25 abr 2012

You belong with me; Capítulo diecinueve.

Por fin subo otra vez. Voy a recobrar el horario normal; miércoles y sábados. ¿Vale? Porque sino esto es un lío... hahaha (:
En este capítulo empiezan las ñoñerías cursis que se que os gustan a todas, y nada ... que espero que lo disfrutéis mucho. Bueno... y sí que tiene canción la que "toca" Niall en el capítulo. Una canción preciosa de mi querídisímo pelirrojo Ed Sheeran <333  Os la dejo aquí;
Kiss me - Ed Sheeran. ( http://www.youtube.com/watch?v=MXL8BEPl-Nw )

Capítulo diecinueve; Ella no lo sabrá jamás.
La repartición de habitaciones estaba hecha y parecía que nadie estaba aparentemente contento con esa distribución excepto Louis.
El irlandés hizo ruta por el pasillo con las chicas para dejarlas en sus habitaciones correspondientes. La más cercana era la de Harry; allí dormiría Jodie. Abrió la puerta y se encontró al chico de rizos plácidamente dormido. Parecía un ángel. Ella lo miró sonriente; tenía cara de no haber roto un plato en su vida. Y era probable que no lo hubiera hecho, pero había roto otras muchas cosas.
-Harry… Harry… ¡despierta!
-Louis, no quiero dormir contigo… Si has tenido una pesadilla ves a despertar a Liam. – murmuró el chico sin abrir los ojos.
-No soy Louis. – rió el irlandés. – Échate para un lado y haz sitio en la cama.
-Tampoco quiero dormir contigo. – las chicas rieron un poco más clamadas del desfase de su fiesta aquella noche.
-¿Y con Jodie?
-Con Jodie, sí. Pero está de fiesta. – la pequeña de ojos verdes se puso roja al oír aquello, y Niall sonrió.
-Te equivocas, está en tu habitación ahora. Y necesita un sitio para dormir.
Harry abrió los ojos y se revolvió en la cama más nervioso de lo habitual. Se incorporó un poco y observó su habitación oscura. Y entonces allí las vio a ellas; Sam, Anne, y Jodie. Las dos primeras sonreían ampliamente y le saludaban con la mano. Y Jodie, la chica con la que él quería dormir aquella noche, estaba mirando al suelo. Ni él mismo sabía por qué pero le apetecía demasiado hacerle un hueco en su cama aquella noche, así que sin pensárselo dos veces se echó a un lado y le dio unos golpecitos al sitio que había dejado vacío.
-Lo dicho, Jodie… Tú te quedas aquí. – dijo Niall dirigiéndose hacia la puerta.
-Hasta mañana – murmuraron las chicas cuando se fueron detrás del irlandés.
-Buenas noches – dijo Harry a modo de despedida.
La ruta de las habitaciones siguió. La siguiente parada era la habitación de Zayn. A Sam le temblaban las piernas; tenía novio, y le quería, pero iba a pasar la noche con su amor platónico. Junto a él en una habitación sólo para los dos. Niall sonreía de oreja a oreja puesto que después de dejar a Sam allí tendría tiempo para hablar a solas con Anne; si es que estaba en condiciones de hablar. No quería presionarla ni nada, lo único que quería era volver a conquistarla.
La puerta de Zayn estaba entornada y parecía que dentro había movimiento. Eso era una ventaja, así no tenía que despertarle. Al abrirla del todo pudieron comprobar que Zayn estaba sentado en la cama con el móvil entre las manos. El chico levantó la vista y les vio allí.
-Hey, ¿Qué hay? – saludó él.
-Nada, te traigo compañía – dijo el irlandés.
-¿Y eso?
-No hay sitio suficiente para todas las chicas para dormir… Sam se quedará contigo esta noche. – Niall le guiñó el ojo, pero ninguna de las dos chicas lo vio.
-Por mi ningún problema. Si ella quiere, claro – rió Zayn.
-¿Estas de broma? Prefiero dormir aquí que con el loco de Louis – se apresuró a decir Sam.
-Asunto solucionado. Anne y yo nos vamos a dormir también. – concluyó el rubio.
-Vale.
-Hasta mañana – se despidió Anne.
Solo quedaban ellos dos; Niall y Anne. Caminaban en silencio por el pasillo; él haciendo ver que no sabía nada, y ella haciendo ver que nada había pasando entre los dos. Ella suspiró cansada de fingir, y él miró a otro lado. Pasaron a la habitación en silencio… pero ese silencio duraría más bien poco.
Un par de puertas hacia la derecha, en el interior de la habitación, se encontraban Danielle y Liam. La pareja perfecta. No tenían problemas; y se querían. Su relación era apoyada por todo el mundo, y aunque se veían poco aprovechaban todos los momentos que tenían para ellos; como esa noche. Cierto era que Danielle estaba bastante borracha, pero a él no le importó. La acogió en sus brazos, y disfrutó de su compañía.
Estaban los dos medio estirados en la cama, apoyados contra una de las paredes, abrazados. Ella tenía su cabeza apoyada en el pecho de Liam, y él le pasaba la mano por el pelo suavemente.
-Vaya noche más movidita… - dijo ella.
-¿Qué ha pasado? – preguntó él para reconfortarla.
-Eleanor se ha deprimido por Louis, Jodie estaba un poco triste por Harry, y luego Anne y su tema con Niall… que ya sabes que es intocable. Se ha puesto como una fiera.
-Sí, ya sé cómo es Anne. Lo de Louis y Eleanor es normal… Son demasiado iguales y eso a veces no es bueno. Y en el tema de Jodie no puedo opinar mucho, me encantaría que no lo pasara mal por el capullo de Harry y su novia… Pero no podemos hacer nada.
-No llames a Harry capullo… Anda que tú también; tener amigos para esto – rió ella.
-A veces se merece que le llamemos capullo. No lo niegues.
-No lo niego, pero… pobrecito; está enamorado.
-Ella no le conviene. – dijo él muy serio.
-Lo sé, Liam. Lo sabemos. Pero es su vida.
-Pues que luego no me venga llorando – rió él.
-Si lo hace, que seguramente lo hará, estarás ahí… porque eres más bueno que un trozo de pan.
-Cierto. – afirmó él. - ¿Por qué?
-Naciste así. – rió ella. – ¿Pero sabes qué? Me gusta que seas así.
-Y a mí me gustas tú.
Ella se giró un poco para mirarle a los ojos; y él sonrió. Se besaron tiernamente alejándose del mundo, queriéndose, durante unos minutos.
-Eres el novio más perfecto que existe en este mundo, Liam Payne. – dijo ella por fin.
-Discrepo. – rió él mientras le daba otro beso más corto que el anterior. – Soy del montón.
-Sabes que eso no es así. – sonrió ella.
-Princesa, tienes que descansar. Ya es tarde. Mañana si quieres seguimos discutiendo sobre quién es el mejor novio del mundo.
-Vale. Pero no hay mucho que discutir.
-Eso lo dirás tú… - susurró él. Y se volvieron a besar.
Ella se acurrucó entre las mantas, casi sin separarse del cuerpo de su novio, y con una sonrisa en los labios se durmió mientras él la observaba.
Delante de la habitación de Liam se encontraba la de Harry. En ella se encontraba, naturalmente, el chico del pelo rizado y su invitada particular durante aquella noche. En cuanto salieron Niall y las chicas de la habitación todo se quedó muy silencioso. Ninguno de los dos dijo nada; pero las miradas hablaban solas. La de Harry decía: “Ven, esta noche quiero dormir contigo.” Y la de ella decía: “Lo siento pero soy una extraña en tu cama.” Tardaron en ponerse de acuerdo, puede que tardaran cinco minutos. Sin hablar, simplemente mirándose y Harry dando insistentes golpes en el colchón.
-Vamos, Jodie. Tengo sueño. Métete en la cama, no me hagas salir a buscarte. – dijo él sonriendo.
-¿Tienes sueño? Pues duérmete.  – respondió ella cohibida. Se sentía extraña allí.
-Pero yo quiero dormir contigo. – rió Harry.
-Lo llevas claro. – rió ella también.
-¿Te piensas quedar ahí plantada toda la noche con los tacones esos infernales?
-Sí.
-Pues yo no te dejo.
-¿Y qué vas a hacer? – preguntó cruzándose de brazos.
-Me levantaré y te meteré en la cama a la fuerza – respondió él.
-Ya, claro. ¿Tengo que creerme que lo harás?
-¿No me crees capaz? – se ofendió.
Ella negó con la cabeza. Harry riendo se levantó de la cama corriendo y se acercó hacia la chica. A Jodie casi le da un infarto de ver la ropa con la que Harry dormía; o más bien decir… la poca ropa con la que Harry dormía. Él seguía avanzando decidido hacia ella con una sonrisa en la cara. Se quedó quieto delante de ella y susurró;
-Ya estás tardando en meterte en la cama… Es la última oportunidad que te doy.
-Harry, esto es una tontería – dijo ella como pudo.
-¿No aprovechas la última oportunidad? Muy bien, tendré que hacerlo yo mismo.
El chico hizo el intentó de cogerla en brazos y ella se revolvió riendo. Él sonrió al oír el sonido de su risa y se dejó llevar por la locura. Finalmente pudo cogerla en brazos a pesar de que ella se resistía y le decía que la bajara, que no quería meterse en la cama… Harry hizo caso omiso a todo lo que la pequeña Jodie decía mientras pataleaba como una niña. Caminó por la habitación con la chica en brazos, y la dejó en la cama, sin dejar de sonreír. Asunto solucionado. Ella estaba en la cama y él la miraba orgulloso de haber conseguido su propósito.
Poco después de que ella se quitara los tacones y de que Harry le dejara una camiseta enorme para dormir, por fin estaban los dos tumbados en la cama. Harry apunto de dormirse, y Jodie pensando en que aquello era totalmente inverosímil. Ella, en la cama de una superestrella, y él a su lado. Giró la cabeza y allí seguía; no se había ido. Tenía los ojos cerrados, sus rizos caían por su cara y en su boca se dibujaba la más perfecta de las sonrisas. Ella suspiró sintiéndose especial; por unos segundos sintió que aquel chico le importaba de verdad.
La habitación de Louis, que estaba al principio del pasillo, era la única que tenía balcón ya que al mayor le gustaba asomarse a contemplar el paisaje. Alrededor de la casa había muchas praderas y, a lo lejos, algún que otro bosque. Y a él le gustaba apoyarse en la baranda y dejar las horas pasar. Pero en aquel preciso instante no era Louis el que estaba mirando a la nada dejando las horas pasar. La larga cabellera rizada de la chica ondeaba con el viento frío de aquella noche, aún llevaba aquel vestido puesto, y los efectos del alcohol se le habían pasado bastante. Naomi suspiró mirando al interior de la habitación donde Louis y Eleanor dormían plácidamente, o al menos eso parecía. No se sentía cómoda en aquella cama, sentía como si se estuviera entrometiendo en su relación… Y eso no podía hacerlo, por muy enamorada de Louis que estuviera, jamás.
-¿Te he dicho ya que me encanta como te queda ese vestido? – la voz de Louis la sobresaltó y eso que no había hablado demasiado alto.
Ella se giró tímidamente y le miró. Estaba guapísimo a la luz de la luna; sus ojos azules brillaban y parecía que aquella noche su sonrisa quería eclipsar la luz del universo.
-Creo que no había tenido ocasión de decírtelo… hasta ahora – prosiguió él acercándose hasta la baranda.
-Pero ahora ya lo has dicho… - susurró ella.
-Y lo diría todas las veces que hicieran falta. Lo guitaría si fuese necesario.
Ella rió, pero no dijo nada más. Miró de reojo a Eleanor otra vez. Suspiró. Aquello no estaba bien; nada bien. Ella y Louis en un balcón a las tantas de la mañana mientras ella duerme sin enterarse de nada a apenas dos metros de allí.
-¿Quieres que lo haga?
-¿Estás loco? Podrían oírte…
-¿Qué más da? No estaría diciendo ninguna mentira. – replicó Louis.
-Nadie ha dicho que estuvieras diciendo una mentira. Sólo digo que… no hace falta gritar las cosas para que sean más verídicas. A veces los susurros son más efectivos.
-Oh. Ya lo cojo. Quieres que te susurre que estas preciosa, ¿verdad?
-Yo no quiero nada… Eres tu el que has empezado toda esta conversación. – dijo ella dejando de mirarle.
De repente notó la presencia de Louis demasiado cerca suyo pero no tenía ganas de apartarse, ya no quería seguir apartándose de él. Cerró los ojos sabiendo que él seguía ahí, sin moverse ni un milímetro. Casi podía sentir su respiración, y un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando Louis le apartó el pelo.
-Estás preciosa. – susurró él.
Naomi no dijo nada. Esperaba que él se separara de ella, y que pudieran hablar de cualquier otra cosa. Pero Louis se quedó allí, a su lado, y se apoyó despaldas a la barandilla mirándola fijamente. Por primera vez en toda la noche lo miró a los ojos, y sonrió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Le encantaba que él fuera así con ella, y quería creer que eso sería así siempre…
-Gracias – dijo finalmente ella.
-Las que tú tienes – rió Louis.
Naomi quería ponerse a saltar de alegría, quería bailar, quería reír, quería ser feliz, quería estar con él. Y Louis quería romper con todas sus ataduras, quería gritar, quería sentirse libre, quería besarla; se moría de ganas.
-Naomi… - empezó a decir él.
-¿Si? – contestó la chica pensando lo bien que sonaba su nombre prenunciado por sus labios.
-¿Tu me quieres? – dijo de repente.
-¿A qué viene esa pregunta?
-Las preguntas no se contentan con más preguntas. – rió él.
-¿Y por qué no?
-Porque lo digo yo. – esta vez fue ella la que soltó una carcajada.
-Eso es una respuesta dictatorial, que lo sepas.
-Si… bueno. Si quieres llamarlo así… Pero, ¿me vas a contestar, o no?
-¿Cuál era tu pregunta? - intentó esquivar el tema ella.
-Te he preguntado si me quieres.
-¿Si te quiero? – él asintió.
-Mira, ¿sabes qué? No quiero saberlo. No me lo digas, porque voy a hacer lo que quiera igualmente – ambos rieron. Louis no cambiaba ni a tiros.
Louis se acercó a la chica, y le acarició la cara mientras la miraba fijamente a los ojos. Ambos deseaban besarse pero entre medias había demasiadas cosas que se lo impedían. En la cama Eleanor se movió y se acurrucó en las sábanas. Los dos miraron de reojo unos segundos. Nada de otras personas; ahora mismo sólo existían Louis y Naomi.
-¿Y qué es lo que quieres hacer? – susurró ella.
-Esto… - dijo él antes de acercarse peligrosamente hacia sus labios.
La chica cerró los ojos. No podía creer que el chico de sus sueños estuviera a punto de besarla. Louis Tomlinson besándola. ¿De verdad era eso posible? Cuando abrió los ojos se encontró a Louis demasiado cerca. Sus frentes se tocaban, y sus labios estaban a escasos milímetros de rozarse. Finalmente él se inclinó sobre ella y rozó sus labios tiernamente. La besó con ternura y antes de que aquello pudiera ir a más ella se apartó.
-Louis, no podemos hacerle esto a Eleanor. – dijo ella pasándose las manos por el pelo. - ¡No podemos! – elevó un poco más la voz, desesperada.
-Yo… Siento si te ha molestado – murmuró él.
-¿Molestarme? ¿A mí? En absoluto. Pero se de alguien que se molestaría si lo supiera.
-No lo va a saber. – contestó él intentando calmarla.
-Lo dices como si fuese a tranquilizarme. – respondió ella nerviosa.
Ella se encogió sobre sí misma y miró al suelo. ¿Qué estaba pasando? Se iba a volver loca. Deseaba a aquel chico, le encantaba desde el primer momento que lo vio, pero ella no era esa clase de chica que iba robando novios. 
-Eh… - susurró él agachándose y haciendo que él la mirara – No pasa nada. Está todo bien. ¿De acuerdo?
-No, Louis. No está todo bien.
-Las cosas no son fáciles, ¿sabes?
-Dímelo a mí… - dijo más para ella que no como respuesta a Louis.
-Naomi, no te agobies. Ha sido un beso, bueno… un medio beso – rió él. – Ella no lo va a saber jamás. Y sé que es culpa mía porque estoy complicando las cosas más de lo que debería… pero yo soy así.

