Por fin subo otra vez. Voy a recobrar el horario normal; miércoles y sábados. ¿Vale? Porque sino esto es un lío... hahaha (:
En este capítulo empiezan las ñoñerías cursis que se que os gustan a todas, y nada ... que espero que lo disfrutéis mucho. Bueno... y sí que tiene canción la que "toca" Niall en el capítulo. Una canción preciosa de mi querídisímo pelirrojo Ed Sheeran <333 Os la dejo aquí;
Kiss me - Ed Sheeran. (
http://www.youtube.com/watch?v=MXL8BEPl-Nw )
Capítulo
diecinueve; Ella no lo sabrá jamás.
La repartición de habitaciones estaba hecha y parecía que nadie
estaba aparentemente contento con esa distribución excepto Louis.
El irlandés hizo ruta por el pasillo con las chicas para dejarlas
en sus habitaciones correspondientes. La más cercana era la de Harry; allí
dormiría Jodie. Abrió la puerta y se encontró al chico de rizos plácidamente
dormido. Parecía un ángel. Ella lo miró sonriente; tenía cara de no haber roto
un plato en su vida. Y era probable que no lo hubiera hecho, pero había roto
otras muchas cosas.
-Harry… Harry… ¡despierta!
-Louis, no quiero dormir contigo… Si has tenido una pesadilla ves a despertar a
Liam. – murmuró el chico sin abrir los ojos.
-No soy Louis. – rió el irlandés. – Échate para un lado y haz sitio en la cama.
-Tampoco quiero dormir contigo. – las chicas rieron un poco más clamadas del
desfase de su fiesta aquella noche.
-¿Y con Jodie?
-Con Jodie, sí. Pero está de fiesta. – la pequeña de ojos verdes se puso roja
al oír aquello, y Niall sonrió.
-Te equivocas, está en tu habitación ahora. Y necesita un sitio para dormir.
Harry abrió los ojos y se revolvió en la cama más nervioso de lo
habitual. Se incorporó un poco y observó su habitación oscura. Y entonces allí
las vio a ellas; Sam, Anne, y Jodie. Las dos primeras sonreían ampliamente y le
saludaban con la mano. Y Jodie, la chica con la que él quería dormir aquella
noche, estaba mirando al suelo. Ni él mismo sabía por qué pero le apetecía
demasiado hacerle un hueco en su cama aquella noche, así que sin pensárselo dos
veces se echó a un lado y le dio unos golpecitos al sitio que había dejado
vacío.
-Lo dicho, Jodie… Tú te quedas aquí. – dijo Niall dirigiéndose
hacia la puerta.
-Hasta mañana – murmuraron las chicas cuando se fueron detrás del irlandés.
-Buenas noches – dijo Harry a modo de despedida.
La ruta de las habitaciones siguió. La siguiente parada era la
habitación de Zayn. A Sam le temblaban las piernas; tenía novio, y le quería,
pero iba a pasar la noche con su amor platónico. Junto a él en una habitación
sólo para los dos. Niall sonreía de oreja a oreja puesto que después de dejar a
Sam allí tendría tiempo para hablar a solas con Anne; si es que estaba en
condiciones de hablar. No quería presionarla ni nada, lo único que quería era
volver a conquistarla.
La puerta de Zayn estaba entornada y parecía que dentro había
movimiento. Eso era una ventaja, así no tenía que despertarle. Al abrirla del
todo pudieron comprobar que Zayn estaba sentado en la cama con el móvil entre
las manos. El chico levantó la vista y les vio allí.
-Hey, ¿Qué hay? – saludó él.
-Nada, te traigo compañía – dijo el irlandés.
-¿Y eso?
-No hay sitio suficiente para todas las chicas para dormir… Sam se quedará
contigo esta noche. – Niall le guiñó el ojo, pero ninguna de las dos chicas lo
vio.
-Por mi ningún problema. Si ella quiere, claro – rió Zayn.
-¿Estas de broma? Prefiero dormir aquí que con el loco de Louis – se apresuró a
decir Sam.
-Asunto solucionado. Anne y yo nos vamos a dormir también. – concluyó el rubio.
-Vale.
-Hasta mañana – se despidió Anne.
