¿Qué tal estáis todas? Espero que bien porque yo estoy muy feliz y es gracias a vosotras. Últimamente está habiendo muchas lectoras nuevas y estoy muy contenta por eso. Me alegro mucho de que os guste el fanfic y que lo sigáis. Ver como la página sube de visitas y los tweets que me llegan es como; WOW. ¿Sabéis que hemos pasado de las 6.400 visitas a las 6.800 en tres días? Es muy fuerte. Y todo es gracias a vosotras. <3
Peeeeeero no os quiero dar más la chapa. Simplemente daros la bienvenida a las nuevas y poca cosas más.
Ah, y añadir que a partir de este capítulo las cosas con Hodie se ponen interesantes (muy MUY interesantes) y que... nada, espero que os guste :DDDD
Capítulo
cuarenta y dos: Cena en el Chelsea.
Zayn se bajó del coche y caminó hasta la puerta del Chelsea, el restaurante donde habían
quedado todos. A pesar de que la idea de la cena había sido de Louis, Niall
había implorado ir a aquel restaurante ya que él era del Chelsea. Se encogió de
hombros. ¿Qué más daba ir a un sitio o a otro? Él seguía yendo solo y teniendo
que aguantar al plasta de Dylan, porque estaba más que claro que iba a ir en
calidad de acompañante de Sam. Sam. Esa chica a la que él le gustaría llevar
del brazo. Suspiró y se encogió de hombros. No siempre las superestrellas
tenían todo lo que querían.
Al llegar a la puerta se encontró con el irlandés y su
acompañante, Anne. Se les veía muy contentos y, a pesar, de que no lo habían
hecho oficial todo el mundo sabía que algo había cambiado entre ellos, que no
eran solo amigos. Sonrió, alegrándose por ellos, y les saludó cordialmente cuando
estaba a unos pasos de ellos.
-
¿Lleváis mucho rato aquí?
-
Que va, acabamos de llegar. Como
siempre, somos los primeros. – rió Niall.
-
Se ve que sí. Creo que eso de “la
puntualidad británica” no va mucho con nosotros. – admitió Zayn.
-
¿Cómo que no? Nosotros estamos aquí a
la hora, ellos creo que deberían plantearse pedir otra nacionalidad o algo. –
todos rieron, otra vez, gracias al comentario del irlandés.
-
No hablemos de eso que tú tampoco
tienes mucho de inglés… - susurró el chico de ascendencia árabe encendiéndose
un cigarro.
-
Bueno, bueno… solo porque me guste el
jamón, la tortilla de patatas, el sol y hable un poco de español no significa
que no sea inglés.
-
Si, Niall, sí… eres más inglés que la
reina. – el rubio rió. Se sentía de aquí y de allá. Era irlandés, inglés y,
quizá, un poco español. Se encogió de hombros. Eso no hacía daño a nadie.
En ese momento vieron llegar dos coches, que conocían muy
bien, al aparcamiento. Eran el de Louis y el de Harry. Aparcaron muy cerca el
uno del otro, en los primeros sitios libres que encontraron, y de ambos
vehículos se bajaron las dos parejas: Louis y Eleanor y Harry y Caroline.
Zayn no sabía si era cosa suya pero pudo notar cierta tensión en las miradas que cruzaron. Rodó los ojos al ver la expresión de Louis, quién tenía la sonrisa más falsa plantada en su cara, mientras saludaba a Caroline. Oh. Debía haberlo imaginado.
Zayn no sabía si era cosa suya pero pudo notar cierta tensión en las miradas que cruzaron. Rodó los ojos al ver la expresión de Louis, quién tenía la sonrisa más falsa plantada en su cara, mientras saludaba a Caroline. Oh. Debía haberlo imaginado.
Acto seguido observó al irlandés que tampoco había puesto
muy buena cara al ver a la novia de su amigo de rizos.
-
Ya verás cuando lleguen Jodie y Eddie…
- susurró Niall pasándole la mano por la cintura a su chica. – Me da a mí que
va a ser una cena movidita.