Espero que os guste mucho, un besito;
Mery Da Font.  

17 abr 2012

You belong with me; Capítulo dieciocho.

¡LO SIENTO POR NO SUBIR ANTES! ... I'm so sorry, pero he estado escribiendo y eso... y se me había olvidado por completo. Y bueno... que como es mi cumpleaños y sois geniales pues subo capítulo. Porque estoy de buen humor.
Es un capítulo bastante divertido sobre todo al final. Espero que os guste y nada.... Tampoco tiene canción aunque el título está sacado de una canción de regeton rara. xDDDD Y decir que aparece un nuevo personaje inspirado en una persona a la que quiero mucho, es mi querida Anna. <3 Que me entiende, me escucha y me aguanta. Te quiero mucho, preciosa.
Ahora sí, os dejo con el capitulo. Subiré pronto eh, lo prometo.

Capítulo dieciocho; Dónde hubo fuego, cenizas quedan.

Las horas iban pasando, y las ganas de pasárselo bomba habían terminado en depresiones amorosas. Eleanor y Jodie se habían ido a la barra a contarse sus penas. Otra que también se estaba desahogando aquella noche era Naomi y su oyente era Danielle. Y por último las dos chicas fiesteras hasta la médula que aunque tuvieran problemas amorosos los ahogaban entre bailes; Sam y Anne.

-Cómo hemos ido a terminar la noche. – rió Sam.
-Todas borrachas perdidas, y encima estas deprimidas… - suspiró Anne.
-Bueno, es lo que tiene el alcohol que te anima mucho pero luego te deprimes. Y luego te vuelves a animar. Y así.
-Exacto. Yo espero que se animen pronto… porqué a ver con que caras largas nos vamos a presentar en casa de los chicos.
-¿Vamos a ir a casa de los chicos? – preguntó la rubia sin dejar de bailar.
-Sí. Es la casa que está más cerca, y Danielle no está en condiciones de conducir mucho.
-Eso es cierto.
-La cosa es que no nos esperan… pero ya nos apañaremos. – rió la morena.

Entre medio de la conversación llegaron juntas y riéndose Naomi y Danielle. Parecía que fuese lo que fuese lo que le preocupaba a la chica del pelo rizado ya estaba solucionado. O por lo menos, solucionado momentáneamente.

