2 may 2012

You belong with me; Capítulo veinte.

Bueno, bueno... ya no me quedan capítulos de reserva así que voy a tener que escribir como una posesa.... De todas maneras os diré, otra vez, que sino comentáis.... no subiré. Y lo digo en serio se lo mandaré a quién quiera leerlo y ya. Porque me gusta saber lo que pensáis y, ¡que narices!, me gusta ver comentarios. Es como mi recompensa por dedicarle tanto tiempo. Y nada... en este capítulo pasan a lot de cosas. MUUUUUUUUCHAS MUCHAS. Chanchanchan. Dos besos. Sí, sí. Viva el amor. xDD Y antes que nada os aviso de que el final de capítulo es un poco capullo pero ya lo entenderéis más adelante.
Edito; *FAIL MIO xDDD sí, que tiene canción* Es la misma que la del capítulo anterior, sino recuerdo mal.... Kiss me  de Ed Sheeran :') No os dejo el link porque todas la conocéis, supongo. Sino creo que esta en  la otra entrada.

Capítulo veinte; Lluvia de estrellas.
Aparentemente todo estaba tranquilo aquella noche en casa de los chicos pero sólo era en apariencia. Las puertas de las habitaciones estaban cerradas y era posible que todo lo que pasara en el interior de ellas no saliera de allí jamás.
Niall y Anne no habían intercambiado ni una sola palabra en toda la noche. Sólo se miraban en silencio. Él porqué no sabía qué decir y ella porqué, a su parecer, no tenía nada que decir.
Él estaba sentado en el borde de la cama con la guitarra, y ella estaba justo en el lado opuesto mirándole. Parecía que él no iba a abrir la boca y si iban a compartir la habitación después de tanto tiempo sin verse… tendrían que comportarse como personas normales. Anne suspiró; ella era el problema. Se había marchado sin dar explicaciones y nada más verlo lo abraza como si nada hubiera pasado. Luego se emborracha, dice que le quiere, que no va a volver con él y ahora lo tiene delante y no es capaz de decir nada coherente. Niall no hizo caso del suspiro de la chica y empezó a tocar acordes; le daba igual que fueran las cuatro de la mañana. Necesitaba tocar, le relajaba. Las notas bailaban por la silenciosa habitación llenándola de recuerdos olvidados con una canción demasiado significativa. “Kiss me” de Ed Sheeran.
-Siento si te hemos despertado… - dijo de pronto la chica evitando que Niall empezara a cantar la letra de aquella canción.
La música quedó truncada y Niall dejó la guitarra en la cama. Por lo visto, finalmente, después de casi un año era hora de hablar.
-Realmente no me habéis despertado. Pero a Louis sí – mintió.
-Ya le pediré perdón a él, entonces.
-Vale. – dijo él.
Ninguno de los dos añadió nada. Así que Niall creyó que aquella conversación tan esperada se había acabado. Volvió a coger la guitarra para seguir con su vida, como si ella no estuviera… como no había estado en los últimos meses. Pero ella no quería que tocara esa canción; no estando ella allí.
-¿Y cómo van las cosas por aquí? – habló otra vez. Necesitaba sacar tema de conversación. Niall no podía tocar esa canción porque se le partiría el alma en mil pedazos.
-Bien. A los chicos y a mí nos va bastante bien. ¿Y a ti en… - calló dándose cuenta de que no tenía ni idea de dónde había estado ella todo este tiempo. – …En donde quiera que estuvieras?
-No me puedo quejar – contestó ella.
Niall ya no aguantaba más. Tenía que hablar con ella de todo lo que había pasado, de lo que había escuchado en la escalera. Aunque doliera, aunque fuera tirar más tierra en el tejado, aunque fuera remover el pasado…
-¿Por qué te fuiste? – preguntó él volviendo a dejar la guitarra.
-Esa es una buena pregunta…
-Anne… - insistió él.
-No lo sé, Niall. Tenía miedo, supongo.
-¿Miedo de qué? ¿De mi? ¿De que cambiara? No te entiendo.
-Sí, creo que sí. Tenía miedo de que lo nuestro no funcionara si te convertías en un cantante famoso. – susurró. – De que te fueras con una modelo de esas que fuese más guapa, más lista, y más famosa que yo.
