.
-Sí, Dylan. – afirmó Sam.
-Cuando él abrió la puerta que vosotras veníais detrás… y estábamos Louis y yo boca abajo en el sofá.
-¡Lo mejor fue ver vuestras caras! – añadió Niall.
-¿Tan mala cara pusimos? – preguntó Naomi.
-Os quedasteis atónitas – rió Louis.
-Hombre… ¿cómo te quedarías tu si vas a ver a tu cantante favorito y te lo encuentras con un walkie talkie y boca abajo en un sofá? – rió Jodie.
-Visto de esa manera… - todos rieron.
-Si es que tenéis unas ocurrencias… - comentó Caroline. Se produjo un silencio un poco incómodo.
-Ya deberías saber cómo son – contestó Liam.
-Lo sé, Liam. – rió la presentadora de televisión. – Son cómo dos niños pequeños.
-Pero somos felices – dijo Louis sacando la lengua.
Naomi rió; le gustaba Louis. Mucho. Y más cuando actuaba así porque le hacía ver lo normal y genial que eral. Porque le demostraba que era natural, y que así era él en su vida diaria. Louis Tomlinson el chico veinteañero con espíritu adolescente.
-¿Y para vosotras, cuál fue la mejor parte de aquella noche? – preguntó Zayn mirando a Sam.
-Para mí fue… - comenzó a decir la rubia.
-¡Déjame adivinar! – saltó de repente Louis. - ¡Cuando conociste al cachas guapo de seguridad!
Zayn fulminó con la mirada a Louis que empezó a reírse descontroladamente. Sam se sonrojó, cierto era que había sido una de las mejores partes de la noche pero ella iba a decir el momento en que estuvo a solas con Zayn aunque no sabía si era lo correcto decirlo. Así que sólo rió y negó con la cabeza.
-No fue esa; aunque tengo que decir que fue una de las mejores partes de la noche.
Zayn sonrió entre aliviado y tenso; por una parte estaba contento de que no hubiera sido ese el mejor momento de la noche para Sam. Pero por otro lado la misma chica había reconocido que también fue importante para ella conocer al chico. Aquel tal Dylan tenía pinta de ser boxeador o algo parecido, y es que siendo guardia de seguridad… tenía que haberse machacado en el gimnasio. Y lo peor de todo; se había ganado el corazón de aquella chica rubia. El joven de ascendencia paquistaní no sabía exactamente cómo ni cuándo pero Sam le había hechizado de una manera especial. Puede que sólo fuera un capricho o puede que aquella sensación fuera más intensa de lo que él creía. Pero por el momento él sólo quería verla sonreír, y si fuera posible pasar un buen rato junto a ella. Aunque él sabía que el joven guardia de seguridad llamado Dylan no permitiría que aquello pasara.
-Pues para mí la mejor parte de la noche fue cuando… Espera, déjame que piense. – rió Naomi. – Sí, creo que fue cuando cantasteis “Moments” delante de nosotras, que me acuerdo que Jodie lloraba como una madalena.
-Es que la canción es muy bonita – susurró la aludida.
-Pues sí. Es una de mis canciones favoritas – volvió a hablar Naomi.
-¿Y para ti Jodie, cual fue el mejor momento de la noche? – preguntó Louis.
Harry sonrió pensando que ella diría que fue cuando Liam se marchó dejándolos solos. Pero ella no dijo nada, se quedó pensando y se encogió de hombros.
-Fue una noche muy mágica, no puedo quedarme con un momento en concreto.
-Que bonito ha quedado eso – rió Liam. – Pero a mí no se me olvidará nunca la cara que pusiste cuando te dije que Niall y Harry estaban hablando de ti.
Bingo. Tema clave. Ella se sonrojó. Y Niall sonrió ampliamente puesto que aún mantenía lo que había dicho aquella noche.
-¿Hablasteis de ella? – preguntó Caroline curiosa.
-Sí. – afirmó Harry. Su novia lo miró con cara de pocos amigos. – Estábamos Niall y yo hablando y él sacó el tema.
-Vaya – sonrió falsamente la presentadora. – Que afortunada eres, Jodie.
-Lo sé, no todo el mundo podrá presumir de que el guapísimo Niall Horan empezó a hablar sobre mí. – iba a añadir “con Harry Styles” pero se calló para no darle el gusto de oír su nombre pronunciado por ella al chico de rizos que tenía sentado al lado.