-Bien. Dos caras largas menos. Ahora falta que se animen Jodie y Eleanor. – rió Sam cuando las vio llegar.
-Ai, el amor… no nos puede dejar tranquilas ni una noche – canturreó Danielle mirando a Naomi.
-¿Qué le vamos a hacer? – le contestó ella sonriendo.
-¿Sabes que deberíamos hacer? – empezó a decir Anne.
-¡Bailar! Toda la noche… hasta que nos cansemos – esta vez fue Sam la que habló.
-Me parece bien.

Y allí se quedaron, las cuatro, bailando al ritmo de la música y planeando una manera de animar a sus dos amigas que seguían sentadas en la barra.

Después de un rato fueron las propias Eleanor y Jodie las que se unieron al grupo, más animadas y sonrientes. Aquello era lo que necesitaban. Fiesta. Risas. Diversión. Estar despiertas toda la noche. Las canciones pasaban, y las horas con ellas; eran las dos y media de la mañana, pero la fiesta todavía continuaba viva. Danielle enseñaba algunos pasos nuevos a Naomi y Jodie, a la vez que Eleanor se había unido a la conversación de Anne y Sam que bailaban al ritmo de la música.

-¿Qué hora es? – preguntó Sam.
-Son las… - dijo Anne rebuscando en el bolso. Sacó el móvil y miró la hora - … dos y media.
-Vale. Gracias.

Pero esto último Anne no lo había escuchado; se había quedado absorta mirando el fondo de pantalla de su móvil. Sam miró hacia el aparato muerta de curiosidad y se sorprendió al ver una foto de Anne y Niall besándose. No quiso decir nada y observó a la morena con atención. Anne acarició la pantalla del móvil y suspiró. Echaba de menos a Niall. Mucho. Pero fue decisión suya, fue ella la que le dejó escapar. Le entraron ganas de llamarle y de decirle que le echaba de menos, que quería volver a sentir sus manos entre su pelo, que quería escuchar el sonido de su risa a todas horas, y que no había ni un solo día que no recordara sus besos. Pero no lo hizo. Guardó el móvil y, sacando fuerzas de donde no las había, sonrió.

Sam seguía mirándola y ella entendió que, quizás, la rubia merecía una explicación a lo que acababa de ver.

-Anne… - empezó a decir Eleanor. – No te tortures.
-No lo hago.- rió ella.
-No me quiero entrometer pero… - empezó a decir Sam.
-Tranquila. Yo te cuento todo. – sonrió sorprendida de su propia actitud.
-¿Erais Niall y tú? ¿O ha sido un espejismo?
-No ha sido un espejismo. Éramos Niall y yo.
-¿Estáis juntos? – volvió a preguntar ella.
-No exactamente… Estuvimos juntos, pero ahora entre él y yo no hay nada. Puedes estar tranquila.
-No me preocupa, quiero decir… Niall es estupendo pero no estoy interesada en él, con mi novio tengo de sobra. – rió Sam.
-Debe de ser un chico fantástico tu novio porque, sintiéndolo mucho, quién no esté interesada en él está ciega. De todas maneras no te invito a que te sientas interesada por él; que conste.
-Estás liando a la pobre chica – rió Eleanor. Sam asintió. – Es que la historia de Niall y Anne es un tanto… difícil de comprender.
-No la comprendo ni yo – dijo Anne. – Así que imagínate…
-Pero, ¿qué pasó? – preguntó la rubia mientras bebía de su vaso.
-A ver… Empecemos por el principio… - empezó a decir la chica. – Niall y yo nos conocimos gracias a Danielle, que en aquel entonces ya era la novia de Liam. Me llevó un día a casa de los chicos y me los presentó. Mi relación con ellos era estupenda, nos llevábamos de maravilla, sobre todo con Niall. Siempre me habían gustado los chicos rubios de ojos azules… y él no iba a ser una excepción.
-Vamos que Niall era su prototipo de chico ideal – rió Danielle entrando en la conversación.
-Algo parecido – rió ella también.
-Vaya. ¿Y le contaste que te gustaba? – preguntó Naomi.
-No adelantemos acontecimientos… - prosiguió la chica sin dejar de bailar ni un segundo. – Éramos como mejores amigos, de aquellos que salen en las películas que se quieren secretamente y que no se lo dicen… De ésos. Y al parecer todo el mundo lo sabía menos nosotros.
-Yo lo sabía – apuntó Eleanor.
-Y yo. – dijo Danielle acto seguido.
-¿Veis? Al parecer, Niall estaba enamorado de mí. Y yo de él. Pero ninguno de los dos dijo nada. Tontos de nosotros. Podíamos haber sido felices, mucho más de lo que ya lo éramos, mientras pudiéramos…
-¿Mientras pudierais? – preguntó Jodie.
-Sí. Anne cree que debido a la fama no pueden ser felices – explicó Eleanor.
-¡Eso es mentira! – exclamó Sam. – Claro que podéis serlo.
-Sí. Mira a Eleanor y Louis; o a Danielle y Liam… - Naomi apoyó a Sam.
-Eso da igual ahora… - suspiró Anne. – La cosa es que poco después de todo aquello, él y yo quedamos un día cerca de mi casa. Fuimos a dar una vuelta y nos quedamos sentados en un barco del parque enfrente del estanque… Hablamos durante horas y horas de nuestras cosas; cómo hacen los mejores amigos. Y me besó.
-¡Ai que bonito! – la voz de Jodie interrumpió la explicación de la chica, pero no le importó puesto que le sonrió ampliamente.
-¿Verdad que sí? – rió Danielle. – Hacen buena pareja.
-Lo que vosotras digáis. La cuestión es que empezamos a salir, hasta que un día… - empezó a decir. Pero no pudo acabar. Le faltaban las palabras.
-Hasta que un día él le dijo que el disco se iba a lanzar pronto, y que las fechas de la gira estaban empezando a cerrarse con éxito. – dijo Eleanor.
-Pero… ¡eso no os impedía estar juntos! – exclamó Naomi.
-Lo sé, pero me asusté de la fama. Me da miedo eso que llaman “gloria eterna”. Me asusté de todo lo que ello conlleva… y me marché. – concluyó Anne.
-¿Te marchaste? ¿A dónde? – preguntó Sam.
-A España – rió ella. – Sí, suena tonto. Pero lo hice.
-Y volvió hace un par de semanas. – dijo Danielle abrazándola.
-Tienes que hablar con él; y decirle que lo sientes… y que simplemente tenías miedo… pero que le sigues queriendo. Porque le quieres, ¿verdad? – se apresuró a decir Naomi.
-Claro que le quiero… pero ahora es demasiado tarde para los dos. – suspiró ella terminándose el contenido de su vamos.
-Nunca digas eso. No sabes lo que puede pasar.
-Estoy de acuerdo con Sam. Siempre te lo he dicho Anne; dónde hubo fuego, cenizas quedan.

Le dejaron de dar vueltas al tema, y acabaron de disfrutar de la noche. La discoteca cerraba a las cuatro y media; y ellas estaban dispuestas a quedarse allí hasta que las echaran a patadas. Con cada cubata que entraba en su cuerpo las penas se desterraban más lejos, y empezaba a notarse que se estaban pasando un poco aquella noche.

Jodie y Naomi se acercaron a pedirle otro cubata a Eddie, el chico pelirrojo de la barra, y éste se negó en rotundo. Las chicas se quejaron y le pidieron explicaciones. Ellas eran las clientas; y el cliente siempre tiene la razón. ¡Siempre! Él simplemente sonrió amigablemente y les dijo que ya iban servidas para lo que quedaba de noche; que no les hacía falta beber nada más. Las chicas se enfadaron con él, pero no le importó. Aquello era algo normal en su trabajo día a día. Naomi se cansó de estar allí y que él no le sirviera nada y se marchó dejando a su amiga sola en la barra.

-¡Vamos, Eddie! Enróllate; la última – le pidió ella.
-¿Cómo te lo tengo que decir, Jodie? – sonrió él. – Estas que te arrastras por el suelo.
-Eso es mentira. – rió ella.

Estaba borracha. Demasiado borracha. Pero no era la primera que veía, y tampoco sería la última. La miró mientras fregaba los vasos que ya no se estaban utilizando. Era guapa. Miró a sus acompañantes en el fondo de la pista, y rió. Al parecer no era la única borracha aquella noche. ¡Qué locura de chicas!

-Eddie… por favor.
-¿Me prometes que es la última? – preguntó él sonriendo pícaramente.
-Te lo prometo. Además… ya es hora de cerrar, casi.

El chico cogió un vaso pequeño donde, normalmente, se ponen los chupitos de whisky o cualquier bebida alcohólica fuerte y lo llenó de agua sin que ella se diera cuenta. Acto seguido cogió la botella de vodka y la volcó sobre el vaso con el tapón cerrado haciendo ver que estaba llenándolo.

-Ten. La última, eh.
-Sí. Ya no más. – rió ella.

Cogió el vaso y se lo bebió de un trago. No sintió esa sensación de calor en su garganta… ni cómo el estomago le ardía. Pero no se extrañó. Eran ya tantas las copas que se había tomado aquella noche a la salud del chico de rizos que era probable que fuese inmune a sus efectos.

Poco después de aquello las chicas salían por la puerta de la discoteca tambaleándose encima de sus tacones quilométricos. Ahora debían buscar el coche de Danielle e irse a casa de los chicos.