-
Estoy contigo – admitió Anne a su lado.
– Demasiado movidita.
-
Si solo fuera por ellos… - susurró Zayn
hablando consigo mismo. Niall le dedicó una mirada sospechosa, enarcando una
ceja. Y entonces cayó. Sam. Ya casi se había olvidado de ella y de su novio, el
proyecto de policía andante.
Minutos después se encontraban las tres parejas y Zayn en
la puerta, esperando a que llegaran los demás. Se saludaron cordialmente y
empezaron a hablar de cosas varias, aunque Harry y Caroline se quedaron al
margen.
Louis miró a su amigo. Siempre que ella venía, él dejaba
de ser él. Se quedaba al margen de las conversaciones, no opinaba, no se reía,
no interactuaba con nadie que no fuera con ella. Rodó los ojos. En el fondo no
le culpaba, estaba enamorado pero, quizá, no fuera Caroline la adecuada. ¿Por
qué? Louis no sabría decir exactamente porqué… pero era como si ella le
absorbiera, como si quisiera mucho más de lo que Harry podía darle, como si…
como si ella solo le quisiera por conveniencia.
-
¿Y si vamos entrando y les esperamos en
la mesa? – propuso Eleanor.
-
¿Tienes frío, eh? – preguntó Louis
riendo y abrazándola. La verdad es que era una noche bastante fría. Ella
asintió y se resguardó en su novio.
-
Un poquito.
-
Claro, con estos modelitos que te
pones… - susurró él. Ella le dio un golpe en el hombro, molesta.
-
Sí, sí, pero bien que te gustan.
Todos rieron ante la escena de pareja que sus amigos
estaban protagonizando. Después de todo lo que ambos habían superado como
pareja seguían teniendo esa relación tan especial.
Justo cuando iban a entrar al restaurante vieron llegar
otro coche que paró en la puerta y de él bajó Sam. En cuanto cerró la puerta el
coche se alejó y ella se quedó allí con los chicos.
-
¿Y Dylan? – preguntó Zayn.
-
Ha ido a buscar aparcamiento. – ella se
encogió de hombros y él simplemente sonrió. “Era imposible que tuvieras tanta
suerte, Malik” se dijo a sí mismo. Niall y Louis intercambiaron una mirada.
No esperaron más. Entraron en el Chelsea y les guiaron hasta su mesa. De camino Niall aprovechó para
acercarse a Louis; se le había ocurrido una buena idea.
-
¿Aún quieres ganar la apuesta? –
susurró el irlandés.
-
Pues claro. – le contestó Louis en el
mismo tono.
-
Zayn está soltero… si acaba con Sam,
ganamos.
-
Lo había notado, gracias Niall. – dijo
Louis. – Pero… Sam está con Dylan. Y, además, otro de los objetivos claros era
que el rizos dejara a la estirada de Caroline. – Niall asintió. Su amigo tenía
razón. – Así que seguimos con lo nuestro.
-
¿Y Eddie?
-
No sé. – susurró Louis. Ya habían
llegado a la mesa y vio como Harry les observaba. Le dedicó una sonrisa algo
forzada y luego se volvió hacia Niall. – Tenemos que investigar los trapos
sucios de Caroline, quizá encontremos algo que haga que Harry se moleste.
El irlandés asintió y se sentó en la mesa, al lado de
Anne, como si no hubiera pasado nada. Delante tenía a Caroline, que estaba
sentándose al lado de su chico, a la cual miró intrigado. “Sé que escondes
algo, Caroline Flack. La cuestión es… ¿qué?” pensó el rubio. Fuera lo que
fuera, lo descubriría.
No pasó mucho rato cuando, por fin, se les unieron las
dos parejas que faltaban ya que Dylan ya había vuelto de aparcar su flamante
coche. Liam y Danielle y Eddie y Jodie se sentaron en los sitios que quedaban
libres completando aquella estampa tan peculiar.
Las mirabas que se cruzaron fueron más que intensas.
