Y bueeeeeeeno, sobre el capítulo... deciros que acabo de terminarlo. Sí, últimamente voy con las reservas de capítulos fatal. Tan fatal que no tengo ninguno de reserva. *Se va al rincón a llorar*. Bueno, la cuestión es que se van a liar (un poquito más) las cosas. Y ya se verá lo que pasa. Espero que os guste y que me digáis que os parece.
Capítulo treinta y cuatro: Celebraciones y soluciones distintas.
La gala se les estaba haciendo eterna a todos.
Después de la alfombra roja habían entrado en el recinto donde se
entregarían los premios no sin ofrecer, a la vez, un buen espectáculo de música
y entretenimiento.
- ¿Cómo lo estás pasando? – le preguntó
Danielle a Anne entre susurros.
- Bien, es demasiado glamuroso, pero bien. –
rió.
- Es lo que tiene… - ella también rió y
luego apretó la mano de Liam, quien estaba sentado a su lado. – Yo ya me he
acostumbrado a acompañarle.
- Pero es que… - dijo Anne más bajo todavía.
– se supone que no es mi obligación acompañar a Niall, no tengo que
“acostumbrarme” a nada.
La chica miró hacia su derecha, donde se encontraba el irlandés
observando el espectáculo, y sonrió sin poder evitarlo. Sí, no era su
obligación acompañarle pero le gustaba hacerlo aunque se sintiera observada en
todo momento.
- ¿Interesante? – susurró ella cerca de su
oído. Niall giró la cabeza y la encontró muy cerca de él. ¡Eso sí que era
interesante!
- Mucho. – contestó.
Anne rió sin poder evitarlo y prestó atención al escenario. La
interesante actuación había terminado y salió uno de los presentadores. Se colocó
en medio del gran escenario y empezó a hablar sobre las nominaciones y los
candidatos que aspiraban a los premios esa noche.
- Y vamos a entregar el premio a la mejor
banda británica. Pero primero vamos a ver los candidatos aspirantes… ¡Suerte a
todos! - dijo el presentador.
Los cinco chicos se tensaron al escuchar que estaban a punto de saber si
ganarían o no el premio. Esa era su candidatura y se habían esforzado mucho
para estar donde estaban en aquel momento. Los nervios estaban a flor de piel y
se podía notar en el ambiente. Las pantallas los enfocaron cuando dijeron su
nombre y ellos sonrieron ampliamente intentando mostrar calma. Sus acompañantes
también sonreían alegres, algunas más acostumbradas a las cámaras que otras.
Una chica se acercó al presentador con un sobre en la mano que él aceptó
de buena gana. La suerte estaba echaba. ¡Qué nervios! El momento había llegado.
- Y los ganadores son… - el presentador
abrió el sobre con mucha expectación. - ¡One Direction!
El mundo empezó a dar vueltas muy
rápido para los cinco chicos y no sabían cómo pararlo. Pero justo después
empezó todo a ir a cámara lenta.
Los ojos de Harry se empañaron de lágrimas, de alegría (claro está), y
su primer pensamiento fue: “Lo hemos conseguido”. Escuchó no muy lejos de él todos
los gritos del público y las palabras de alegría de sus compañeros.
Zayn estaba dando saltos de alegría junto a su hermana. ¡Lo habían
logrado! No podía estar más contento. Aunque se le ocurrió una manera de hacer
que aquella noche fuera mucho más perfecta: en compañía de Sam. En cuanto se
dio cuenta de lo que estaba pensando negó con la cabeza y se abrazó a su
hermana con fuerza.
Niall saltó del asiento al oír las palabras. No se lo podía creer. Miró
a los lados y vio como la euforia se desataba por todos los lugares. ¡Habían
ganado! Anne se levantó con él y le dio un abrazo amistoso para felicitarle.
Pero era tanta la alegría que invadía al irlandés que le dieron ganas de
besarla. Y no se contuvo. Junto los labios con los de la chica en un beso fugaz
y tierno lleno de alegría, lleno de intensidad. Un beso que decía “me alegro de
que me acompañaras”.
Louis levantó en brazos a Eleanor, en medio de los asientos, en un acto
de alegría total. Ella simplemente rió diciéndole al oído lo orgullosa que estaba
de él y que tenía que celebrarlo con los chicos. El mayor asintió y se fue a
buscar a Liam que estaba dándole un tierno beso a Danielle.
- ¡Liam! – gritó Louis.
- ¡Boo bear!
El mayor rió porque, aunque fuera sólo por aquella vez, le dejaría
llamarle así. ¡Habían ganado! Y en aquel
momento nada más importaba. Los dos chicos se fundieron en un abrazo al que
pronto se le incorporó Zayn, quien se encontraba a su lado.
- ¡Lo hemos conseguido! – la voz de Harry,
quién le había dado un feroz beso a Caroline lleno de necesidad y felicidad,
les sobresaltó cuando el chico se subía encima de Liam a caballito.
- ¡Ricitos! – gritó Niall tirándose el
también a esa particular piña.
Los cinco se abrazaron y Harry se dio cuenta de que no era al único al
que se le habían saltado las lágrimas de alegría. Zayn se limpió los ojos
tímidamente con la mano mientras Louis le daba unas palmaditas en el hombro
antes de ir al escenario a recoger su premio.
*
Sam y Jodie estaban en uno de los reservados de la discoteca con una de
las mejores compañías que se podían esperar aquella noche: Dylan y Eddie.
Gracias a que estaba siendo una noche bastante tranquila el pelirrojo se había
podido tomar un descanso, bastante merecido.