No demasiado lejos de allí Niall estaba sentado en la cama pensando en Anne. Y miles de preguntas le venían a la mente. ¿Por qué le dejó? ¿Por qué se fue sin decir nada? ¿Por qué todo el mundo había tenido noticias de ella menos él? ¿Por qué no le envió ni un triste mensaje? ¿Cuándo había vuelto? ¿Iba a quedarse para siempre? ¿Por qué le había abrazado nada más verle? ¿Seguiría enamorada de él? Se revolvió el pelo. ¡Maldita sea! Que complicadas son las chicas… Miró al techo confundido cuando algo lo sacó de sus pensamientos. Un ruido; una puerta de coche que se cerraba. Miles de risas y susurros. Se asomó a la ventana corriendo y las vio allí; caminando hasta la puerta de entrada.

Jodie y Eleanor estaban apoyadas la una en la otra mientras caminaban, Danielle y Sam se aguantaban como podían y Naomi y Anne llevaban los tacones en la mano. Él sonrió; hasta borrachas estaban guapas, sobre todo ella. Pero también sonrió por otro motivo… aquello ponía en marcha otra vez la apuesta, y era una magnífica oportunidad para progresar en cuanto a relaciones amorosas.

Corrió por el pasillo para llegar antes de que las chicas a la puerta y así no hicieran ruido. Pasó por delante de la habitación de Louis que estaba medio dormido y en la puerta había una nota que ponía; “Chicas, si venís a arroparme y me encontráis dormido; despertarme. Lou.” Rió instintivamente y puede que demasiado fuerte puesto que resonó en todo el pasillo y Louis se removió en su cama. Se tapó la boca y continuó su camino. Las demás habitaciones estaban algo silenciosas… lo más probable fuera que los chicos se hubieran quedado dormidos.

Bajó las escaleras corriendo pero cuando estaba a mitad de éstas se escuchó el ruido de unas llaves y vio como la puerta se abría. ¡Mierda! ¿Qué pensarían si le veían a media escalera corriendo? Subió el tramo que ya había bajado y se quedó en una especie de rellano mirando que hacían las chicas. Las vio entrar entre susurros y risas. Intentaban no hacer ruido pero él estaba seguro que más de la mitad de la gente que estaba en esa casa ya sabía que habían llegado.

-¡Shhh! Callarse todas eh… - susurró Eleanor riendo.
-Pues no hables tú… - replicó Sam.
-Calla.
-Tú también.
-Tu primero – rió la morena.
-No quiero.
-¡Ya está bien! – intervino Naomi gritando un poco más de lo normal. – Callaros.
-Tenemos que ir a arropar Lou… se lo hemos prometido – apuntó Jodie.
-¡Es cierto! Ya casi me había olvidado de él – rió Danielle.
-Pero estará dormido… - esta vez fue Eleanor la que habló, y se sentó en el primer peldaño de la escalera.
-¿Y qué más da? ¡Se le despierta! – Anne tiró los zapatos de tacón al suelo en un acto de rebeldía haciendo un ruido espantoso. – Ui. Lo siento.
-A nosotras no nos tienes que pedir perdón… Ves a pedírselo a Niall. – dijo Sam sentándose en el suelo.

Niall seguía observando con demasiada curiosidad como para irse de allí. No entendía nada. ¿Anne tenía que pedirle perdón? ¿Por qué? Ahora más que nunca deseaba que continuaran hablando aunque fuese a gritos. Necesitaba saber qué narices estaba pasando allí. Se apoyó contra la pared y esperó.

-No tengo que pedirle nada. Hice lo que debía. – la chica se puso seria de golpe.
-¡Eso es mentira! – alzó la voz Jodie. – Tú le quieres.
-Sí, pero eso no cambia nada. ¿Lo entendéis? Nada.

El chico que estaba en la escalera escuchando se quedó blanco al oír aquello. No podía ser que aquello estuviera pasando de verdad. ¿Le quería? ¡Le quería! O eso había dicho… Tenía ganas de bajar y besarla… de abrazarla y no soltarla jamás. De hacerle ver que él no era como los demás, que él también la quería.

-Anne, eres una tozuda – dijo Danielle empezando a subir por las escaleras.
-No empecemos, Dan. Y no me hables más con metáforas de fuego y cenizas… ¡porqué aquí no queda nada! – gritó.

Todas las chicas pegaron un salto, y el propio Niall también. Se encendieron algunas luces en el pasillo; concretamente la de la habitación de Louis y la de Zayn. De ellas salieron los dos chicos con su ropa de dormir y miraron a Niall extrañado. Él les hizo un gesto para que se callaran y se acercaran hasta allí con cuidado. Los dos recién llegados le hicieron caso y se quedaron allí para observarlo todo.

-Sh… No grites, que despertarás a los chicos – la advirtió Naomi.
-¡A la mierda los chicos! – volvió a decir ella.
-Tranquilízate, Anne. Por favor.
-¡Que no quiero! ¡Que estoy harta de que me digáis que es lo que tengo que hacer! ¡Yo dejé a Niall y yo soy la que tiene que decidir si vuelvo con él o no! ¡Joder!

Louis y Zayn miraron al rubio sin entender nada, el irlandés se encogió de hombros y se rascó la nuca. ¿Qué debía hacer? Estaba confundido, muy confundido. A todo esto Danielle iba subiendo por la escalera lentamente alegando que se iba a dormir y que si necesitaban algo estaría en la habitación de Liam. Se escucharon silbidos por parte de Sam y Eleanor; y ella les hizo un corte de mangas. Niall miraba a Danielle preocupado. Les descubriría. Pero eso a sus acompañantes les daba igual y antes de que él pudiera decir nada lo empujaron escaleras abajo.

-Ah. Hola, Niall. – dijo Danielle mirando a Anne.
-Hola, Danielle. – le saludó.

Se cruzaron por las escaleras, ella subía y él bajada, bajo la atenta mirada de los presentes. Una vez arriba Danielle se cruzó con Louis y Zayn que le pidieron que hiciera ver como que ellos no estaban allí y ella sonrió a modo de respuesta desapareciendo por el pasillo.

-¿Qué está pasando aquí? – preguntó por fin el irlandés.

Todas las chicas se miraron entre sí, y las que estaban sentadas en el suelo y en la escalera se levantaron.

-Nada. – dijeron al unísono.
-Ya claro. Y estaba gritando el gato; que por cierto no tenemos uno. – todas las chicas rieron, incluida Anne.

Niall tenía que hacer ver que estaba enfadado; tenía que hacer ver que estaba durmiendo hasta que sus gritos le despertaron. No sabía si lo estaba consiguiendo, pero lo estaba intentando.

-En esta casa la gente duerme, ¿sabéis? Y más a las cuatro y pico de la mañana – prosiguió ya que nadie decía nada.
-Lo sentimos, Niall – susurró Jodie.
-Tranquila. Ahora ya está. Anda. Ir a dormir, y no hagáis más ruido.

Les hizo un gesto a sus amigos para que se fueran a sus habitaciones corriendo, y así lo hicieron. Y él se quedó allí viendo como una a una las chicas subían por la escalera. Mientras subían las chicas hablaban de ir a arropar a Louis, ya que se lo habían prometido y Niall las siguió hasta el cuarto del susodicho.

Eleanor cogió la nota de la puerta riendo. Este chico no tenía remedio. Entraron a la habitación en fila, y Niall se quedó en la puerta mirando.

-¡Por fin venís a arroparme! Que tardonas… - se quejó.
-Arroparle rápido que ahora os tengo que distribuir en las habitaciones, que no cabemos todos juntos. – dijo Niall aún intentando parecer enfadado.
-¿Y esa cara de malas pulgas, Nialler? – preguntó Louis como si nada.
-Le hemos despertado, sin querer. – rió Sam.
-Ya, claro. Sin querer – murmuró el irlandés riendo.

Las chicas seguían más borrachas que una cuba y arropar a Louis fue todo un logro. Eleanor se metió en la cama con él y a pesar de todo arreglaron sus diferencias dándose un beso interminable. Naomi les miró dolida; pero no podía hacer nada. Ella era una gran chica, y lo había podido comprobar aquella noche.

-¿Ya estás a gusto Lou? – rió Niall desde la puerta.
-Sí. Y bien acompañado. – dijo él estirado en su cama.
-Yo creo que te falta compañía en esa cama – aportó Sam mirando a Naomi.
-¿Quieres venir tu, rubita?
-Ni de coña. Tengo novio, famosillo.
-Él no tiene porqué enterarse – Eleanor le dio un golpe en el brazo. – Ai.
-Te aguantas. – rió ella.
-Realmente, Sam tiene razón – apuntó Niall. – Vas a tener que dormir más apretado esta noche.
-Si es con chicas, ningún problema.
-Tranquilo, Niall. Nosotras nos vamos al sofá – esta vez habló Jodie.
-No. Hay camas. El sofá esta para ver películas y pasarte las tardes de domingo, no para dormir en él – se negó el rubio.
-Se te ha olvidado que esas camas ya están ocupadas – por primera vez desde que Niall había bajado por la escalera era Anne la que hablaba.
-Pues nos apretamos. Como Louis y Eleanor; o Danielle y Liam.
-Ya, pero ellos son novios. – apuntó Naomi.
-¿Y qué? – rió el rubio. – No comemos.
-Si tú lo dices… -murmuró Sam.

Estuvieron un largo rato discutiendo donde dormirían y como. Las chicas insistían en dormir en los sofás, y Niall se negaba. No podían, ni querían, discutir más así que acataron lo que Niall había decidido.