A Harry se le borró la sonrisa de la cara. No iba a decir nada, no había nada que decir. Pero aquello no iba a quedar así.
-¿Y qué dijeron? – inquirió Caroline.
-No lo sé. Pregúntales a ellos. – respondió de la manera más cordial posible.
-Yo le dije a Harry que ella era muy guapa y que ambos harían buena pareja – sonrió él irlandés.
Jodie se ruborizó y Harry aprovechó el momento. Se acercó a la chica y le pasó el brazo por los hombros pegando sus caras; mejilla con mejilla sin dejar de sonreír. Ella estaba atónita. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? Harry era bipolar. Y Jodie lo estaba comprobando en aquel mismo momento.
-¿Hacemos o no hacemos buena pareja? – preguntó él riendo.
-¡Y tanto! – dijo Sam. – Sois la pareja del año.
-Apoyo esa idea Sam – rió Louis mirando a Caroline.
-Ya veo los titulares; “Jodie y Harry; la pareja más perfecta del año.” - rió Zayn.
-No veas tú tantos titulares, Zayn – apuntó Caroline bastante malhumorada.
-¿Por qué? Hacen buena pareja – dijo Naomi riendo inocentemente.
-Porqué no habrá titulares de ningún tipo – contestó la presentadora.
-¿Y tú que sabes? – inquirió Sam. – Hacen buena pareja y todo puede pasar.
Todos los chicos sabían que Caroline se estaba enfadando, y Harry no podía salir en su defensa cómo siempre hacía cada vez que los chicos hacían comentarios para molestarla. Él debía actuar como si entre ellos no hubiera nada; lo había negado cuatro veces aquella tarde y ahora no podía salir con la sorpresa y menos delante de aquellas tres chicas. Harry deseó que a su novia no le diera un impulso de celos inexplicable que hiciera que se descubriera todo el pastel. Pero por desgracia aquello no fue así y su novia tuvo que estropearlo todo con tan solo seis palabras.
-Porque Harry y yo estamos saliendo.
Perfecto. La fantástica y maravillosa presentadora de televisión había metido la pata hasta el fondo. Harry resopló. Y a Jodie aquello le sentó como una patada en el culo. Se apartó de él. Y miró a la presentadora que sonreía con aquellos aires de superioridad. Todos los chicos miraron a Harry que estaba atónito en su silla.
-¿Qué? – preguntó entonces Jodie.
-¿Te lo repito, monina? ¿O quieres que te haga una demostración gráfica? – le contestó ella burlonamente.
-No, déjalo. Creo que lo he entendido – repuso ella intentando calmarse.
Harry se levantó de la silla; pálido, y sin decir nada. Y salió de la cafetería seguido de su novia. No fueron muy lejos puesto que se escuchaban los gritos desde allí. Él no paraba de recriminarle cosas, y ella ponía excusas tontas.
-¿¡Por qué no podías estarte callada por una vez!? – preguntó él histérico.
-¿¡Y que querías que hiciera!? ¿¡Qué escuchara como todos decían lo bien que os iría si fueseis pareja!? – gritó ella.
-¿¡Y tú no puedes entender que ella es una fan; y tu mi novia!? No entiendo porqué te pones así por tonterías.
-¡Si sólo fuera una! ¡Pero es una tras otra, Harry! Entiéndeme – le pedía ella.
Todos estaban callados escuchando la pelea entre aquel chico adolescente y la presentadora de televisión que no tenía pinta de acabar muy bien. Las tres chicas estaban perplejas por lo que acababan de oír, y los chicos no se creían que Harry estuviera discutiendo con su amada, Caroline Flack.
-¿Qué te entienda? – preguntó él subiendo más la voz. - ¿¡Y quién me entiende a mí, Caroline!?
Ella no le respondió. No tenía argumentos para hacerlo; y lo sabía. Así que se calló y esperó a que él dijera todo lo que tenía que decir.
-¡Ellas forman parte de mi trabajo, por favor! ¡No seas cría! ¡Yo soy lo que soy gracias a ellas, y son una parte importante de mi vida pero lo que parece ser que no entiendes es que te quiero a ti; sólo a ti! ¿¡No lo ves!?
-¡Ya sabes lo que pienso de ellas! ¡Y me pongo negra sólo de pensar que tienen su habitación llena de fotos con tu cara! – dijo ella.
-¿¡Y qué quieres que haga!? ¿¡Me desfiguro la cara!? ¡No, espera. Mejor aún! ¡Me cuelo en sus casas y les arranco los posters! Caroline… por favor.