-¿Y la manera de solucionar las cosas era irte?
-Ya sé que no estuvo bien… - empezó a decir ella.
-Por lo menos lo reconoces. – le cortó él.
-Fue lo único que se me ocurrió hacer.
-¿A caso no te he demostrado que te quiero, Anne? ¡Tú sabías que mi sueño era este! ¡Lo sabías! – se levantó de la cama y empezó a caminar por la habitación.
-Lo sé, y te apoyo. Lo haré siempre. – Niall enarcó una ceja. – Cómo amiga… claro está.
-Ah. ¿Y cómo mi novia? Si es que aún sigues siéndolo… Porqué yo ya no sé que somos.
-Creo que está claro, ¿no? Me fui. Te dejé solo.
-Pero ahora estás aquí… Y quiero que veas que soy el mismo, que no he cambiado, que te quiero… cómo el primer día. No soy como los demás. – dijo él sentándose a su lado.
-Todo esto es muy bonito, Niall. De verdad. Pero las cosas no son así de fáciles. – Anne se retiró el pelo de la cara, y le miró fijamente.
Niall tenía los ojos llorosos. Aquella conversación les estaba haciendo daño a ambos, pero en algún momento tenían que tenerla. Debían tenerla si querían volver a formar parte de la vida del otro.
-Te quiero. ¿Lo sabías? – ella no dijo nada. – Te quiero. Y quiero estar contigo esta noche… Verte dormir a mi lado, cómo antes.
-Nada es como antes, Irlandesito.
-Sí, todo es como antes. Como si no te hubieras ido. ¿Ves? Hasta me llamas irlandesito.
-Eso son tonterías. Siempre te he llamado así – sonrió ella.
-Y lo seguirás haciendo.
-Pues claro. – afirmó Anne.
En la cara del chico se había dibujado una perfecta sonrisa que hacía demasiado tiempo que no estaba allí; hacía demasiado tiempo que no era ella la causante de esa sonrisa. Tenía la esperanza de que todo volviera a ser como antes, de que Anne superara sus miedos. Pero para ello necesitaba tiempo. Las cosas se tienen que demostrar y estaba dispuesto a demostrárselo todos los días.
-Sé que necesitas tiempo… - empezó a decir él.
-Niall, no es cuestión de tiempo; es cuestión de que, por alguna extraña razón, no creo que las cosas vayan a salir bien – contestó Anne. 
-Para eso estoy yo aquí… Las relaciones son cosa de dos, ¿sabes? – Niall sonrió dulcemente y se acercó a la chica – Yo haré que creas que todo puede salir bien. 
Anne se quedó sin palabras. Después de un año lo tenía, otra vez, demasiado cerca suyo. Como antes de marcharse. Justamente igual que la última noche que pasó allí… Sonrió amargamente, y él le devolvió la sonrisa. Al parecer, Niall también lo recordaba. ¿Cómo no lo iba a hacer? Fue su última noche juntos, aunque él no lo supiera.
-¿Se puede saber cómo lo conseguirás? – preguntó ella en un susurro.
-Enamorándote, otra vez. – respondió el irlandés con seguridad.
Si el supiera que aquello no hacía falta… que cada centímetro de su cuerpo, cada pequeña parte de su ser estaba enamorada de él. Si él lo supiera… 
El irlandés se acercó a la chica, poco a poco. Lo conseguiría, y más si aquello que había escuchado era cierto. Anne aún le quería. Sólo tenía que hacer que lo aceptara, lo dijera, y todo acabaría bien. Como en los cuentos.
Fuera de la habitación la noche estaba estrellada pero ahora mismo aquello no importaba. Ella cerró los ojos e imaginó que Niall la besaba. Cayó del cielo una estrella fugaz; y el deseo de la chica se cumplió. Los labios del irlandés se juntaron con los suyos después de tanto tiempo. ¡Cómo los había echado de menos! Ella le correspondió el beso con ganas, y fue entonces cuando Niall supo que entre ellos aún quedaba algo. Se separó de ella sonriente y sin darse cuenta ella soltó un gruñido. Un beso demasiado corto para su gusto. Él rió.