Harry se quedó mirando a Jodie, quien le devolvió la mirada sin despegarse del
brazo del pelirrojo. Eddie se dio cuenta de que la mirada de Harry no era una
simple mirada y lo observó unos segundos par acabar sonriendo después. Al fin y
al cabo seguían siendo amigos.
Pero no solo esas miradas se cruzaron Zayn no pudo evitar
dedicarle una mirada hostil a Dylan, como casi cada vez que le veía cerca de la
chica rubia, y él respondió de la misma manera. Sam rodó los ojos y aceptó, de
buena gana, el beso que su chico le plantó delante de todos, delante de Zayn.
La tensión se notaba en el aire y para eso estaba Louis,
el dicharachero y parlanchín, que siempre tenía soluciones para todo.
-
Ahora que ya estamos todos… - anunció
levantándose. – Me gustaría decir unas palabras.
Todos rieron olvidándose, por unos segundos, de sus
respectivas situaciones incomodas. Louis se aclaró la garganta y empezó a dar
su peculiar discurso cuya única intención era hacer reír a los presentes. Ni si
quiera sabía que iba a decir, pero algo se le ocurriría.
-
Bueeeeeeeeeeno – dijo el chico con su
tono alegre. - ¡Bienvenidos todos al Chelsea!
Sí, se nota que el sitio lo escogió Niall… - todos miraron al irlandés que
sonrió ampliamente. – Soy vuestro anfitrión: Louis, The Tommo, Tomlinson. –
Harry rió recordando la de veces que había dicho eso cuando grababan algún video
tonto. – Y solo espero que no comáis mucho sino la cuenta la pagaréis vosotros.
Dicho esto se sentó y después de reírse de las palabras
del mayor cada uno se formaron pequeños grupos de conversaciones muy dispares.
No mucho más tarde llegaron unos cuantos camareros con
las cartas para que cada uno pidiera lo que quisiera.
-
¿Qué te vas a pedir, Jodie? – preguntó
Anne mirando la carta con su amiga, ya que estaban sentadas al lado.
-
Pues no tengo ni idea, la verdad.
La pequeña se mordió el labio, pensativa, y Harry, que no
le quitaba los ojos de encima, sonrió. Aunque en ese preciso momento su novia
reclamaba su atención.
-
¿Y tu, cariño, qué quieres? – preguntó
Caroline inocentemente.
-
Puees… - susurró Harry intentando
centrarse en la carta. – Quizá me pida algo de carne y patatas.
-
A lo seguro – rió Eddie. – Yo creo que
estoy contigo, Harry.
Los dos chicos se miraron y se chocaron la mano. A todos
les sorprendió ese comportamiento tan amigable entre ambos y más sabiendo todo
lo que estaba pasando en aquel triangulo o, mejor dicho, cuadrado amoroso.
Jodie sonrió al ver ese gesto, después de todo parecía que las cosas iban bien.
-
Yo quiero macarrones o espaguetis o… -
decía Niall mirando la carta. – No, esto no que tiene un nombre raro.
-
¡Irlandés controla tu estómago! –
advirtió Louis desde el otro lado de la mesa. – O te lo pagas tú, avisado
estás.
-
¿¡Qué más te da a ti!? – Louis enarcó
una ceja. – Cobras lo mismo que yo y, créeme que, sé que te lo puedes permitir.
-
Una cosa es que pueda y otra que quiera
– Louis le sacó la lengua.
-
Será rancio… - murmuró el irlandés. -
¡Pues me lo pagaré yo si hace falta! – todos rieron ante la discusión de los
dos chicos aunque sabían que Louis lo decía para fastidiarlo. Comiera lo que
comiera y costara lo que costara esa cena era cortesía de Louis Tomlinson.
Después de estar un rato pensando por que querían cenar,
así que esperaron a que los camareros volvieran para tomarles nota.
Jodie y Sam miraban a todos lados, alucinadas. Era un
restaurante muy elegante y al parecer, por los precios, bastante exclusivo.