Solo quedaban ellos dos; Niall y Anne. Caminaban en silencio por
el pasillo; él haciendo ver que no sabía nada, y ella haciendo ver que nada
había pasando entre los dos. Ella suspiró cansada de fingir, y él miró a otro
lado. Pasaron a la habitación en silencio… pero ese silencio duraría más bien
poco.
Un par de puertas hacia la derecha, en el interior de la
habitación, se encontraban Danielle y Liam. La pareja perfecta. No tenían
problemas; y se querían. Su relación era apoyada por todo el mundo, y aunque se
veían poco aprovechaban todos los momentos que tenían para ellos; como esa
noche. Cierto era que Danielle estaba bastante borracha, pero a él no le
importó. La acogió en sus brazos, y disfrutó de su compañía.
Estaban los dos medio estirados en la cama, apoyados contra una de
las paredes, abrazados. Ella tenía su cabeza apoyada en el pecho de Liam, y él
le pasaba la mano por el pelo suavemente.
-Vaya noche más movidita… - dijo ella.
-¿Qué ha pasado? – preguntó él para reconfortarla.
-Eleanor se ha deprimido por Louis, Jodie estaba un poco triste por Harry, y
luego Anne y su tema con Niall… que ya sabes que es intocable. Se ha puesto
como una fiera.
-Sí, ya sé cómo es Anne. Lo de Louis y Eleanor es normal… Son demasiado iguales
y eso a veces no es bueno. Y en el tema de Jodie no puedo opinar mucho, me
encantaría que no lo pasara mal por el capullo de Harry y su novia… Pero no
podemos hacer nada.
-No llames a Harry capullo… Anda que tú también; tener amigos para esto – rió
ella.
-A veces se merece que le llamemos capullo. No lo niegues.
-No lo niego, pero… pobrecito; está enamorado.
-Ella no le conviene. – dijo él muy serio.
-Lo sé, Liam. Lo sabemos. Pero es su vida.
-Pues que luego no me venga llorando – rió él.
-Si lo hace, que seguramente lo hará, estarás ahí… porque eres más bueno que un
trozo de pan.
-Cierto. – afirmó él. - ¿Por qué?
-Naciste así. – rió ella. – ¿Pero sabes qué? Me gusta que seas así.
-Y a mí me gustas tú.
Ella se giró un poco para mirarle a los ojos; y él sonrió. Se
besaron tiernamente alejándose del mundo, queriéndose, durante unos minutos.
-Eres el novio más perfecto que existe en este mundo, Liam Payne.
– dijo ella por fin.
-Discrepo. – rió él mientras le daba otro beso más corto que el anterior. – Soy
del montón.
-Sabes que eso no es así. – sonrió ella.
-Princesa, tienes que descansar. Ya es tarde. Mañana si quieres seguimos
discutiendo sobre quién es el mejor novio del mundo.
-Vale. Pero no hay mucho que discutir.
-Eso lo dirás tú… - susurró él. Y se volvieron a besar.
Ella se acurrucó entre las mantas, casi sin separarse del cuerpo
de su novio, y con una sonrisa en los labios se durmió mientras él la
observaba.
Delante de la habitación de Liam se encontraba la de Harry. En
ella se encontraba, naturalmente, el chico del pelo rizado y su invitada
particular durante aquella noche. En cuanto salieron Niall y las chicas de la
habitación todo se quedó muy silencioso. Ninguno de los dos dijo nada; pero las
miradas hablaban solas. La de Harry decía: “Ven, esta noche quiero dormir
contigo.” Y la de ella decía: “Lo siento pero soy una extraña en tu cama.”
Tardaron en ponerse de acuerdo, puede que tardaran cinco minutos. Sin hablar,
simplemente mirándose y Harry dando insistentes golpes en el colchón.
-Vamos, Jodie. Tengo sueño. Métete en la cama, no me hagas salir a
buscarte. – dijo él sonriendo.
-¿Tienes sueño? Pues duérmete. –
respondió ella cohibida. Se sentía extraña allí.
-Pero yo quiero dormir contigo. – rió Harry.
-Lo llevas claro. – rió ella también.
-¿Te piensas quedar ahí plantada toda la noche con los tacones esos infernales?
-Sí.
-Pues yo no te dejo.
-¿Y qué vas a hacer? – preguntó cruzándose de brazos.
-Me levantaré y te meteré en la cama a la fuerza – respondió él.
