8 ago 2013

You Belong With Me: Capítulo cuarenta y siete.

¡HOOOOOOOOOOOOOOOOLIS!
Pues aquí traigo otro capítulo y espero que no me matéis por tardar... y espero que tampoco me matéis por deciros que la cosa va llegando a su fin ya... Es super triste acabar una historia y más si le tienes tanto cariño como yo le tengo a YBWM. Llevo más de año y medio escribiéndola y perfeccionándola, pensando en los detalles, en las escenas, en las historias de los personajes... Estoy encantadísima de haber empleado todo mi tiempo en ella y por eso me da pena terminarla pero... también es un honor para mí puesto que podré trabajar en nuevas historias que tengo en mente, en otras que ya he empezado a escribir y un largo etc. Así que nada... YBWM se acaba en breves pero llegan otras historias como Accidentally in love o Exordium que espero que os gusten tanto como esta.

Y bueno que no os doy más la chapa... espero que os guste y que comentéis mucho.



Capítulo cuarenta y siete: Descargando rabia.
Caroline salió de su camerino repiqueteando con los tacones en el suelo y buscando al irlandés con la mirada, tras darse cuenta de que Niall había desaparecido y ya no la perseguía sonrió con más calma. En cambio, dentro del camerino, Adam no sonreía tanto.
El chico se había sentado en el sofá con la cabeza entre las manos. Le exasperaba la situación, no sabía cuanto tiempo más podría aguantarla, no quería seguir aguantándola. El quería estar con Caroline sin tener que esconder su relación, él la quería solo para ella y Harry Styles era un impedimento para ello. Cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas que los amigos del mocoso descubrieran el pastel y le fueran con el cuento al chico de rizos. Suspiró. Tampoco estaba pidiendo tanto, ¿o sí? ¿Cuántas veces habían pillado a una tía siéndole infiel a su pareja? ¿Por qué no podían pillar a Caroline? Sacudió la cabeza. Ella era demasiado lista, demasiado escurridiza… sonrió. A pesar de todo, Adam la quería. Era un sentimiento muy intenso y fuerte, un lazo que nunca había tenido con nadie aunque, a veces, no fuera correspondido de la manera que él querría.
Su mirada vagó por el camerino y encima de la mesa vio una revista antigua. Le llamó la atención y se levantó a recogerla. Nada más ver la portada sonrió. Recordaba esa revista muy bien. Fue él quien se la llevó a Caroline una mañana puesto que en ella había un suculento reportaje sobre el chico de rizos más famoso del momento y su nueva amiguita, Jodie Simons.
Entonces una idea le cruzó la mente. ¡Jodie Simons! ¡Claro! Ella era todo cuanto necesitaba para acabar con aquella farsa. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Sonrió con suficiencia. Si los amigos de Harry no eran capaces de descubrir todo el lío… sería el mismo quién diera a conocer la noticia pero para ello necesitaba la ayuda de aquella adolescente que corría detrás de Harry Styles, besando el suelo que él pisaba.
Salió del camerino a toda prisa, dobló la revista y se la colocó en el bolsillo trasero del pantalón, sobresalía más de la mitad… pero le daba igual, su cabeza estaba maquinando cosas mucho más importantes.
Adam caminó por los pasillos del plató de televisión, con prisa, casi corriendo, en busca de alguien. Cuando lo encontró por casualidad en un sitio donde no esperaba sonrió.

-          Hey, Olly. – le gritó. El presentador se giró.
-          ¡Dime Adam! ¿Todo bien?
-          Sí, sí. – Le pasó la mano por los hombros y caminó junto a él, con más tranquilidad. – Oye, ¿ya habéis avisado a los chicos de One Direction sobre lo del programa?
-          Ehm… acabo de comentárselo a Niall pero no saben nada oficialmente. ¿Por?
-          Nada. Estoy ultimando detalles con Caroline para la gala. Ese aspecto no lo teníamos controlado aún. ¿Te importaría llamar a Simon y decírselo? Seguro que te dice que sí, os lleváis bien.
-          ¿Y Caroline? Se suponía que iba a llamar ella… - susurró Olly.
-          Ya, pero las cosas están bastante calientes con el tema de su relación con Harry y demás… Quizá Simon se ponga hostil y no nos conviene si les queremos en el programa.

El presentador sopesó lo que Adam le acababa de decir… tenía razón. Necesitaban que los chicos de One Direction aparecieran en la gala, necesitaban esa audiencia que solo ellos podían darles. Se encogió de hombros. Se llevaba bien con Simon y se moría de ganas de ver otra vez a los cinco chicos. Llamaría para confirmar la asistencia. ¿Qué probabilidades había de que Simon se negara? Sonrió.

-          Claro. Voy a llamarle ahora mismo y después llamaré a los chicos para invitarlos personalmente.
-          Perfecto. Gracias, Olly.

Y tal como había llegado… Adam desapareció, por el pasillo, a toda prisa.