-Este es último beso que te doy sin tu permiso… - susurró él. – Si quieres más tendrás que pedírmelos.
Las estrellas seguían cayendo del cielo poco a poco, silenciosas, casi sin ser observadas. Los únicos que se habían dado cuenta de ello eran Louis y Naomi que seguían en el balcón sin decirse una palabra. Y no muy lejos de allí Sam se estaba quitando los pendientes y guardándoselos en el bolso bajo la atenta mirada de su compañero de habitación.
-¿Por qué te quitas los pendientes? – preguntó él curioso.
-Porque si no me los quito cuando duermo, me los clavo.  – contestó Sam sonriendo.
-A mí los míos no se me clavan. – comentó él. 
-Son diferentes, los tuyos son pequeños… los de las chicas suelen ser más grandes.
-Eso es cierto.
La rubia dejó el bolso en una silla que había allí y se acercó a la cama. Estaba muy cansada, necesitaba dormir pero al parecer su acompañante sufría de insomnio y no le iba a dejar hablando solo. Entonces cuando ella se estaba sentando en el colchón Zayn se fijo en que llevaba una pulsera de plata con su nombre. Era realmente bonita. ¿Quién se la habría regalado? Quizá sus padres, o sus amigos.
-Que pulsera más bonita.
-¿Verdad que sí? – sonrió ella acurrucándose bajo las sabanas.
-Sí. Es preciosa… Samantha.
Ninguno de los dos dijo nada más. Y ella se sintió culpable de estar allí en vez de estar con Dylan que es donde debería estar, con su novio. Aunque entre ella y Zayn no había nada real, le abrumaba sólo de pensar que Dylan jamás entendería su amor platónico hacia aquel chico de ascendencia árabe.
-Me la regaló mi novio, hace un par de días – dijo ella en un susurro para intentar aliviar ese sentimiento de culpabilidad.
-¿Tu novio?
-Sí, Dylan. El chico de seguridad del concierto.
-Vaya. No sabía que estuvierais saliendo. – comentó el bastante distante.
-Yo tampoco lo sabía – rió ella tocándose la pulsera – Me lo pidió cuando me la regaló.
-Que bonito.
-¿Si, verdad? – responde ella mirándole. – Es un cielo.
Hubo otro silencio, esta vez mucho más largo que el anterior. No es que Zayn estuviera enamorado de Sam, porque no lo estaba, pero le tenía cariño… y como ya le confesó un día a Harry sentía atracción hacia ella. Posiblemente aquella noche, si no hubiera salido el tema de que ella tenía novio, la hubiera besado. Aunque era de esperar que alguien como Sam encontrara alguien con quien compartir su vida. Y no sería él quien se metiera a estropear una relación por una simple atracción física.
-No lo dudo – dijo él en un susurro.
-¿Quieres que te cuente como pasó? – preguntó ella ilusionada.
Él suspiró. No le apetecía demasiado saber como el galán de Dylan se había camelado a aquella chica de rubia melena pero si él hubiera ocupado el puesto del segurata no le importaría que ella repitiera una y otra vez la historia. Sam parecía estar ilusionada, y estaba demostrando cierta confianza hacia Zayn cosa que el chico no podía rechazar.
-Claro, cuéntamelo. – sonrió él.
-Verás… el día que nos conocimos en el concierto me invitó a una cena… - empezó a contar la chica.
Le contó su primer encuentro cuando ella preguntó si saldrían a firmar, le contó las veces que se veían a escondidas de sus amigas en el parque, las veces que él la llamaba por las mañanas, y cuando por fin la llevó a cenar a aquel restaurante. Poco después… él la fue a buscar a casa, sorprendiéndola con la pulsera de plata y una proposición formal.
-Que caballeroso, ¿no? – dijo él un poco más seco de lo que pretendía sonar.
-Demasiado. Yo creo que es el chico más perfecto que he conocido nunca. – Sam estaba más tranquila ahora que había recordado a Dylan durante un buen rato.
-Espero que os vaya fenomenal. – otra vez, sonó demasiado seco.
“Mierda, la estás cagando” pensó el chico. Pero es que no podía remediarlo puesto que, desde que vio las miradas entre él y Sam cuando llegaron al camerino aquella noche de invierno, no le caía bien Dylan.