Había poca gente y el ambiente era tranquilo y relajado. Todo estaba
exquisitamente decorado y perfectamente pensado, al detalle.
Su mesa estaba situada al lado de una ventana que tenía
unas vistas preciosas de Londres y, a la vez, estaba lo suficientemente alejada
de todos como para que tuvieran intimidad y pudieran actuar con normalidad.
Se sentían algo incomodas, como si no encajaran en aquel
mundo de lujo y ostentosidad, pero al ver a los chicos tan felices, tan naturales,
tan en su salsa, se sintieron más contentas, más cómodas.
Cuando les trajeron sus platos empezaron a comer y, otra
vez, se formaron pequeños grupos donde cada conversación era diferente.
-
¿Y cómo os va? – preguntó Niall a
Eddie.
-
La verdad es que bien. – respondió con
sinceridad el pelirrojo aunque no quería hablar mucho de su relación con Jodie
delante de Harry para no echar más leña al fuego, más que nada.
-
Estas semanas hemos pasado juntos la
mayoría del tiempo – comentó Jodie. Harry comía tranquilamente sin perderse ni
una sola palabra de la conversación.
-
¡Sí! Nosotras cuando hemos ido hoy a
verla estaba en casa de Eddie. – rió Danielle. – En su cama, durmiendo.
-
¡Danielle! ¡Cállate! – rió Jodie.
-
Vaya, vaya.
Niall miró a Harry, éste giró la cabeza y cogió la mano
de su novia delante de todos. Se tragó lo que tenía en la boca y se acercó a
darle un beso en la mejilla que ella aceptó de buena gana.
-
Eres preciosa.
Harry le susurró en la oreja esas palabras a su novia
pero fueron lo bastante fuertes como para que los presentes las escucharan.
Ella rió coquetamente, aceptando el cumplido. Jodie rodó los ojos. Así que el
señorito Styles quería jugar a dar celos. Bien. Ese juego podría resultar
interesante porque él no era el único que conocía las reglas.
-
Hablando de dormir en casas ajenas… -
susurró ella y se giró hacia Eddie. – Creo que me dejé mis pantalones favoritos
la otra noche en tu casa.
El chico de rizos se tensó al momento pero no soltó la
mano de Caroline. ¿Qué habrían hecho para que ella se quitara los pantalones?
Puede que solo hubieran dormido juntos y… nadie duerme en tejanos. Además él ya
había dormido con Jodie. No era tampoco un gran avance en su relación de
pareja…
Desvió la vista hacia otro punto del restaurante,
recordando la noche en que él y Jodie durmieron en la misma cama. Esa noche en
la que él le dejó una de sus camisetas, en la que le hizo un hueco en su cama,
en la que la besó bajo la lluvia de estrellas… Esa noche en la que se había
comportado como un imbécil por no admitir que ese beso le había gustado más de
lo que debería.
-
Puedes venir a buscarlos cuando quieras
– sonrió Eddie encogiéndose de hombros.
-
Entonces… quizá me pase más tarde.
Todos, los que estaban al corriente de la apuesta –claro
está-, estaban pendientes de la conversación y de las reacciones de los
implicados. Estaban siendo momentos bastante tensos pero nadie se atrevía a
decir una palabra.
Niall se quedó pensando y se dio cuenta de que al parecer
todos los presentes, menos Anne y las dos parejas implicadas en la apuesta,
estaban al corriente de su magnífica idea. Rodó los ojos porque nadie conocía
que él fuera el artífice de todo aquello, es más, creían que había sido idea de
Louis pero no le importaba. Quizá era incluso beneficioso para él porque si
cualquier cosa salía mal sería el mayor quien debería responder.
-
¡Eh, parejitas! – advirtió Louis, como
si no hubiera pasado nada. Todos se giraron a mirarle y sonrió. - ¿Os apetece
ir al karaoke?
Comentaron entre todos lo gracioso que sería ir y acordaron
que después de cenar irían todos al karaoke más cercano que tuvieran.
Cheers and kisses,
Mery! x