-Da igual, Harry. Ya lo hablaremos cuando estés más calmado. – repuso ella bajando la voz.
-¡Genial, estupendo! Ahora quedo yo como el insensible, el que siempre está enfadado y gritando. Me parece perfecto. – se cabreó más él.
-¡Yo no he dicho eso!
-¡Pero lo piensas, que es peor! – resopló. – Vete Caroline, no quiero seguir discutiendo. Ya te llamaré más tarde.
-Harry… - empezó a decir ella.
-¡Ni Harry, ni hostias! – se intentó calmar un poco- Me acabas de decir que me calme, pues contigo aquí no puedo. Así que por favor; vete. Luego te llamo. Adiós, Caroline.
-Adiós, Harry.
Fue lo último que se escuchó allí. Y los chicos empezaron a cuchichear en la cafetería. Harry llegó poco después de que la puerta de la revista se cerrara tras la presentadora de televisión. Se sentó allí con cara de pocos amigos, y todo seguía en silencio. Aún resonaban en todo el edificio sus gritos. Nunca nadie había visto tan enfadado al pequeño Harry pero es que aquella vez su novia se había pasado de la raya.
-Jodie, ¿quieres que le pida una tila a Pierre para ti? – preguntó Naomi.
-¿A quién? – dijo Louis al momento.
-Al camarero – repuso la chica.
-¡Vaya, ya te sabes su nombre! – Louis sonó algo molesto.
-Sí, y el tuyo también me lo sé. ¿Quieres verlo? – rió ella, y antes de que pudiera decir nada añadió – Louis William Tomlinson.
-Naomi – murmuró Jodie. Su amiga hizo un sonido gutural a modo de respuesta – Te lo agradecería mucho si me fueras a pedir la tila.
-¡Ahora mismo voy! – dijo ella.
-¡Voy contigo! – añadió Louis levantándose de la silla.
Se levantaron los dos, y Naomi le dijo que iba a por una tila no al fin del mundo, y que no se iba a perder; pero Louis insistió en ir con ella. Pierre estaba limpiando la barra cuando vio que aquella encantadora chica se acercaba, otra vez con la super estrella de la música pegada a ella. ¿Qué pasaba, no podía moverse ni dos centímetros sin que aquel chico estuviera a su lado? “Así no hay manera de hablar con ella tranquilamente” pensó para sí.
-Pierre, ¿me pones una tila? – preguntó ella sonriente.
-Claro, ahora mismo. – contestó él con un acento francés bastante marcado.
Así que el tal Pierre era francés. Interesante. Louis observó la escena con mucha parsimonia; las miradas entre el camarero y la chica, las sonrisas… No se perdía detalle.
-¿Qué ha pasado? – preguntó Pierre sirviendo la tila en una taza.
-Discusiones de enamorados – contestó Louis rápidamente. – No te preocupes, no es nada.
-Vaya. Espero que se arregle pronto. – puso la tila en la barra y la chica la cogió.
-Gracias, Pierre. Luego cuando nos vayamos a ir vengo y te lo pago todo.
-No hace falta mujer, invita la casa – sonrió él.
-¡Vaya, que amable! – dijo Louis irónicamente. – Tendré que venir más veces a que invite la casa.
-Cuando quieras puedes venir – Pierre intentó ser cortés.
-Lo tendré en cuenta.
-Louis, por favor… - murmuró la chica.
-¿Qué? No he dicho nada malo. – miró al chico y añadió. - ¿O sí?
-No, no. Nada malo.
-¿Lo ves, Naomi? Si es que soy un ángel caído del cielo – rió él. – Dame anda, voy a llevarle la tila a Jodie que debe estar subiéndose por las paredes.
Le cogió la taza de las manos y empezó a encaminarse hacia la mesa no sin antes canturrear un “no tardes que te vamos a echar de menos”.
-Menudo personaje – murmuró Pierre.
-Es divertido. Con él nunca te aburres. – rió ella.
-Parece que lo conocieras de toda la vida.
-En cierta manera, es como si así fuera. – se quedaron mirándose unos segundos.
-¿Vendrás más veces por aquí? – preguntó él finalmente.
-Puede; no lo sé.
-Dime que vendrás, por favor. Pero si lo haces… sin ángeles caídos del cielo. Gracias – ambos rieron, y la chica se despidió con la promesa de volver desangelada.