-Naomi tú te quedas aquí con Lou y Eleanor; que él está deseando la presencia de más féminas en su cama. Sam te toca dormir con Zayn; Jodie con Harry, y Anne conmigo.

Un beso muy fuerte de la cumpleañera y autora;
Mery Da Font.


7 abr 2012

You belong with me; Capítulo diecisiete.

Tenía que haber subido el miércoles, pero tenía familia en casa y no parábamos de salir y entrar. Concretamente ese día fuimos al teatro a ver una improvisación humorística... ¡que fue genial! Y ahora que ya se han ido otra vez a su casa pues puedo escribir y subir capítulos con tranquilidad.
El capítulo diecisiete no tiene canción, lo siento. Pero es, cuánto menos, interesante. Después de este vendrán unos cuantos capítulos un poco ñoños... y luego ya veremos. Jajaja.
Así que nada aquí tenéis el capítulo que espero que os guste y que comentéis. :')

Capítulo diecisiete; Louis y yo somos dos almas libres.

Nueve y media de la noche. Niall, Eleanor y Louis habían llegado hacía rato a casa y ella se estaba arreglando mientras que ellos estaban jugando a la consola con Zayn y Liam. Ese iba a ser su plan para aquella noche; videojuegos, pizzas, y demás.

En medio de la partida se escuchó el sonido de unas llaves introduciéndose en la puerta y acto seguido se escucharon cuatro risas bastante inconfundibles.

-¡Ya estamos aquí! – proclamó Harry dejando pasar a las chicas al interior.
-¡Hooooooooooola! – se escuchó gritar a Louis que no había dejado de jugar para saludarles.

Las chicas siguieron a Harry hasta el comedor donde estaban los otros cuatro chicos. No paraban de cuchichear y hablar entre ellas; y Harry como era un poco, bastante, cotilla pudo escuchar parte de la conversación.

-No me puedo creer que estemos en casa de los chicos… - murmuró Naomi.
-¡Es impresionante! Es muy bonita… y grande – continuó Sam.
-¿Sabéis lo que pagarían miles de chicas por estar aquí ahora? – pregunto Jodie.
-Millones. – contestó Naomi.
-Más. Miles de millones – rió Sam.

Harry sonriente se quitó la chaqueta e invitó a las chicas que hicieran lo mismo y a que buscaran un hueco en el salón, entre tanto chico y tanto cable, para sentarse. Ellas, más contentas que un niño con un juguete nuevo, pasaron al salón y vieron a los cuatro chicos enganchados a la partida a la cual estaban jugando. Niall y Liam iban juntos y Zayn y Louis también; dos contra dos. Estaban jugando a uno de esos videojuegos de fútbol en los que te creas tus propios torneos caseros. Se empezaron a quitar las chaquetas y a dejarlas en unas sillas que había alrededor de una mesa redonda enorme cuando de repente el irlandés y su compañero se levantaron del sofá gritando.

-¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! – gritaban al unísono.
-¡Os la habéis comido, chavales! – rió Liam.
-Sois unos paquetes. Malos. – dijo Niall chocando los cinco con su amigo.

La cara de Louis y Zayn era un poema al igual que la de las tres chicas las cuales no se esperaban aquel griterío. Y Harry no paraba de sonreír mientras se sentaba en el brazo del sofá.

-¡Era un gol en fuera de juego! – se quejó Louis de repente.
-¡Y una mierda, chaval! – le rebatió Niall.
-¡Louis tiene razón! – le apoyó Zayn.
-¡Ya está el otro! – río Liam. – Envidiosos.
-Chicos… yo no es por meterme – dijo Harry – Pero, Louis, si vas a marcar en fuera de juego es la misma videoconsola la que ya no te deja chutar… para evitar estas cosas.
-¡Tú te callas, rizos! – río él.
-Vale, vale… Sólo era una pequeña observación.

Los chicos se volvieron a sentar ya que, con la pequeña discusión y los gritos, se habían puesto todos de pie y se centraron otra vez en la pantalla.

Las chicas se quedaron de pie cerca de allí ya que los chicos no les habían dejado ni un hueco libre en ninguno de los dos sofás. Los observaban curiosas. Aquello no era posible, estaban en su casa… viéndoles jugar a la consola, e iban a salir de fiesta con sus novias. Estaban seguras de que era un sueño; el mejor que tendrían nunca probablemente pero al fin y al cabo un sueño.

-Míralos… que graciosos – murmuró Sam.
-Parecen personas y todo – rió Naomi.
-¡Serás tonta! – río también Jodie.

Harry las miró al escuchar sus risas ya que era el único que no estaba jugando y por tanto podía estar por más de una cosa a la vez. Sonrió y siguió atento al partido. Pocos minutos después seguían ganando Niall y Liam; 1 – 0. Y la cosa apuntaba a que la primera parte finalizaría así. Y así fue.

-¡Toma! Fin de la primera parte. Niam 1, Layn 0. – dijo Niall saltando.
-¿Vosotros también usáis combinaciones de nombres? – preguntó Jodie riendo. – Creía que ese tipo de cosas sólo las hacíamos las fans.

Fue entonces cuando, realmente, se dieron cuenta de la presencia de aquellas chicas en la casa. Todos se giraron hacía ellas y se las quedaron mirando. Estaban guapísimas. Sam llevaba un vestido corto y atrevido de color rojo, bastante apretado, y llevaba unos tacones a juego que hacían que su figura fuese más esbelta. Jodie también llevaba un vestido corto pero no tan ajustado como el de Sam. Era palabra de honor y de color negro; además de combinarlos perfectamente con unos tacones del mismo color. Y aunque a Naomi no le gustan los vestidos acabó por ponerse uno aquella noche. No era tan corto, pero igualmente estaba preciosa. Era de color negro con algunos detalles en plata que parecían como purpurina; además los tirantes se le caían a veces y se le quedaban a medio hombro cosa que a Louis le pareció sexy.

-Ehm… esto… - empezó a decir Zayn.
-Sí, también los usamos. Es más cómodo – le ayudó Harry.
-Otra cosa más que sabemos sobre vosotros. – rió Naomi.
-Y más que sabréis – murmuró Louis.
-¿Qué dices? – preguntó Sam que le había escuchado perfectamente.
-Nada. – dijo él.

Se quedaron en silencio. Todos las miraban boquiabiertos menos Harry el cual ya había visto los modelitos mucho antes que todos ellos, aunque a él también se le había desencajado la mandíbula en su momento.

-Estáis muy guapas – dijo Liam expresando, por fin, lo que todos pensaban.
-¡Gracias Liam! – dijo Sam. – Yo creía que este vestido iba a ser algo atrevido… pero me gusta mucho.

Dio una vuelta sobre si misma bajo la mirada de todos los presentes, y sobre todo bajo la atenta mirada de Zayn que no paraba de sonreír. Sam era perfecta. Y esa noche estaba radiante.

-Para nada, es perfecto ese vestido – dijo el chico de ascendencia árabe.
-¿Ves, Naomi? Es perfecto. Deja de calentarme la cabeza diciendo que es demasiado corto. – todos rieron ante ese comentario.
-Es que yo sigo pensando que es… - empezó a decir ella.
-¡Ni una palabra más, señorita! – la cortó la rubia. – Zayn dice que es perfecto, así que a callar.
-Vale, vale… - murmuró su amiga.
-Eleanor ahora bajará, supongo. No creo que le quede mucho – informó Louis para cambiar de tema.
-No tenemos prisa – se encogió de hombros Jodie.
-Además, tienen que venir Danielle y Anne. – añadió Liam.
-¿Anne? – preguntó Niall. - ¿También viene?
-Sí, con Danielle.
-¿Quién es Anne? – preguntó Sam.
-Es una vieja amiga nuestra. Bueno, en realidad… Ella y Danielle eran amigas desde antes… pero luego la conocimos nosotros y nos hicimos grandes amigos – explicó Harry.
-Os caerá bien, es simpática – añadió Zayn.
-¡Y podrá colar a Jodie a todos los locales a los que vayáis! – río Louis. – Es mi versión femenina.

Eleanor bajó al comedor poco después. Estaba irremediablemente guapa y Naomi deseó ser como ella… Llevaba un vestido de color azul oscuro muy parecido al de Sam; atrevido, corto y ajustado. Se unió a la conversación haciendo que los chicos dejaran el partido de lado hasta que ellas se fueran. Poco después de estar allí hablando a Liam le sonó el móvil; era Danielle. “Mi amor, estamos llegando. ¿Están las chicas allí? Nos vemos dentro de nada. Te quiero, xx!” Él sonrió, le contestó rápidamente y acto seguido anunció que en breves podrían empezar a disfrutar de su noche loca.

-No hagáis muchas perversiones por ahí, ¿eh? – río Zayn.
-Tranquilo, que no las haremos – dijo Eleanor.
-Ya, claro. Cómo que nos podemos fiar de ti… - susurró Louis.
-Más que de ti, guapo. – ella le sacó la lengua.
-Eso es cierto – aportó Niall.
-Gracias por el apoyo – dijo irónico Louis.
-De nada. – río el irlandés.
-No volváis muy tarde, ¿eh? – comentó Liam.
-Parecéis nuestras madres – río Jodie. - ¡Dejarnos vivir!
-No, no. Tenéis que venir a arroparme, y yo a las diez estoy metido en la cama.
-Pues te arropas tu solito – le dijo Naomi.
-¡Me lo prometisteis! - se quejó él.
-Espéranos despierto y te arropamos – esta vez fue Sam la que habló.
-Vale. Os esperaré. – concluyó él.