-Zayn, ¿te pasa algo? – preguntó ella de repente.
-¿A mí? ¿Qué me tendría que pasar?
-Ah, no sé. Te has puesto… como a la defensiva. O eso me parece a mí.
-No es nada, tranquila. – “Sólo que me gustaría ser él, y no lo soy” añadió para sí.
En su cabeza empezó a sonar una canción que los dos conocían muy bien; él como cantante y ella como fan. “I Wish”. Entonces entendió porqué Harry escribió esa canción cuando su amada Caroline Flack estaba con otro chico. ¡Ahora lo entendía todo! Y ni tan siquiera estaba enamorado, pero le daba rabia no ser él quien ocupara todos los pensamientos de aquella chica. Aunque era consciente que si que ocupaba los pensamientos de otras muchas, pero a él le importaba lo que estaba en la cabeza de Sam y ahí, desgraciadamente, sólo estaba Dylan. O eso creía él.
Sam se acercó y le dio un beso en la mejilla recordando cuando lo abrazó por primera vez en aquel camerino. Cómo habían pasado las cosas de rápido.
-Que tenga novio no significa que no os quiera, eh.  – se quedó callada unos segundos. – Bueno a Louis no lo quiero con novio, o sin él.
-Louis es un caso aparte – rió él junto a ella.
-Si que lo es, sí.
Se quedaron un rato más en silencio sin decirse nada mientras que los ojos de Sam se cerraban poco a poco. Después de tanta fiesta necesitaba un descanso y, por el momento, ya le había dado mucha conversación a Zayn aquella noche. Él sonreía mientras la miraba tarareando en su cabeza la misma canción una y otra vez. Su último pensamiento antes de dormirse fue que él, Zayn Jawad Malik, también podía invitarla a cenar, comprarle pulseras y llamarla todas las mañanas.
Las habitaciones seguían silenciosas, siendo testigos de parejas bastante curiosas como Niall y Anne, o Louis y Naomi con Eleanor durmiendo cerca de ellos. También eran testigos del nerviosismo de Jodie por tener a Harry durmiendo plácidamente a su lado con poca ropa cubriéndole el cuerpo.
El chico de pelo rizado a veces hacía un sonido gutural cuando cambiaba su postura poniendo a prueba todos los dispositivos de autocontrol de su compañera de cama. Aunque tampoco tenía que hacer mucha cosa para ponerla aprueba, solamente tenía que existir.  
-Umhh... – se revolvió el chico a su lado.
¿No se estaría quieto? Suspiró. Que noche más larga le esperaba y es que, siendo sinceros, con él tan cerca suyo no podía cerrar los ojos. Quería observarle durante toda la noche, memorizarlo y luego poder recordarlo cuando él estuviera lejos pensando en otras chicas.
Mientras ella observaba a Harry sonó el móvil del chico y se iluminó encima de la mesa. Jodie lo miró curiosa. ¿Quién sería a esas horas? Su madre no podía ser. ¿Y si era alguno de los chicos queriendo contar lo que estaba pasando en las habitaciones con sus amigas? Oh sí. Sería eso. Necesitaba saber que estaba pasando más allá de aquella puerta y si aquel mensaje era de Louis, Zayn o Niall era su oportunidad perfecta. Cogió el móvil entre sus manos e intentó desbloquearlo. “¡Mierda de teléfonos con alta tecnología!” se maldijo. A ver para que narices quería Harry un móvil tan moderno y lleno de botones raros. Eran ganas de complicarse la vida. Por fin encontró el botón que desbloqueaba el aparato y te dejaba trabajar con él. Pero la curiosidad se desvaneció cuando leyó el nombre de la persona que enviaba el mensaje; Caroline Flack. ¿Qué quería ahora Caroline? ¿Un fin de semana normal a las cuatro de la mañana? Suspiró. Y con valentía abrió el mensaje y leyó;  “¿Has visto la lluvia de estrellas fugaces? Espero que sí y que estés dedicándome todas y cada una de las estrellas que caen. Así puede que se me pase el enfado antes. Te quiero, xxx.”
