7 ago 2012

You belong with me; capítulo veinticuatro.


VERANO, VERANO, VERANO.... YO TE QUIERO PERO MIS LECTORES TE ODIAN POR NO DEJARME TIEMPO PARA ESCRIBIR....  Pero bueno, aquí esta...... el capítulo esperado. I'm so sorry, de verdad. Es que estoy saliendo mucho, y cuando estoy en casa quiero descansar o tengo que hacer el trabajo de recerca....... Es una mierda. Pero en fin, espero que os guste mucho y eso <333 Y comentar, jo.


Capítulo veinticuatro; Un café, un croissant y malas noticias.
La noche era joven y tenían mucha fiesta por delante. Fiesta de la buena, de esa que a la mañana siguiente te duelen hasta las pestañas. Y en eso, tanto los chicos de One Direction como nuestro recién formado grupo de amigas, sabían hacerlo demasiado bien. El único inconveniente, del cual ninguno de los presentes estaba enterado, era que se había corrido la voz y fuera del restaurante había demasiados paparazzis y periodistas bien escondidos. Y es que… ese era uno de los inconvenientes más grandes de ser una superestrella; no poder tener una vida privada.
Los invitados fueron abandonando el establecimiento a lo largo de la noche dependiendo de su estado de cansancio y ebriedad. Hasta los padres de Jodie se fueron una vez habían recogido todos los presentes de su hija para llevárselos a casa; se despidieron de los chicos y, no sin antes darles las gracias una vez más por aquel regalo tan estupendo, se marcharon. Así que a las cinco y media de la mañana ellos seguían allí, bailando y pasándoselo bien rodeados de la poca gente que podía aguantar su ritmo. Todos llevaban unas copas de más, excepto Liam que las llevaba de menos debido a sus problemas de salud. A veces bebía, era cierto, pero últimamente se había excedido como aquella noche en el club después del concierto en el que conocieron a las chicas.
Dylan y Sam llevaban bailando juntos la mitad de la noche y se lo estaban pasando en grande, además de estar restregando y proclamando su amor por doquier. Aunque a Liam y a Danielle o a Louis y Eleanor no les daban ninguna envidia. El que si que estaba algo disgustado y celoso de ello era Zayn, que no podía estar más de tres segundos mirando como Dylan besaba a Sam. ¿Qué le estaba pasando? ¿De verdad le importaba tanto aquella chica rubia? No sabía hasta que punto, aquello, era atracción y hasta dónde era amor; si es que había amor. Lo único que sentía eran unas ganas tremendas de apartar a la rubia de aquel chico, y besarla hasta quedarse sin aire.
Eddie, que después de mucho insistirle se había quedado, estaba bailando de una manera un tanto peculiar con Niall. Era una combinación extraña y, a la vez, perfecta; el pelirrojo y el rubio, el cantante y el camarero. Se balanceaban al ritmo de la música y ponían caras raras a la vez que se reían sin parar. Anne y Jodie los observaban en la distancia, divertidas y sonrientes. La morena suspiró sin dejar de mirar al chico rubio; ese era su chico, un chico al cual había dejado escapar y que ahora no quería dar una oportunidad. Quizá ya era había llegado el momento de dejarse llevar por sus sentimientos y verse envuelta de tanto encanto irlandés. 
Naomi estaba en medio de la pista con un botellín de cerveza. Sí, a Naomi le apasionaba la cerveza. Y, si no se había descontado, aquel era el quinto de la noche. Intentaba pensar en Pierre y en todas las cosas que estaban surgiendo entre ellos desde que trabajaba en la revista pero siempre, absolutamente siempre, aparecían los mismos ojos azules; los ojos azules de Louis Tomlinson. De repente el botellín desapareció de las manos de la chica y se posó sobre la boca del veinteañero.
-¡Eh! Era mi cerveza – se quejó ella.
-Tú lo has dicho; era. – Louis sonrió mientras bebía un par de tragos.
Él la miró sin dejar de sonreír mientras paseaba el botellín entre sus manos. Le encantaba hacer ese tipo de cosas. Y ella le gustaba, mucho. Aunque había un problema; él tenía novia y eso, seguramente, no iba a cambiar en un futuro próximo.