-Ya, claro. ¿Tengo que creerme que lo harás?
-¿No me crees capaz? – se ofendió.
Ella negó con la cabeza. Harry riendo se levantó de la cama
corriendo y se acercó hacia la chica. A Jodie casi le da un infarto de ver la
ropa con la que Harry dormía; o más bien decir… la poca ropa con la que Harry
dormía. Él seguía avanzando decidido hacia ella con una sonrisa en la cara. Se
quedó quieto delante de ella y susurró;
-Ya estás tardando en meterte en la cama… Es la última oportunidad
que te doy.
-Harry, esto es una tontería – dijo ella como pudo.
-¿No aprovechas la última oportunidad? Muy bien, tendré que hacerlo yo mismo.
El chico hizo el intentó de cogerla en brazos y ella se revolvió
riendo. Él sonrió al oír el sonido de su risa y se dejó llevar por la locura.
Finalmente pudo cogerla en brazos a pesar de que ella se resistía y le decía
que la bajara, que no quería meterse en la cama… Harry hizo caso omiso a todo
lo que la pequeña Jodie decía mientras pataleaba como una niña. Caminó por la
habitación con la chica en brazos, y la dejó en la cama, sin dejar de sonreír.
Asunto solucionado. Ella estaba en la cama y él la miraba orgulloso de haber
conseguido su propósito.
Poco después de que ella se quitara los tacones y de que Harry le
dejara una camiseta enorme para dormir, por fin estaban los dos tumbados en la
cama. Harry apunto de dormirse, y Jodie pensando en que aquello era totalmente
inverosímil. Ella, en la cama de una superestrella, y él a su lado. Giró la
cabeza y allí seguía; no se había ido. Tenía los ojos cerrados, sus rizos caían
por su cara y en su boca se dibujaba la más perfecta de las sonrisas. Ella
suspiró sintiéndose especial; por unos segundos sintió que aquel chico le
importaba de verdad.
La habitación de Louis, que estaba al principio del pasillo, era
la única que tenía balcón ya que al mayor le gustaba asomarse a contemplar el
paisaje. Alrededor de la casa había muchas praderas y, a lo lejos, algún que
otro bosque. Y a él le gustaba apoyarse en la baranda y dejar las horas pasar.
Pero en aquel preciso instante no era Louis el que estaba mirando a la nada
dejando las horas pasar. La larga cabellera rizada de la chica ondeaba con el
viento frío de aquella noche, aún llevaba aquel vestido puesto, y los efectos del
alcohol se le habían pasado bastante. Naomi suspiró mirando al interior de la
habitación donde Louis y Eleanor dormían plácidamente, o al menos eso parecía.
No se sentía cómoda en aquella cama, sentía como si se estuviera entrometiendo
en su relación… Y eso no podía hacerlo, por muy enamorada de Louis que
estuviera, jamás.
-¿Te he dicho ya que me encanta como te queda ese vestido? – la
voz de Louis la sobresaltó y eso que no había hablado demasiado alto.
Ella se giró tímidamente y le miró. Estaba guapísimo a la luz de
la luna; sus ojos azules brillaban y parecía que aquella noche su sonrisa
quería eclipsar la luz del universo.
-Creo que no había tenido ocasión de decírtelo… hasta ahora –
prosiguió él acercándose hasta la baranda.
-Pero ahora ya lo has dicho… - susurró ella.
-Y lo diría todas las veces que hicieran falta. Lo guitaría si fuese necesario.
Ella rió, pero no dijo nada más. Miró de reojo a Eleanor otra vez.
Suspiró. Aquello no estaba bien; nada bien. Ella y Louis en un balcón a las
tantas de la mañana mientras ella duerme sin enterarse de nada a apenas dos
metros de allí.
-¿Quieres que lo haga?
-¿Estás loco? Podrían oírte…
-¿Qué más da? No estaría diciendo ninguna mentira. – replicó Louis.
-Nadie ha dicho que estuvieras diciendo una mentira. Sólo digo que… no hace
falta gritar las cosas para que sean más verídicas. A veces los susurros son
más efectivos.
-Oh. Ya lo cojo. Quieres que te susurre que estas preciosa, ¿verdad?
-Yo no quiero nada… Eres tu el que has empezado toda esta conversación. – dijo
ella dejando de mirarle.