Entre medias de esa agradable conversación sonó el timbre; eran Danielle y Anne. Niall se ofreció voluntario para ir a abrir la puerta y corrió hasta la entrada. Se miró en el espejo nervioso. ¿Cuánto tiempo hacía que no la veía? Ya casi se había olvidado de ella… Cuántas vueltas da la vida. Pero allí estaba, otra vez, detrás de esa puerta y a punto de cruzarla. Anne. Seguro que estaría preciosa, como siempre. Y, como era habitual, él se moría de ganas de verla. Nada más abrir la puerta lo primero que vio fue su sonrisa.

-¡Niall! – dijo ella abrazándole.
-¡Anne! Que sorpresa, no sabía que venías. – la saludó él correspondiéndole el abrazo.
-Pues ya ves que sí, me apetecía salir de fiesta.
-Bien hecho. – se quedó en silencio unos segundos. – Hola Danielle.
-Hola irlandesito. – le contestó ella pasando hacía el vestíbulo.
-Están todos en el comedor. – informó el chico de pelo rubio.
-Vamos a saludar, va – dijo Anne entrando hacía el interior.

Los tres pasaron hacía al comedor y las chicas por fin pudieron ponerle cara a Anne. Era una chica de estatura media y con una buena figura. Tenía la cara muy dulce y bonita; el cabello oscuro y los ojos de color miel. Jamás en todo el rato que había estado en aquella sala había dejado de sonreír y parecía ser una chica alegre. Además era deportista, le gustaba mucho el fútbol y eso la hacía conectar muy bien con los chicos. Le gustaba la buena música, los libros, y bailar. Le encantaba bailar, y era por esa razón por la cual ella y Danielle se conocieron. Bailaron juntas en la misma academia durante cinco años, y desde entonces su amistad aún se mantenía.

Los chicos hicieron las presentaciones pertinentes, y después de hablar unos minutos las chicas se marcharon prometiendo que no se pasarían demasiado. Aunque antes de marcharse los chicos advirtieron a Naomi, Sam y Jodie de que salir con sus novias de fiesta podía comportar salir en cualquier medio público.

-Creo que lo podré soportar- rió Sam. – Yo sólo quiero fiesta.
-Pues entonces… Yo sólo puedo decir; Girls just wanna have fun! – río Danielle.
-Exacto. Vamos, va – concluyó Anne abriendo la puerta.

Y como si se tratara de una escena de alguien se va a la guerra los cinco chicos salieron a despedirlas a la puerta. Ellos se quedaron allí en el portal, solitarios, mientras ellas se subían al coche de Danielle dispuestas a pasar una gran noche.

-¡Adiós! ¡Volved pronto; os estaré esperando! – gritó Louis.
-¡Adiós cariño mío! – le gritó Eleanor asomando la cabeza por la ventanilla - ¡Hasta luego!

Los chicos entraron dentro de casa y ellas en el coche empezaron con su fiesta particular. Danielle subió el volumen de la radio y todas las chicas se movían a ritmo de la música. Jodie miraba a su alrededor y no se podía creer lo que veía. Ella y las chicas de fiesta con las novias de Liam y Louis. ¡Qué locura! Todo aquello era demasiado bueno para ser verdad; demasiado bueno.

-¿A dónde vamos hoy, chicas? – preguntó Danielle.
-¡A dónde siempre! – dijo Eleanor.
-Sí, porque conocemos a Eddie y al dueño… y así Jodie podrá entrar. – explicó Anne.
-¡Eres cómo Harry, Jodie! – río Sam. – La pequeña ilegal.
-Eh… que dentro de poco cumplo los dieciocho – se quejó ella.

Entre risas, bailes y música llegaron a la discoteca a la que siempre iban con los chicos. Era muy selecta y exclusiva. Aparcaron no muy lejos de allí y caminaron hasta la puerta de la discoteca. En ella había una alfombra roja que marcaba el camino hasta la puerta. Naomi, Sam y Jodie se sentían extrañas caminando por ahí… pero a la vez se sintieron, por una vez en su vida, importantes. La gente que esperaba para entrar observaba aquellas seis chicas guapísimas pisando fuerte con sus tacones en el suelo y moviéndose a la vez. Parecía una escena de película. Al llegar a la puerta Anne, Danielle y Eleanor saludaron a los seguratas.

-¿Qué hay? – rió Anne.
-Lo de siempre, ¿y vosotras? ¿Dónde habéis dejado a los chicos? – preguntó uno de ellos.
-En casa, hoy toca noche de chicas – explicó Danielle.
-¡Pues pasarlo bien! – le dijo el otro segurata.
-Oye, Dave, tenemos el problema de siempre.
-¿Un menor?
-Ajá. De la edad de Harry. Más o menos del mismo mes.
-Pues entonces ningún problema, adelante – concluyó el segurata sonriendo.
-¡Eres un sol, Dave! – le gritó Anne entrando al recinto.

Las tres amigas estaban atentas a cualquier detalle de aquel exclusivo lugar. Era como una discoteca con un espacio reservado para famosos; una de esas que solo pisaban las grandes estrellas. Dejaron las chaquetas en el guarda-ropa que había en la entrada y acto seguido entraron a la sala principal. Había unos cuantos pódiums en los cuales ya había gente bailando, miles de luces de colores, altavoces por todos sitios, una barra de bar con taburetes, y más alejado como una especie de sofás con mesas para relajarse.

-¿Os gusta el sitio? – preguntó Danielle.
-¡Es fantástico! – dijo Naomi.
-A nosotras nos gusta venir mucho, pero a los chicos más – rió Eleanor. – Es como su segunda casa.
-Vaya casas se buscan... – rió Sam. – No son listos, ni nada.
-Primero de todo vamos a ver a Eddie. – anunció Anne.
-¿Eddie? – preguntó Jodie.
-Sí, el camarero pelirrojo que está ahí en la barra – le explicó ella mientras señalaba al chico.

Sin decir nada más se dirigieron todas hacía la barra para pedir las que serían las primeras copas de la noche. Se quedaron esperando pacientemente a que Eddie preparara sus bebidas mientras observaban el ambiente que se respiraba en aquella sala. Jodie miró el reloj; diez y media. Sonrió. Aún tenían toda la noche por delante.

-Aquí tenéis las bebidas, chicas – dijo Eddie señalando los vasos de la barra.
-¡Gracias, Eddie! – dijo Danielle cogiendo un vaso.
-No deberías pasarte mucho, Dan. Tienes que conducir – comentó Eleanor.
-Claro. Yo no, pero tú sí. ¿Verdad? ¡Qué morro tienes! – las dos rieron y chocaron sus vasos.
-Por una noche, no pasará nada – opinó Anne.
-Hasta que pasa. – rebatió Eleanor.
-¡Callarse! Y vamos a divertirnos con las chicas – dijo Danielle levantándose.

Cada una cogió uno de los vasos y se fueron a bailar a la pista. Jodie, Sam y Naomi seguían un poco cohibidas por estar de fiesta con las novias de los chicos… pero entre trago y trago la vergüenza se iba pasando. Y hasta se hacían confesiones entre ellas.
Jodie y Eleanor estaban bailando juntas y hablando de cosas varias cuando a ella le sonó el móvil. Lo sacó del bolsó y lo miró. Suspiró. ¿Quién debía ser? ¿Y por qué le enviaba un mensaje cuando ella estaba disfrutando de la noche? Abrió el mensaje que tenía sin leer; “A pesar de todo lo que está pasando, no olvides nunca que te quiero. Disfruta de la noche, xx! – Lou.” Guardó el teléfono, no tenía ánimos de contestarle.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? – preguntó Jodie.
-No mucho. ¿Me acompañas a la barra? – contestó ella intentando sonreír.
-Claro. Vamos.

Se acercaron a la barra y pidieron dos vasos; uno con vodka y ron y el otro con whisky y licor de melocotón. Se quedaron en la barra sentadas mientras se bebían la que era la tercera copa de la noche. Ninguna de las dos dijo nada durante unos minutos. Lejos de allí, en la pista, las chicas bailaban con sus vasos en la mano casi vacíos. Dentro de poco volverían a visitar a Eddie.

Eleanor pensó en Louis. ¿Por qué era tan jodidamente oportuno? Pensó en su risa, y en sus ojos azules… Y bebió del vaso. Casi se lo termina de un trago. Casi, pero no. El líquido cayó por su garganta, quemándola. Pero la imagen de Louis no desaparecía de su cabeza.

-Sé que no nos conocemos mucho, Eleanor… Pero si necesitas hablar, aquí me tienes – dijo Jodie bebiendo de su vaso también.
-La verdad, es que sí. Necesito hablar. – respondió ella.
-¿Qué pasa? ¿Es Louis?
-Sí, se trata de él…
-¿Era él? El que te ha enviado el mensaje… quiero decir.

Eleanor asintió y le enseñó el mensaje. Jodie lo leyó atentamente. “A pesar de todo lo que está pasando”… ¿Qué quería decir Louis con aquello? ¿Estarían teniendo problemas él y Eleanor? Sí. Debía ser eso.