-¿Quieres? – dijo él acercándole el botellín a la chica otra vez.
-Tendrás morro. – rió ella cogiéndolo y acabándose el contenido.
Él rió alegremente y desapareció por la pista, otra vez, para encontrarse con Harry. Los dos amigos charlaron un rato mientras bailaban al ritmo de la música, aunque lo que hacían no se podía llamarse, exactamente, bailar.
La noche murió a las seis y media y con ella llegó el estupendo sol mañanero. Sí, uno de los pocos días que la preciosa ciudad inglesa era obsequiada con aquel regalo dorado. Las personas que quedaban salieron del recinto entre ellas los chicos de One Direction, sus respectivas novias y las otras chicas. En la puerta del restaurante se despidieron de las otras personas, cuyo nivel de aguante y ganas de fiesta había sido similar al suyo, con besos, abrazados y promesas de verse pronto. Y, sin quererlo, aquel grupo entrañable que, posiblemente, se consolidaría más adelante como amigos acababan de hacer saltar la alarma de las exclusivas escandalosas.
Escondidos entre los coches y en unos parques cercanos había unos cuantos fotógrafos que no se perdían detalle de la escena; Liam y Niall hablando con Sam, Zayn junto a Danielle y a Eleanor, Harry con Eddie y Jodie, Dylan con Naomi y Anne. Todos se despedían y se abrazaban después de haber compartido una gran noche.
Harry cogió a Jodie de la mano y la alejó un poco del grupo, no demasiado. Quería hablar con ella antes de marcharse ya que entre tantas sorpresas y bailes casi no habían tenido tiempo de hablar.
-Espero que te lo hayas pasado bien - le dijo.
-¿Cómo no iba a pasármelo bien? – Jodie rió y él sonrió tiernamente. – De verdad, Harry, gracias por todo.
-No hay nada que agradecer, ya te he dicho que te lo debía.
-No, no me debes nad…
De repente la mano de Harry se posó sobre su boca, presionando cuidadosamente, haciéndola callar. Ella quería decir que él no le debía nada, pero él no la dejó. Porque ambos sabían que sí que le debía; le debía un poco de respeto y, quizá, algo más de amor. 
-Calladita estás más guapa, a veces. – rió él quitando la mano.
-Te diría que eres increíble, pero calladita estoy más guapa. – Jodie le guiñó el ojo y eso hizo que Harry se molestara un poco, aunque todo era una pequeña broma interna.
-Eso puedes decirlo.
-Pues ahora te jodes.
Ella se dio la vuelta para reunirse con el grupo pero Harry la retuvo cogiéndola del brazo derecho. La miró con su mejor cara de pena y poniendo ojitos tristes, y ella suspiró. Nadie podía resistirse a eso. Y menos ella.
-¿Me vas a dejar así? – preguntó el chico de rizos.
-Yo no te dejo de ninguna manera. Solo que, repito, callada estoy más guapa.
-Vale, pues cállate y ven aquí.
Harry la atrajo hacía si y la acogió en sus brazos. La pequeña Jodie no negó ese abrazo repentino. Adoraba que Harry fuera así pero, a la vez, odiaba saber que no solo era así con ella. Adoraba que él fuera tan detallista, a veces, pero que fuera, a la misma vez, un capullo. Miles de pensamientos cruzaron la mente de la chica durante ese abrazo, aunque uno brillaba más que los otros. Le gustaba Harry, mucho. Quizá demasiado, incluso.
Al separarse él sonreía y ella lo miraba con cara de enamorada, aunque intentó disimularla lo mejor que pudo.
-¿Ves? Calladita estás más guapa.
-Imbécil. – rió ella.
Y después de todas las instantáneas que les habían regalado a los periodistas, sin tan siquiera saberlo, fueron a reunirse con el grupo que no tardó mucho en disolverse del todo debido al cansancio.