De repente notó la presencia de Louis demasiado cerca suyo pero no
tenía ganas de apartarse, ya no quería seguir apartándose de él. Cerró los ojos
sabiendo que él seguía ahí, sin moverse ni un milímetro. Casi podía sentir su
respiración, y un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando Louis le apartó el
pelo.
-Estás preciosa. – susurró él.
Naomi no dijo nada. Esperaba que él se separara de ella, y que
pudieran hablar de cualquier otra cosa. Pero Louis se quedó allí, a su lado, y
se apoyó despaldas a la barandilla mirándola fijamente. Por primera vez en toda
la noche lo miró a los ojos, y sonrió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Le encantaba
que él fuera así con ella, y quería creer que eso sería así siempre…
-Gracias – dijo finalmente ella.
-Las que tú tienes – rió Louis.
Naomi quería ponerse a saltar de alegría, quería bailar, quería
reír, quería ser feliz, quería estar con él. Y Louis quería romper con todas
sus ataduras, quería gritar, quería sentirse libre, quería besarla; se moría de
ganas.
-Naomi… - empezó a decir él.
-¿Si? – contestó la chica pensando lo bien que sonaba su nombre prenunciado por
sus labios.
-¿Tu me quieres? – dijo de repente.
-¿A qué viene esa pregunta?
-Las preguntas no se contentan con más preguntas. – rió él.
-¿Y por qué no?
-Porque lo digo yo. – esta vez fue ella la que soltó una carcajada.
-Eso es una respuesta dictatorial, que lo sepas.
-Si… bueno. Si quieres llamarlo así… Pero, ¿me vas a contestar, o no?
-¿Cuál era tu pregunta? - intentó esquivar el tema ella.
-Te he preguntado si me quieres.
-¿Si te quiero? – él asintió.
-Mira, ¿sabes qué? No quiero saberlo. No me lo digas, porque voy a hacer lo que
quiera igualmente – ambos rieron. Louis no cambiaba ni a tiros.
Louis se acercó a la chica, y le acarició la cara mientras la
miraba fijamente a los ojos. Ambos deseaban besarse pero entre medias había
demasiadas cosas que se lo impedían. En la cama Eleanor se movió y se acurrucó
en las sábanas. Los dos miraron de reojo unos segundos. Nada de otras personas;
ahora mismo sólo existían Louis y Naomi.
-¿Y qué es lo que quieres hacer? – susurró ella.
-Esto… - dijo él antes de acercarse peligrosamente hacia sus labios.
La chica cerró los ojos. No podía creer que el chico de sus sueños
estuviera a punto de besarla. Louis Tomlinson besándola. ¿De verdad era eso
posible? Cuando abrió los ojos se encontró a Louis demasiado cerca. Sus frentes
se tocaban, y sus labios estaban a escasos milímetros de rozarse. Finalmente él
se inclinó sobre ella y rozó sus labios tiernamente. La besó con ternura y
antes de que aquello pudiera ir a más ella se apartó.
-Louis, no podemos hacerle esto a Eleanor. – dijo ella pasándose
las manos por el pelo. - ¡No podemos! – elevó un poco más la voz, desesperada.
-Yo… Siento si te ha molestado – murmuró él.
-¿Molestarme? ¿A mí? En absoluto. Pero se de alguien que se molestaría si lo
supiera.
-No lo va a saber. – contestó él intentando calmarla.
-Lo dices como si fuese a tranquilizarme. – respondió ella nerviosa.
Ella se encogió sobre sí misma y miró al suelo. ¿Qué estaba
pasando? Se iba a volver loca. Deseaba a aquel chico, le encantaba desde el
primer momento que lo vio, pero ella no era esa clase de chica que iba robando
novios.
-Eh… - susurró él agachándose y haciendo que él la mirara – No
pasa nada. Está todo bien. ¿De acuerdo?
-No, Louis. No está todo bien.
-Las cosas no son fáciles, ¿sabes?
-Dímelo a mí… - dijo más para ella que no como respuesta a Louis.
-Naomi, no te agobies. Ha sido un beso, bueno… un medio beso – rió él. – Ella
no lo va a saber jamás. Y sé que es culpa mía porque estoy complicando las
cosas más de lo que debería… pero yo soy así.
Espero que os guste mucho, un besito;
Mery Da Font.