*

Una vez en casa Niall estaba nervioso, enfadado, como un león enjaulado. Apenas habló con nadie y se metió en su habitación murmurando cosas extrañas que nadie entendía. El irlandés no quería hablar con nadie puesto que en su cabeza había demasiados pensamientos que debía aclarar antes de explicar lo que sabía a los chicos, a todos, menos a Harry.
Se sentó en su cama e intentó pensar con claridad. Las cosas que sabía seguras eran que tenían que ir al programa, o eso parecía, que Caroline ocultaba algo, que les había llamado mocosos y que Harry no se podía enterar. Pensó por un momento que, realmente, todo aquello no era lo que parecía ser… Quizá Caroline le estaba preparando una sorpresa a Harry y por eso tanto secretismo. Niall resopló. Dudaba que fuera eso. ¿Cuántas veces Caroline Flack había sido amable? Pocas, poquísimas. Además, ¿a qué venían esas faltas de respeto llamándoles “mocosos” si se supone que era algo positivo?
El rubio tiró el cojín contra la puerta cerrada, con agresividad, mientras dejaba escapar un grito. ¡Qué rabia le daba todo aquello! Y, además de rabia, sentía impotencia. Impotencia por no poder hacer nada, de no estar seguro de que lo que ocultaba Caroline era una relación con el chico que se encontraba en el camerino con ella (del cual Niall no sabía nada, aparte de su nombre).
Se levantó desesperado y le pegó un puñetazo a la pared. Niall no solía ser violento pero necesitaba descargar toda la rabia e impotencia y aquella fue la única manera que encontró. Al ver que sus sentimientos no se desvanecían volvió a darle, más fuerte. Repitió la operación hasta que vio que los nudillos empezaban a sangrarle y la pared blanca se había manchado.
En la habitación de al lado, que era la de Liam, se escuchaban los golpes fuertes y constantes y los cuatro chicos los escuchaban expectantes.

-          ¿Qué ha pasado en los estudios? – preguntó Zayn.
-          No tengo ni idea. – contestó Liam caminando por su habitación. – Me fui a ver a Danielle y cuando lo he vuelto a ver ya estaba así.
-          Debemos hablar con él – sugirió Harry.
-          No creo que quiera vernos ahora.
-          Tienes razón Louis, pero también la tiene Harry: hay que hablar con él. – el chico de ascendencia árabe se encendió un cigarro.
-          ¡Zayn apaga eso! ¡En mi habitación no se fuma! – se quejó Liam.

Se formó el silencio entre los cuatro chicos que seguían pensativos y preocupados por el estado de su amigo. Entonces Liam tomó una decisión: sería él quien hablara con Niall. Eran bastante parecidos y además… fue él quien le acompañó a los estudios. Quizá… eso ayudara bastante a que el irlandés le contara lo ocurrido.

-          Yo hablaré con él. Iros al salón cuando acabe bajaré con Niall, si es que le apetece bajar, sino… bajaré solo y os lo contaré todo.

Los tres chicos miraron a Liam con unas facciones demasiado serias. Todos eran conscientes que algo muy grave debía haber pasado para que el alegre y simpático Niall Horan estuviera así de enfadado. De todas maneras accedieron a que fuera Liam el que hablara con él… aunque quizá tampoco tenían otra elección.

*

El teléfono de la oficina de Simon sonó. Él lo miró con suficiencia, como si no tuviera ganas de contestar, pero el aparato sonaba con insistencia. Negó con la cabeza y se incorporó para cogerlo. Al contestar se llevó una grata sorpresa puesto que no esperaba oír la voz de Olly Murs.

-          ¿Te pillo en mal momento? – preguntó el presentador.
-          Realmente no estaba haciendo nada… Y hasta dentro de una hora no tengo una reunión.
-          Perfecto. – rió. – Me gustaría proponerte algo interesante.
-          ¿El qué?
-          Que los chicos vengan a la gala de mañana.

Olly se sentó en la silla de su camerino esperando una respuesta de Simon quién, sentado en su silla de mandamás, torció el gesto.

-          Me temo que eso no será posible.
-          ¿¡Qué!? – Olly se sorprendió como el que más. No entendía la negativa de Simon. ¿Qué problema había? Además, el mismo Simon estaba involucrado en el programa. Suspiró. - ¿Por qué? Los chicos no tienen compromisos, están en sus días libres, me lo ha dicho Niall.
-          Vaya, has hablado con Niall…
-          Sí, hoy vino a verme al estudio.
-          ¿Qué planea este chico ahora? – preguntó Simon quien intentaba desviar la conversación para llevársela a su terreno.
-          Nada. Simplemente… estaba nostálgico.
-          Ya veo.

Se hizo el silencio entre ambos. Después de todo estaba resultando que Simon sí podía negarse y que era un hueso duro de roer pero Olly no iba a rendirse. Pensó en la manera de hacer que Simon accediera a que los chicos de One Direction acudieran como invitados especiales. No era nada del otro mundo, ir allí, hacer una entrevista, cantar un par de canciones y aconsejar a los concursantes de esta edición que estaban a las puertas de la final. Lo típico, lo normal, lo de siempre.