A las siete menos cinco de la mañana se encontraban en todas las redacciones de las revistas las fotos de los chicos aquella mañana. La intención de las revistas era publicar un bombazo sobre los chicos costara lo que costara; aunque tuvieran que inventarse cosas, que era lo que la mayoría de veces solían hacer. Hacía mucho tiempo que las cosas estaban muy tranquilas y tenían que incrementar el número de ventas; así pues estaba toda la plantilla de redacción preparando la exclusiva de aquella mañana. “Los chicos de One Direction y sus, secretas, fiestas nocturnas”. Sí, ese era un buen titular, aunque puede que fuese mejor centrarse en las fotos del pequeño Harry coqueteando con una chica misteriosa. ¿Quién sería ella? ¿Lo sabría Caroline? ¿Es que el chico de pelo rizado estaba escondiéndole cosas a su querida novia? Después de pensarlo mucho, en aquella revista, decidieron sacar ambas noticias; primero la noche de juerga interminable de los chicos junto a sus novias y las chicas misteriosas, y luego el bombazo informativo del nuevo romance del más pequeño de la banda. Y si se daban prisa las revistas estarían listas para comercializarlas a primera hora de la mañana. Las bombas estaban listas, solo hacía falta soltarlas y esperar a ver que pasaba.
Como todas las mañanas antes de entrar a trabajar, Caroline, se reunía con Adam en un café cercano a su lugar de trabajo. Ella era presentadora de televisión y él técnico de sonido, de la misma cadena. Fue allí donde se conocieron y fue allí mismo, entre cámaras, micrófonos, luces y programas de televisión, dónde empezó su romance. Era algo secreto, obviamente, debido a que Caroline tenía una relación confirmada y formal con el joven Harry, pero a Adam no le importaba demasiado. O eso quería creer él. Era cierto que sí que le molestaba eso de tener que fingir a veces, y tener que aguantar al mocoso de Harry con sus tonterías delante de él… pero en el fondo sabía que lo suyo con Caroline era más verídico que lo que compartían el chico de rizos y ella. Así que, únicamente, sonreía y disfrutaba de sus ratos a solas con Caroline que, todo sea dicho, eran bastantes.
Ella pidió un capuchino para ella y un café solo para Adam, mientras esperaba a que él llegara. Normalmente él le llevaba alguna tontería para comer; un croissant, una magdalena, un trozo de tarta… lo que fuera. Le gustaba hacerlo porque hacía que ella sonriera ampliamente y, para su suerte o para su desgracia, Adam estaba enamorado de la sonrisa de Caroline. Aunque, aquella mañana, no solo llevaba algo para comer… también traía lo que podrían ser muy malas noticias.
-Buenos días. – dijo él dándole un beso en la mejilla aunque, realmente, quisiera comérsela a besos allí mismo.
-Buenos días, guapo. ¿Cómo estas?
-No muy bien. ¿Y tú?
Adam se sentó en la silla libre que había en la mesa, en su silla habitual, esperando una respuesta de la chica. Dejó el croissant que le había traído en la mesa y sonrió para disimular su inminente preocupación. Todo había empezado cuando entró a comprar el croissant a la pastelería de siempre, justo delante de ella había un quiosco dónde se había encontrado con unos cuantos ejemplares de una revista de cotilleos. Se acercó a mirarlas y, efectivamente, en la portada salía Harry con una chica y también los demás integrantes del grupo con sus novias y otras cuantas chicas más. ¿Qué habría pasado? Muerto de curiosidad, Adam, compró una revista de esas y leyó los artículos que hicieron que su día empeorara al momento. Volvió a mirar a su sonriente chica que, visto lo visto, no estaba al corriente de nada.
-Bien, bastante bien.
-Pues siento fastidiarte, nena… pero esto no te va a gustar nada.
-¿El qué? ¿Ha pasado algo? – preguntó Caroline bebiendo de su café.
-Juzga tu misma.
Dicho esto, Adam sacó la revista y la puso en la mesa. Caroline dejó el café en la mesa y la cogió entre sus manos. Observó la portada; Harry y Jodie. La sangre le hervía por dentro. ¿Qué hacían juntos? ¿Cuándo habían sido vistos? Adam vio como los ojos de Caroline se abrían como platos, en señal de sorpresa, y como su cara se iba llenando de ira. Ella leyó los artículos rápidamente donde despotricaban sobre ella y sobre la estabilidad de su relación con el cantante. Intentaban saber la identidad de aquellas chicas misteriosas; sobretodo de la chica que salía abrazando a Harry en las fotos. Aquella chica que, Caroline, conocía demasiado bien. Era ella, Jodie. La pequeña mocosa enamorada del chico de rizos, la entrometida, la que poco a poco estaba robándole el corazón a Harry… Y eso no podía permitirlo.