-¿Tenéis problemas? – preguntó Jodie.
-¿Problemas? Oh, sí. Muchos. Con Louis es imposible no tener problemas – rió Eleanor.
-Parecéis felices juntos… - empezó a decir la chica de ojos verdes.
-¿Jodie conoces la expresión; “No es oro todo lo que reluce”?
-Sí. La conozco.
-Pues eso es lo que nos pasa exactamente a Louis y a mí. No somos oro, pero relucimos como si lo fuéramos.
-Lo siento…
-No lo sientas. Si es culpa nuestra. – volvió a beber del vaso, y esta vez sí, se lo terminó.
-¿Culpa vuestra?

Jodie no entendía nada. Jamás habría pensado que a Louis y a Eleanor les fuese mal como pareja. Jamás. Pero al parecer, tenían sus más y sus menos. Y últimamente estaban pasando una época de muchos menos.

-Sí. Es culpa nuestra. Somos humanos, y los humanos cometemos errores. Y siempre cometemos los mismos. Una y otra vez.
-¿Quieres decir que esto no es la primera vez que pasa?
-No, no es la primera vez que pasa. Somos personas, y somos libres. Y ya conoces a Louis… él es una alma libre, como un pájaro – rió al recordar que Louis le había dicho esa frase millones de veces cuando discutían. – Y yo… pues también.
-¿Entonces el problema está en que sois pájaros? – rió Jodie para quitarle hierro al asunto y Eleanor rió con ella.
-Si fuésemos pájaros no estaríamos así ahora. Los pájaros no tienen cámaras a todas horas siguiéndoles, ni gente que les amenaza por quererse, ni personas atosigándoles a todo momento…
-Entiendo… - Jodie bebió de su bebida. Y le ofreció un trago a su compañera que lo aceptó de buena gana.
-El problema es que detrás de todo el rollo de la fama, Louis y yo sentimos cosas… Y no siempre son sentimientos entre nosotros. ¿Entiendes? – la pequeña asintió.
-Pero vosotros os queréis, ¿verdad?
-Claro que nos queremos, sino no estaríamos aquí después de no sé cuánto tiempo. Pero yo me canso de que nos encasillen como pareja, me canso de no poder ser solamente nosotros cuando estamos juntos… y entonces mi alma de pájaro libre busca amor en otros sitios. Y a él le pasa exactamente igual.

Un beso muy fuerte;
Mery Da Font.

2 abr 2012

You belong with me; Capítulo dieciséis.

Dieciséis, ¿ya? Uh. Cómo pasa el tiempo.
Tengo que decir que este es uno de mis capítulos preferidos... de los que más he disfrutado escribiendo; no sé porqué. Supongo que aquí, después de un tiempo, Harry vuelve a ser el que era aunque sea momentáneamente. Las chicas son ellas mismas sin pararse a pensar en que ellos son quien son... Es un cúmulo de cosas que se han juntado todas en un capítulo y espero que os hagan disfrutar como a mí.
Antes de dejar la canción del capítulo, que este sí que tiene (por fin), quería añadir que no me gusta que no me dejéis comentarios... porqué me da la sensación de que no os gusta la historia, y eso no mola. La única manera que tengo de saber lo que opináis son los comentarios y si no comentáis... yo creo que no os gusta.
Sin más dilaciones os dejo la canción que sale en el capítulo... que no es ni más ni menos que "Hollywood" de Michael Bublé. Ya tardaba este genio en aparecer por mi tracklist... ¡Pero aquí está! Espero que os guste la canción, y el capítulo.
Hollywood - Michael Bublé ( http://www.youtube.com/watch?v=QBrlYtV60GA )

Capítulo dieciséis; Harry me prestará su coche y puede que algo más.

Aquella tarde estaba siendo bastante divertida y es que no podía ser de otra manera. Louis y Niall siempre estaban haciendo el tonto, y las chicas no paraban de reír. Y Harry… bueno, él estaba bastante callado pero de vez en cuando reía, decía tonterías, y participada en las carcajadas colectivas. Jodie no podía parar de mirarlo, y mira que se había jurado y perjurado que no lo haría más; pero no podía. Estaba enamorada y no era capaz ni de cumplir las promesas que se hacía a ella misma. Suspiró. ¿Y es que cómo no iba a estar enamorada de él? Le encantaba todo de él y no quería, ni podía, evitarlo.

-¿Me disculpáis un momento? – dijo Eleanor levantándose. – Tengo que ir a hacer una llamada.
-¿Ya vas a llamar a tu amante? – rió Louis.
-Claro. Es que me aburres. – le picó ella. Las chicas los miraban atónitas pero entre ellos eso era una broma íntima y personal.
-Vaya. La próxima vez intentaré hacerlo mejor.

Él se levantó también y le dio un beso a su chica. A Naomi se le cayó el alma al suelo pero eso era algo que debía superar. Louis tenía novia y ella era perfecta para él. La guapísima novia de Louis se fue alegando que tenía que llamar a Danielle, la novia de Liam, para concretar algo sobre aquella noche.

-¿Salís de fiesta juntos? – dijo Sam
-Generalmente sí. – respondió Niall.
-Pero hoy toca noche de chicas. – añadió Louis.
-¿Noche de chicas? – inquirió otra vez bebiendo de su batido.
-Sí. Hoy van a salir Eleanor y Danielle. Sin nosotros.
-Hoy les toca descansar de aguantarnos – rió Harry.
-Pues para mí no sería molestia aguantaros – opinó Naomi mirando a Louis.
-Créeme, cuando llevas un rato con nosotros… somos insoportables.
-Pues no me lo creo, Louis. – insistió la chica.
-Ya lo comprobarás, algún día. – concluyó él con un aire solemne.
-¿Ah sí? – rió ella. – Ya veremos quién tiene razón cuando llegue ese día, entonces.
-Me parece bien.
-¿Y por donde salís de fiesta?– preguntó Jodie dirigiéndose a Niall.
-No somos los típicos chicos a los que te los puedes encontrar una noche en cualquier discoteca. Nos gusta ir siempre al mismo sitio. – le explicó el irlandés.
-Somos clientes fijos de allí – rió Harry. – Además Louis conoce al dueño del local, y así puedo entrar sin problemas.
-¡Míralo el enano como se las arregla! – dijo Sam riendo.
-Se aprovecha de mis influencias. Sólo me quiere para entrar gratis, y emborracharse sin problemas – intentó hacerse el ofendido Louis, pero no lo consiguió.
-Oh, vamos… Louis. Sabes que eso no es así. Que mi amor por ti es sincero, yo te quiero. – Harry se acercó la mano al corazón e hizo un gesto para indicar que sus sentimientos procedían de lo más hondo de su ser.
-No intentes arreglarlo ahora, ricitos. No te creo – Louis le sacó la lengua.
-¡Vaya dos! – rió Naomi.
-¿Están siempre así? – preguntó Sam.
-Sí. – respondió Niall.

Las risas no cesaron, y continuaron hablando de lo que hacían cuando salían de fiesta. Los chicos les contaron sus anécdotas más graciosas, y sus borracheras más importantes. Quién lo iba a decir, ¿eh? Aquellos chicos que tenían cara de no haber roto un plato en su vida realmente habían roto más de uno y más de siete, también. Pero sus historias eran realmente divertidas y ellas no podían parar de reírse.

Poco después, a la mesa, se incorporó Eleanor que ya había vuelto de hacer su llamada y concretar cosas para su noche de chicas junto a sus amigas y Danielle.

-Entonces no os esperamos despiertos, ¿no? – preguntó Louis cuando Eleanor acabó de explicar lo que harían aquella noche.
-Creo que no – rió ella. – Las chicas también necesitamos divertirnos. No solo vosotros.
-En eso estoy de acuerdo – dijo Jodie.
-¿Ves? – Eleanor rió otra vez colocándose bien el pelo.
-Las chicas son guerreras – rió esta vez Niall.
-Completamente cierto – apuntó Sam. – Sobretodo nosotras.
-Oye, chicas. – dijo Eleanor. - ¿Os apetece venir esta noche?
-¿En serio? – preguntó Naomi.
-Sí. Si queréis, claro…
-¿Estás de broma? ¡Claro que queremos! – se apresuró a decir Sam.
-Pues no se hable más. Esta noche, noche de chicas. – concluyó ella.
-Lo que me faltaba por ver que mi novia y mis fans me dejen de lado. – dijo Louis intentando llamar la atención.
-Supéralo, Lou. Es lo que hay – añadió Harry riendo.
-¿Cómo que lo supere? Me están abandonando.
-No lloriquees. – volvió a decir el chico de rizos.
-Lou, cariño, no te abandonamos. Luego volvemos – le dijo Eleanor.
-Claro. Y si quieres vamos a arroparte y a darte las buenas noches – rió Naomi.
-¿Vendríais todas? – rió él con cara de niño bueno.
-Obviamente. – esta vez habló Jodie.
-Pues entonces acepto esa opción. Esta noche quiero que me arropéis y me leáis un cuento.
-¡Ala! Anda que no sabes tú… - dijo Niall pegándole una colleja.

La tarde iba pasando entre risas, miradas, batidos, y largas conversaciones. En una de esas largas conversaciones decidieron que Louis llevaría a Niall y a Eleanor a casa mientras que Harry acercaría a las tres chicas hasta sus casas; les daría tiempo a cambiarse y las llevaría hasta el punto de reunión donde habían quedado todas. Le había tocado por ser el único, además de Louis, que tenía carnet de conducir. De todas maneras, no le disgustaba tener que hacerlo así podía mantener la cabeza ocupada y no pensaba en Caroline. A pesar de que las chicas se habían negado a aceptar a Harry de chofer puesto que podían coger el metro o ir caminando a casa Louis insistió tanto que acabaron aceptando.