Debido a que era una de las discotecas más exclusivas de todo Londres,
también tenía uno de los reservados más exclusivos de Londres. Y las dos chicas
podían ir cuando quisieran ya que Eddie les acababa de decir que para ellas
siempre habría un lugar allí. “Las amigas de mis amigos, son amigas mías también”
había dicho él. Al oír aquello Jodie se quedó pensativa… ¿eran amigas de One
Direction? No, no lo eran. Eran conocidas con demasiadas confianzas. De las únicas
de las cuales, quizá, sí que eran amigas eran de sus novias. Y puede que ni eso.
Pero le gustó la idea de poder ir a ese sitio a divertirse cuando le
apeteciera.
- ¡Vamos, Eddie, ven a bailar! – le propuso
la pequeña tirándole del brazo intentando levantarlo del sofá.
- No, no. Yo no bailo. – se negó él mientras
le daba un sorbo a su cubata. – Baila tú, yo te miro desde aquí.
Jodie no se lo pensó dos veces y cogió a Sam para bailar en la pequeña
pista del reservado, la cual estaba vacía. Ambas contoneaban las caderas al
ritmo de la música y bailaban haciendo movimientos bastante provocadores.
- ¿Qué te traes con el pelirrojo? – preguntó
Sam mientras bailaban.
- ¿Yo? ¿Con Eddie? Nada.
Jodie rió. ¡Ya le gustaría! La verdad es que era muy guapo pero ella
tenía el corazón demasiado atontado por el chico de rizos. Aunque… un clavo
saca otro clavo, o eso decían.
- Yo creo que a él le gustas. – insistió la
rubia mirando a Eddie.
- Aunque eso fuera cierto no cambia las
cosas. – dijo bebiendo de su cubata.
- ¿Y cuáles son las “cosas”?
- Harry y Caroline. – Sam rodó los ojos.
¡Qué pesadilla de tema!
- Cambia de tema, enana, que te estás
rallando ya, eh.
- ¡Ai, déjame! – rió y siguió bailando.
Pero los pensamientos la asaltaban. Quizá sí que estaba ya más que
rallado el tema… pero no podía hacer nada. A su amiga rubia le pasaba igual con
el tema de Zayn aunque cuando llegó Dylan lo cambió todo. O sea, Sam seguía sintiendo
cosas por el chico de ascendencia árabe, era obvio, los sentimientos no
desaparecen de un día para él otro… pero Dylan eclipsaba todo aquello dejándolo
en solo un amor platónico. Jodie suspiró y miró a Eddie. Quizá… solo quizá él
podría ser el que eclipsara a Harry, si es que había alguien que pudiera
hacerlo.
Cuando se cansaron se acercaron a la barra y volvieron a sentarse en los
sofás en los que estaban Dylan y el pelirrojo, que no les habían quitado los
ojos de encima.
- Estoy cansadísima – rió Sam.
- ¡Que poco aguante! – le contestó Jodie. Y
luego miró a Eddie. - ¿Qué hora es?
- Las… - el chico miró su móvil y a parte de
mirar la hora vio que tenía un mensaje sin abrir. – las doce y poco.
- Guay. Aún nos queda noche. – comentó Dylan.
Todos asintieron.
El pelirrojo abrió el mensaje. Era de Eleanor y tenía una información
clara y concisa: “Han ganado. Cuida de las petardas. Besitos, Els, xx.” Sonrió
sin poder evitarlo. Estaba muy orgulloso de sus amigos.
- ¿Qué sonríes tanto? – preguntó Sam, a quién
el alcohol empezaba a hacer efecto.
Eddie le pasó la mano por los hombros a Jodie y le dio un beso en la
frente. Y tanto que la cuidaría… de la mejor manera posible, si ella quisiera. La
pequeña sonrió ante su muestra de cariño y esperó su respuesta.
- Nada. Eleanor me ha mandado un mensaje. – comentó
sin darle más importancia.
- ¿Y qué dice? – quiso saber Jodie.
- Han ganado.
- ¿¡EN SERIO!? ¡QUÉ BIEN! – Sam estaba muy
emocionada. Quería llegar a casa y ver los premios, aunque fueran repetidos, en
cambio… Jodie no parecía tan emocionada.
- Es fantástico. – añadió ella desganada.
- Eh… ¿Qué pasa? – preguntó Eddie, algo
preocupado.
Ella no quería responder. ¿Para qué darle más vueltas al asunto? No
serviría de nada. Estaba contenta por ellos, claro que sí, y orgullosa como fan
que era pero eso tampoco cambiaba las cosas. Harry seguía feliz y con su vida
perfecta en la cual estaba incluida su novia y no ella.
- Que Harry está con Caroline, eso pasa. –
contestó la rubia por ella. Dylan rodó los ojos. No quería que ellos
monopolizaran la conversación, como siempre.
- Bueno… pero ahora estamos aquí. – empezó a
decir – Y ellos en otro sitio. Propongo que nos divirtamos y ya está.
- Me parece bien. – susurró Jodie. – Yo quiero
otro cubata. – Se giró y miró con ojos de cordero degollado a Eddie. – Uno de esos
tan ricos que tú haces, porfi.
- Creo que ya has bebido suficiente.
- Venga, Eddie, por favor. – suplicó - Es para ahogar las penas y esas
cosas.
- Ahógalas de otra manera.
Jodie alzó una ceja. ¿Estaba insinuando algo? Él simplemente rió y eso
la dejó más confundida. Cuando él acabó de reírse se quedaron mirando a los
ojos unos segundos. Eran de color verde, como los de Harry. ¿¡Qué pasa que
nunca se lo podía sacar de la cabeza!? Aunque era un verde diferente, uno que
te llamaba y te incitaba, uno que estaba libre de compromisos.
- Tendré que encontrar esa otra manera.