Tiró la revista a la mesa y sacó su móvil nerviosa. Marcó un número a toda prisa mientras resoplaba a la espera de una respuesta. Adam la miraba sin decir una palabra puesto que ya sabía que estaba haciendo; llamar a Harry.
-Hola, preciosa. – contestó él con la voz más grave que habitualmente.
-Hola cariño. ¿Cómo estas?
-Cansado. ¿Y tú?
-Perfectamente – parecía que estuviera enfadada, y de hecho lo estaba.
-Oye, amor, ¿podemos hablar más tarde? Es que no he dormido apenas y necesito descansar…
-Claro que podemos hablar luego, pero si no has dormido por haber estado por ahí correteando con Jodie es tu culpa.
Harry dio un salto de su cama, preocupado. ¿Cómo sabía eso ella? Se suponía que no debería enterarse. Mierda. Eso iba a suponer muchos problemas; demasiadas discusiones que no le apetecía tener. Se revolvió los rizos, pensativo.
-¿Cómo sabes tu eso? – preguntó.
-Todas las revistas lo saben, Harry. Tú sabrás lo que haces pero te dije que no quería volver a verte cerca de ella.
-¡Oh, vamos, Caroline! Fue su cumpleaños y los chicos querían ir a darle una sorpresa; no fue nada del otro mundo.
-Ya, claro. Por eso salís en las portadas de las revistas abrazados. Anda ya, Harry.
-¿¡Qué salimos dónde!?
-¿Estás sordo?
-Y tú, ¿estás celosa?
Ella se calló puesto que había dado en el clavo. Sí, estaba celosa. Y no debería estarlo ya que eso significaba que se estaba implicando mucho en su relación con el pequeño cantante. Pero sí, lo estaba. Y no podía soportar la idea de que todo aquello se fuera al traste.
-Mira, Caroline… ahora no tengo tiempo, tengo que solucionar un par de asuntos. Pasa de lo que digan las revistas sobre ella y yo; yo te quiero y lo sabes.
-Sí, sí. Lo sé… - repitió ella para darle la razón.
-Vamos, no te pongas así. – Caroline hizo un sonido gutural. Estaba enfadada. Demasiado. – Te llamo luego, preciosa. Te lo prometo.
-Arregla esto, Harry, porque todo el mundo esta dudando de nosotros.
-Lo haré.
Y dicho esto ambos colgaron. Ella con una sonrisa en la cara pensando que después de todo aquello no le iba a venir tan mal, y él más preocupado que nunca sabiendo que era posible que todo aquello le llevase a la ruina sentimental.
El chico de rizos se levantó corriendo de la cama; debía avisar a las chicas ya que todo aquello que temía él se había empezado a cumplir. Ahora las molestarían, las perseguirían e indagarían en su vida privada, y todo ello de manera gratuita solo por haberles conocido. Suspiró maldiciendo a la prensa y a los periodistas. Corrió por el pasillo picando en todas las puertas varias veces, poco después salieron de ellas los chicos dormidos preguntando que pasaba.
-Pasa que estamos en las portadas de las revistas con Jodie y las demás. Eso pasa – explicó Harry abrochándose la camisa en medio del pasillo.
-Y quieres ir a avisar a Jodie, ¿me equivoco?
-No, no te equivocas, Louis.
-¡Espérame que voy contigo! – dijo Niall entrando en su habitación para vestirse.
-Yo me quedo en casa, y voy a avisar a Eleanor, Danielle y Anne – notificó Louis.
-Perfecto.
Harry y Niall corrían por todo el pasillo entrando y saliendo de las habitaciones mientras se vestían a toda prisa. Liam y Zayn se miraron y sin necesidad de palabras supieron cual era su trabajo en aquel momento; llamar a las revistas y conceder entrevistas para desmentir todo aquello, además de tener que ponerse en contacto con Simon para explicárselo todo. ¡Menuda manera de empezar el día! No llevaban ni dos horas en casa, no habían dormido en toda la noche, y para añadirle más cosas ahora debían enfrentarse a la prensa.