-          Venga, Simon… deja venir a los chicos.
-          He dicho que no Olly. Los chicos están en sus días de descanso y no quiero que vayan… entiende que si os damos una entrevista a vosotros estando de descanso los demás también querrán.
-          Pero nosotros somos privilegiados. – apuntó el presentador. – Aquí servidor es muy amigo de los chicos, sobre todo de Niall, y en el equipo tenemos a la novia de uno de ellos.
-          Olly… no sigas por ahí.
-          Anda, Simon… no te cuesta nada. ¡Además tú tienes que venir igualmente! ¿Qué más te da traértelos? – Simon suspiró.
-          ¿Cuántas canciones?
-          Dos.
-          ¿Las que quiera yo?
-          Por supuesto.
-          Vale. Serán del primer CD, la exclusiva del segundo lo reservamos para más adelante puesto que aún no hemos anunciado ni que ya está listo para salir a la venta. – explicó Simon. Olly asintió, no podía exigir nada.
-          Ningún problema. Ya sabes que siempre es un placer ayudaros con la promoción.
-          Sí, sí… ¡bien que os viene! – ambos rieron a pesar de la pequeña disputa que estaban manteniendo.
-          Entonces quedamos así… ¿no?
-          Sí. Dos canciones y veinte minutos de preguntas como mucho. – concluyó Simon.
-          Perfecto, Simon. Gracias.
-          Hasta mañana, entonces.

Colgaron a la vez sin decir ni una palabra más. Olly se puso de pie con un salto de alegría acompañado de un pequeño grito. Había sobrevivido a una negociación con su gran y duro amigo Simon Cowell. Ahora solo quedaba que llegara la hora del programa. Iba a ser una noche muy prometedora, de eso no había ninguna duda.

*

Poco después de que Niall dejara de darle puñetazos a la pared unos suaves golpecitos en la puerta llamaron su atención. La miró desde la distancia y siguió a lo suyo. Había ido a su cuarto de baño a coger un poco de alcohol y un par de gasas para curarse la mano. Los golpes volvieron a producirse.

-          Te he oído, seas quien seas.
-          ¿Y por qué no me dejas pasar? – la voz de su amigo sonó detrás de la puerta.
-          Liam…
-          Niall…
-          Anda, pasa.

Liam asomó la cabeza por la puerta y observó a su amigo vendándose la mano.  Rodó los ojos y pasó a la habitación. Después de cruzarla, cogió la silla del escritorio, la colocó y se sentó en ella apoyando los brazos en el respaldo de ésta.

-          ¿Estás bien? – preguntó.
-          ¿Por qué lo dices?
-          Vamos hombre… le llegas a dar un poco más fuerte a la pared y haces un agujero para una puerta que comunique tu habitación y la mía. – Niall rió sin poder evitarlo. No estaría mal tener una puerta allí en medio.
-          Un mal día, supongo.
-          ¿Supones? ¿Qué ha pasado en el estudio? – inquirió.
-          No puedo contártelo. No se lo puedo contar a nadie.
-          ¿Tan terrible es lo que ha pasado?
-          No es que sea terrible, que lo es, es que… no estoy seguro. Quiero llegar hasta el fondo del asunto antes de decir nada.
-          Bueno, si me lo cuentas… tal vez pueda ayudarte a llegar al fondo del asunto – sugirió Liam.
-          Escuché a Caroline hablar con un tío, un tal Adam. Nos llamaba mocosos y cosas así y decía que sospechábamos algo sobre ella lo cual confirma que sí, esconde algo. Le pedía al tío este que tuviera cuidado porque Harry no debía enterarse de lo “suyo” – Niall hizo las comas con las manos dando a entender que habían sido palabras textuales de la presentadora. - ¿Conclusión? Harry es un cornudo.

Liam no podía creerse lo que el irlandés le estaba diciendo y creyó que la conclusión de “cornudo” era muy precipitada aunque quizá la más probable. Se revolvió el pelo nervioso. No podía estar sucediendo aquello. No a Harry. Había hecho todo lo que estaba en su mano por defender aquella relación a capa y espada, ahora nadie podía venir a decirle que todo aquello era una farsa. Le destrozarían.

-          ¿No has pensado que quizá le está preparando una especie de sorpresa? ¿Un viaje a las Bahamas o qué sé yo?
-          Lo había pensado Liam pero… conociendo a Caroline me temo que no es algo así.
-          ¿Y entonces?
-          No sé. Por eso te he dicho que quiero saber que esta pasando primero.
-          ¿Y por qué pegabas a la pared? – Niall se encogió de hombros y sonrió.
-          Descargaba rabia.
-          Ya pues la próxima vez descárgala contra la almohada, chico.

Liam se levantó de la silla y la dejó otra vez en su sitio. El irlandés lo observaba con gesto preocupado.

-          Liam no se lo puedes contar a nadie. Ni a Danielle. Por favor. – suplicó.
-          Vale. No lo haré. Pero… te ayudaré a llegar al fondo de esto. Te lo prometo.


 Cheers and kisses,
Mery! xx