Durante la tarde Sam estuvo pensando en Zayn; hacía bastante tiempo que no le veía y le hubiera gustado habérselo encontrado aquella tarde, pero no tuvo suerte. Aunque si las cosas iban bien puede que el destino hiciera que se encontraran aquella noche. Sonrió al pensar en él. Le gustaba mucho, demasiado. Pero entonces se sintió algo culpable por quererle. Ella estaba con Dylan y le quería, claro que sí. Su amor por Zayn era algo totalmente platónico; nada más.

Jodie no paraba de mirar a Harry y de vez en cuando sus miradas se encontraban. Eran unos segundos, tensos pero mágicos a la vez. Cuantas más veces lo miraba y veía que sus ojos la estaban mirando más confundida estaba. Cuantas más veces él sonreía, más le gustaba. Aquello no podía ser bueno, y por si fuese poco tendría que aguantar que la llevara a casa. Suspiró. ¿Por qué no encontraría ella a otra persona con la que poder empezar de cero? Naomi tenía a Pierre, y Sam a Dylan. Y ella… ella sólo tenía el pensamiento de Harry, las veinticuatro horas del día.

No demasiado lejos habían otro intercambio de miradas triangular entre Naomi, Louis y Eleanor. Los tres se iban mirando mutuamente. A veces la mirada de las dos chicas coincidía y Eleanor le regalaba una sonrisa a Naomi. Otras veces era la mirada de Louis la que buscada la de la chica, y ella se ruborizaba. Y otras tantas veces cuando miraba se encontraba con que los ojos del chico miraban con sentimiento enamorado los de Eleanor.

Eran las siete y media; fuera empezaba a oscurecer y decidieron marcharse. Salieron del establecimiento y se despidieron en la puerta. Niall, Eleanor y Louis se fueron hacia la derecha y las chicas y Harry se fueron hacia la izquierda. Caminaron las tres junto al chico de rizos hasta llegar al coche; un gran todoterreno de color negro. Jodie se lo quedó mirando; el famosillo no reparaba en gastos por lo visto.

-Vaya cochazo, ¿no? – preguntó Sam mientras Harry abría la puerta del conductor.
-Tampoco es nada del otro mundo – dijo él encogiéndose de hombros.
-¿Qué no? Yo para comprarme esto tengo que trabajar durante toda mi vida, o más – rió Naomi subiéndose en los asientos traseros.
-¿Tienes carnet? – preguntó él.
-Sí.
-Pues ya te dejaré el coche algún día – sonrió.
-¿De verdad?
-Claro. ¿Por qué no? Mientras que no te multen, ni nada por el estilo…
-Te tomo la palabra, Harry Styles. – aseguró Naomi.

Harry estaba en el asiento del conductor encendiendo la radio mientras que Naomi y Sam que estaban en los asientos traseros se ataban los cinturones. Jodie seguía fuera mirando el coche.

-Jodie, entra. No conduzco de manera temeraria, puedes estar tranquila – bromeó él.

Ella sonrió. Cada vez estaba más simpático, más bromista, más él. Y eso le gustaba. Volvía a ser el Harry que ella creía conocer, ese Harry del cual se había enamorado desde el primer segundo. Entró y se sentó en el asiento del copiloto; sólo para estar más cerca de él. Total ya había incumplido su promesa de no hacerle caso… por tanto, ¿qué más daba?

-Jodie, ¿sabes qué? – dijo Naomi.
-No, dime – contestó ella mientras se abrochaba el cinturón.
-Harry me va a dejar su coche.
-¿En serio?– preguntó mirándole.
-Así es. Se ha enamorado de él. ¿Qué vamos a hacerle? – rió él.
-Yo sé otra cosa que Naomi querría que le prestaras… - murmuró Jodie.
-¡Oye! Tú te callas – gritó la aludida porque sabía a lo que se refería su amiga.
-Ah sí, ¿y qué es?
-¡Yo lo sé! – añadió Sam riendo.
-¡Cómo digáis algo os parto las piernas! – advirtió Naomi.

Harry no entendía nada pero se ve que aquello era una especie de secreto interno. No quiso preguntar por miedo a que Naomi respondiera violentamente a sus preguntas; así que se limitó a observar la escena sonriente. A todo esto, el coche seguía aparcado.

-Naomi quiere que le dejes a… - empezó a decir Sam pero la mano de Naomi le tapó la boca justo a tiempo.
-¡Que te calles, rubia! – dijo ella.
-¿A qué lo digo yo? – añadió Jodie riendo.
-Ni se te ocurra.
-Ya se me ha ocurrido. – Harry rió ante ese comentario pero siguió callado.
-Cómo digas algo atente a las consecuencias.
-¿Y qué consecuencias son esas? – preguntó desafiante.
-Que le diga yo a Harry la cosa que tú querrías que él te prestara.

Jodie abrió los ojos como platos, y Sam empezó a reírse descontroladamente como pudo porque su boca seguía tapada por la mano de su amiga. La pequeña de ojos verdes se ruborizó e intentó desaparecer pero no pudo.

-Eres retorcida, Naomi. – dijo mientras la miraba con cara de odio.
-Lo sé. Así que ya sabes lo que te espera como digas algo.
-Me las pagarás. Que lo sepas.

Harry que hacía rato que había perdido el hilo de la conversación las miraba curioso. Sólo había entendido que entre ellas había dos secretos relacionados con él, bueno… con cosas que él tenía y que podría prestarles algún día. O eso había entendido él. Sacudió la cabeza, y arrancó el coche.

El vehículo se había quedado muy silencioso así que Harry puso un CD de música; y de repente una canción titulada “Hollywood” de Michael Bubblé empezó a sonar. A las tres chicas les gustaba mucho la música de Michael Bubblé, especialmente a Naomi que empezó a cantar como si le fuera la vida en ello. El chico de pelo rizado la miraba por el retrovisor y sonreía. Ahora que las iba conociendo mejor; aquellas tres chicas le empezaban a importar más de lo que él estaba dispuesto a admitir.

-Baby Hollywood is dead; you can find it in yourself! – cantaron todos a una.

La canción terminó y empezó otra canción que no era de Michael Bubblé. Harry la tarareaba mientras sus dedos marcaban el ritmo de la música en el volante; al parecer era el único que conocía aquella canción.

-A ver… ¿A dónde vamos primero? – preguntó él.
-¡A mi casa! – dijo Sam.
-Tendrás que indicarme cómo llegar porque, desgraciadamente, no soy taxista sino cantante. Y por eso no me conozco todas las calles de Londres.
-Que remedio… A quién yo le diga que he tenido que guiar a Harry Styles hasta mi casa, no me cree. – rió la rubia.

Pocos minutos más tarde después de miles de indicaciones por parte de Sam estaban en la puerta de su casa. Tuvieron suerte y encontraron sitio para aparcar en la misma puerta. Sam le preguntó a Naomi que si podía subir con ella para aconsejarla con la ropa, aunque ambas sabían que no era ese el motivo por el cual la rubia había dicho eso. Se bajaron del coche prometiéndoles a Jodie y a Harry que no tardarían mucho en bajar.

Jodie aprovechó el momento para sacar su móvil y llamar a su madre. Esperó a que lo cogiera pacientemente pero su madre no respondió. Resopló. Y miró de reojo a Harry que la observaba atentamente. Ella volvió a marcar el número, tenía que avisar a su madre de que ahora iría a casa pero que no se quedaría mucho tiempo.

-Jodie, cariño, ¿qué pasa? – respondió la madre de la chica.
-Hola mamá, te llamaba para que no te preocuparas. Que en unos minutos estaré en casa. ¿Vale?
-Vale. ¿Vienes con las chicas?
-No. Bueno, sí. – dijo ella.
-Explícate. – le pidió su madre.
-A ver… Es un poco difícil de entender. – suspiró Jodie.
-Creo que podré seguirte.

Ella miró a Harry que se estaba enterando de toda la conversación puesto que en aquel vehículo había un silencio sepulcral.

-Harry nos lleva en coche a casa – dijo por fin ella.
-¿Harry? ¿Qué Harry? No conoces a ningún Harry excepto a… - la madre de la chica calló.
-Exacto. Ese Harry. – él rió.
-¿Qué me he perdido, Jodie?
-Te he dicho que era difícil de entender. – esta vez rió ella.
-Y si no me lo cuentas más.
-A ver mamá, atenta que te hago un resumen. – hizo una pausa y continuó hablando. – Después del concierto del otro día les conocimos, luego los fuimos a ver a la revista y hoy nos los hemos encontrado en Milkshake City. La novia de Louis nos ha invitado a salir con ella de fiesta, y Harry se ha prestado voluntario para acercarnos a casa en coche. Fin.
-Y ahora es cuando me cuentas que Harry y tu os habéis casado en Las Vegas y os vais de a luna de miel a Hawai, ¿verdad?

Harry estalló en una carcajada sin poder evitarlo, y Jodie se ruborizó. Mataría a su madre.

-¿Quién se ríe? – preguntó ella al ver que su hija no decía nada.
-Harry. – susurró – Te ha oído, ¿sabes?
-Vaya. Lo siento, Jodie. – rió su madre.
-Ya no importa. Bueno, mamá… que ahora me llevará Harry a casa. Y luego saldré con las chicas por ahí.
-Vale cielo, te espero en casa.
-Adiós, te quiero. – y antes de que su madre pudiera decir nada más colgó.