Harry y Niall se apresuraron a montarse en el coche, el irlandés en el asiento del copiloto y el chico de rizos en el del conductor. El coche se movía rápido por las calles de la preciosa ciudad inglesa que, por el momento, parecía igual de tranquila que siempre.
-¿Sabes donde vive? – preguntó Niall.
-Sí. No está muy lejos de aquí.
-Perfecto.
No dijeron nada más porque no hacía falta, además de que tampoco tenían muchas ganas de hablar de ello. El irlandés estaba nervioso, siempre que había líos con la prensa estaba nervioso, no podía evitarlo. No le gustaba sentirse acosado y, aunque normalmente ya lo hacían, con aquellos líos el acoso se multiplicaba de una manera considerable.
-Nialler, relájate, todo saldrá bien. – le dijo Harry para calmarlo ya que  sabía que aquello para su amigo era algo difícil.
-Lo intento, rizos.
Se volvieron a quedar en silencio y el coche aparcó delante de una casa de color blanco; la casa de Jodie. Se bajaron del coche y se reunieron delante de la puerta del jardín. Niall suspiró y Harry le pasó la mano por los hombros intentando tranquilizarlo, otra vez. Aunque no lo consiguió, y lo sabía.
-Lo siento. – fue todo lo que dijo.
-¿Por qué dices eso? No es culpa tuya, Harry. – contestó Niall.
-Sí que lo es. Era yo el que andaba por ahí con alguien que no es mi novia y eso es lo que crea todo este jaleo. Lo siento, de verdad.
Niall abrazó a su amigo, dándole el apoyo que necesitaba, y más tarde se animó a picar a la puerta de casa de Jodie. No esperaron mucho hasta que abrió la madre de la chica que se sorprendió al ver a los dos chicos allí. Ambos, sin perder sus sonrisas habituales, pidieron hablar con la chica y aquella simpática mujer fue a avisar a su hija de que tenía una inesperada visita. Poco después, Harry y Niall, se encontraban sentados en el sofá de la casa de Jodie esperándola para contarle todo lo ocurrido.
-No me puedo creer lo que está pasando… - susurró la chica perpleja después de escuchar la historia.
-Siempre pasan estas cosas – contestó Niall cansado de la prensa.
-Lo siento mucho Jodie. Ha sido culpa mía. – volvió a repetir Harry.
-Deja de decir eso ya – le recriminó ella.
-Es que es la verdad.
-No.
-Sí.
-Bueno, da igual eso ahora. – interrumpió Niall. – Tienes que avisar a Sam y a Naomi. Y nosotros tenemos que ir a dar no se cuantas entrevistas para desmentir y explicar lo que pasó.
-Avisarnos de todo lo que pase, ¿vale? – dijo Jodie preocupada.
-Lo haremos – sonrió Niall.
Se levantaron los tres del sofá, y caminaron por el comedor para llegar a la puerta de entrada. Aquel día iba a ser bastante duro para todos. El rubio estaba más tranquilo después de haber avisado a aquella chica que, sin comerlo ni beberlo, se había metido en un berenjenal de la hostia al igual que sus amigas. Ellas sí que no tenían la culpa de nada y se veían implicadas en todo aquello. Harry seguía diciendo que él era el responsable de todo pero que encontraría la manera de solucionarlo. Aunque, seguramente, la manera de arreglarlo no fuera agradable para todos. Jodie lo abrazó sin pensárselo dos veces, y él aceptó el abrazo. Ambos lo necesitaban.
-Harry, no te preocupes, en serio. Todo va a salir bien.
-Lo sien…
-No lo repitas más veces.
Niall sonrió dulcemente al verles abrazados, así es como tenían que ser las cosas; Harry y Jodie. Nada de Caroline. Tenía que desaparecer. Miró su teléfono y vio que tenía una llamada perdida de Louis la cual cosa significaba que debían marcharse.
-Voy yendo hacia el coche. – dijo el irlandés. – Harry no tardes mucho, tenemos que irnos.
-Ahora voy – rió el chico de rizos aún abrazado a Jodie.
Se separaron poco después y se despidieron de una manera bastante cordial. Poco después Jodie vio desaparecer entre las calles el coche de Harry.
Nadie pudo dormir más durante aquel día; ni las chicas debido a la preocupación, ni los chicos debido a su apretada agenda con entrevistas. Los chicos se llevaron una pequeña bronca de Simon por no haberle avisado de todo aquello antes de hacerlo pero de todas maneras les apoyó como amigo, y como jefe.
La ciudad empezaba a escandalizarse y a pedir explicaciones que, por suerte, no tardarían mucho en llegar. Los chicos estaban de camino a una cadena de televisión muy importante dónde les harían una entrevista para hablar de la gira, del CD y, obviamente, del escándalo de las chicas misteriosas. Y deberían repetir eso en unos cuantos programas más, en un par de radios, y en unas cuantas revistas.
A unos cuantos kilómetros de allí, en la casa de Eleanor, sentadas en el sofá estaban las chicas. Sí, se habían reunido las seis para apoyarse las unas a las otras. Eleanor y Danielle estaban acostumbradas a este tipo de cosas pero las otras cuatro no. Sam no estaba preocupada por ella ya que ella estaba en un noviazgo más que perfecto que podía demostrar sin problemas. Pero estaba preocupada por su amiga, Jodie, a la cual se la había apodado, abiertamente, la amante secreta de Harry. Naomi hablaba con Anne sobre las invenciones de la prensa, y esta última le confesó que era todo aquello lo que la había echado hacía atrás cuando Niall y ella estaban juntos. Y visto lo visto era más que comprensible. Entre todos aquellos nervios sonó el teléfono de Danielle, era un mensaje de Liam diciendo que en breves entrarían en directo para conceder la entrevista. Y así fue. Pocos minutos después en la pantalla de la televisión apareció la presentadora de aquel programa de cotilleos informando de que se encontraba con los miembros de One Direction.
-Bueno, chicos, es un placer teneros aquí. – comentó ella sonriente.
-El placer es nuestro, gracias por recibirnos tan bien. – sonrió Liam.
-No hay que darlas. Es estupendo tener a cinco chicos tan talentosos como vosotros por aquí. Por cierto, si no recuerdo mal estáis de gira ahora mismo, ¿no?
-Así es. – esta vez habló Louis igual de sonriente que Liam. – Estamos muy contentos de la respuesta del público ante el espectáculo que ofrecemos cada noche.
-Es algo realmente magnifico ver como a toda esa gente le gusta lo que hacemos y que disfrutan tanto como nosotros – finalizó Zayn.
Las cámaras se movían por todo el plató para enfocarles desde todos los ángulos posibles, de esa manera no se perdían ni uno solo de sus movimientos ni de sus palabras. Los chicos estaban tranquilos y sonrientes, menos Harry que esperaba impaciente el momento en el saliera a la luz el tema.
-Hace poco os entregaron una insignia donde se reconocía que habíais sido disco de plata en el Reino Unido. ¿Qué se siente teniendo tanto éxito, y además no solo en casa, sino fuera de ella también?
-Sinceramente es algo increíble – dijo Niall. – Es un sueño hecho realidad. Es aquello que siempre me decía a mi mismo que algún día pasaría… y hoy puedo decirme que lo he conseguido. Es magnífico.
La entrevista siguió su curso hablando sobre temas diversos y aunque Harry estaba un poco ausente contestó un par de preguntas con la mejor de sus sonrisas. Mientras tanto en casa de Eleanor las chicas no se perdían detalle de todo lo que sucedía y comentaban las reacciones de los chicos, sus posturas, lo que decían… todo. Y, por fin, llegó el esperado momento que todo el país estaba deseando aclarar; el asunto de las chicas misteriosas.
-Bien, llegados a este punto… debo sacar un tema un tanto delicado. – dijo la presentadora. – Hoy han salido en todas las revistas unas fotos vuestras que supuestamente han sido tomadas hoy por la mañana, a primera hora.
En una pantalla cercana a los chicos empezaron a proyectarse todas las fotos una por una. Ellos permanecían impasibles sentados en las sillas, sin decir nada, esperando una pregunta concreta. A la vez, en casa, Jodie se comía las uñas nerviosa preguntándose que diría Harry sobre ella aunque tenía claro que iba a ser doloroso. Obviamente iba a desmentir eso de que eran amantes y la iba a dejar como una simple amiga si es que podía considerarse que eran amigos.
-Viendo estas fotos debo preguntaros algo que todo el mundo quiere saber… ¿Quiénes son ellas? Porque en las fotografías podemos observar a vuestras novias – dijo esta vez mirando a Louis y Liam, a los cuales las cámaras enfocaron al momento. – y a cuatro chicas misteriosas de las cuales no sabemos nada.
-Esas chicas son amigas de nuestras novias – respondió Liam sonriente.
-¿Nos podríais contar algo más sobre ellas? – insistió la presentadora. - ¿Desde cuando las conocéis? ¿Por qué estabais con ellas hoy?
-Las conocemos desde Navidad, ya que vinieron a un concierto nuestro… - empezó a decir Harry.
-¡Aunque no teníamos ni idea de que eran amigas de Danielle y Eleanor! – rió Louis para tapar el asunto de que realmente se hicieron amigas más tarde.
-Vaya. Que coincidencia – comentó la presentadora.
-Sí, ciertamente, lo fue. – esta vez habló Zayn. – Son unas chicas muy agradables.
-Pero hay unas cuántas cosas que aún están en el aire… por ejemplo, ¿a que se debe esta noche tan larga junto a ellas?
-Estuvimos celebrando el cumpleaños de una de ellas – explicó Niall. - Es lo que hacen los amigos, ¿no? Yo celebro mi cumpleaños con tus amigos, ¿vosotros no? – rió y todo el mundo rió con él.
-Harry, estás muy callado. ¿No tienes nada que decir? ¿Quién es esa chica a la cual estás abrazando? ¿Qué clase de relación tenéis? ¿Caroline, tu novia, lo sabe? – inquirió la presentadora.
El chico suspiró y se acomodó en la silla. Estaba nervioso, y sobretodo preocupado al pensar como encajaría Jodie lo que iba a oír en breves. No quería hacerle daño porque le importaba demasiado, aquellos ojos verdes le importaban demasiado como para verlos llorar… Pero debía hacerlo si quería salvar su relación con Caroline.
-Esa chica – dijo señalando la pantalla en la que salía reflejada la foto – se llama Jodie y tenemos una cordial amistad. Es amiga mía, nada más. Y por supuesto que Caroline esta enterada de quién es ella y de que, únicamente, compartimos una bonita amistad.
-Pero el abrazo… - volvió a decir la presentadora.
-Los amigos se abrazan. ¿Dónde está el problema? ¿En que es una chica? Tengo muchas fotos en las que salgo abrazado con alguno de estos cuatro chicos – esta vez miró a sus amigos – y a nadie se le a ocurrido decir que éramos más que amigos.
Louis rió porque las fans, y ellos mismos, tenían la broma de que él y Harry eran novios. Y Harry rió también para quitarle hierro a todo aquello. Contaron esa pequeña anécdota y luego el chico de rizos siguió hablando.
-Era su cumpleaños, y la abracé porque me apeteció. Es una amiga, y ya está. Yo estoy contento con mi relación con Caroline y os aseguro que no hay nadie que se pueda entrometer entre ambos.
Aquello quedó grabado en el corazón de Jodie. Él estaba más que contento con su relación y nadie podía cambiar aquello, ni siquiera ella. Después de aquello la presentadora despidió a los chicos y el programa continuó hablando de otras muchas cosas.
El día de los chicos pasó rápido aunque bastante aburrido ya que debían ir repitiendo lo mismo una y otra vez. Pero después de todo, al finalizar el día, Harry se sentía un poco menos culpable. Sabía que sus palabras habrían roto más de un corazón, y entre ellos se encontraba el de Jodie. Era algo con lo que tendría que vivir y que, más adelante, se empeñaría en reparar.
Ya una vez en casa, todos, respiraron tranquilos sabiendo que podrían hacer vida normal, sobretodo Niall que tenía claro que ahora podría salir con Anne sin tener que dar más explicaciones; la prensa sabía lo que tenía que saber, era amiga de Danielle y Eleanor.