Jodie se levantó de la cama dejando el teléfono en la mesita sin preocuparse si quiera en quitar el mensaje de la pantalla. ¿Qué más daba? Harry estaba demasiado dormido, y no iba a despertarse. Descalza y con la camiseta grande que Harry le había prestado caminó por la casa, sola. Cruzó el pasillo rápidamente. ¿Había lluvia de estrellas aquella noche o se lo habría inventado Caroline? No había recorrido aquella enorme casa entera pero tenía que llegar al jardín como fuera; quería ver las estrellas con sus propios ojos. Bajó las escaleras, y entró en el salón. Allí divisó una puerta corredera de cristal y detrás de ella todo era oscuridad. El jardín. Las estrellas. Una noche de invierno. Lo que ella no sabía es que Harry había escuchado el sonido de su teléfono pero que había permanecido inmóvil esperando una respuesta de la chica. Por lo que no tardaría en ir tras ella.
Los pies descalzos de la chica de ojos verdes caminaban por la hierba sintiéndose libre. El aire ondeaba su pelo y encima de ella se alzaba un balcón donde todavía se encontraban Louis y Naomi que ahora observaban a la chica en silencio. Miró al cielo y, efectivamente, vio las estrellas caer. ¡Qué bonito! Se sentó en la hierba dejando pasar el tiempo e intentando no pensar en Harry... ni en Caroline.
-Jodie… - se escuchó una voz detrás de ella.
-Tienes una fea manía de perseguirme cuando me voy de los sitios, eh – rió recordando cómo fue tras ella el día de la revista.
-¿No has pensado que si te persigo es porque no quiero que te vayas?
Él se acercó más y se sentó a su lado en la hierba. Se había puesto una camiseta de interior blanca y básica para salir a su encuentro. No es que a Jodie le molestara ver el cuerpo de Harry desnudo, pero la desconcentraba más de lo que ella estaba dispuesta a admitir.
-No suele ser normal que alguien como tú no quiera que me vaya de los sitios.
-¿Alguien como yo? Soy normal. – rió él tocándose el pelo.
-Claro. Yo tengo millones de fans también, es lo más normal del mundo.
-No puedes tener más fans que yo, te lo prohíbo.
-Harry tu las ironías no las pillas, ¿verdad? – preguntó Jodie. – Yo no tengo fans.
-Perdóname por ser un extraterrestre que no entiende las ironías. – rió él.
-¿Un extraterrestre?
-Sí. Parece que tenga cuatro pezones, no entiendo las ironías, no me gusta beber con pajita, canto en la ducha, y soy fan tuyo.
-¿Fan mío? – él asiente - ¿Y que se supone que hago tan extraordinariamente bien para que quieras admirarme?
-Sonreír. – respondió él mirando al cielo.
Una estrella cae. ¿Sonreír? Harry, a veces, sí que parecía un extraterrestre porque no hubiera quien lo entendiera. ¿Fan de ella? Ella mira al cielo también esperando a que él le diera una explicación.
-Siempre sonríes aunque estés triste, aunque no tengas motivos para hacerlo.
Jodie no dijo nada. Eso era cierto. Y ella no sabía que decirle. Mientras que en la oscuridad y el anonimato de su balcón, Naomi y Louis les observaban sin decir una palabra aunque eso duraría poco.
-Gracias… supongo – susurra ella.
Las estrellas seguían cayendo y aunque estaban allí debido al mensaje de Caroline ninguno de los dos dijo nada. Aquel momento era mágico, aunque ambos sabían que en algún momento deberían hablar de ello. Sobre todo Jodie que tenía miles de pregunta sin respuesta en su cabeza. Inconscientemente apoyó su cabeza en el hombro de Harry en silencio, disfrutando del aroma que desprendía todo él. 
-¡Pero quieres besarla de una vez! – gritó Louis desde el balcón.
Naomi estalló a carcajadas y la parejita miró hacia el balcón extrañada. Su voz era inconfundible y su oportunismo para joder los momentos íntimos de la gente también; Louis Tomlinson en acción.
-¿Te quieres callar de una vez? – preguntó Harry riendo desde el césped.
-No quiero. Quiero que la beses.
-Si la beso o no es mi problema. – Jodie enrojeció al instante y Louis rió.
Naomi le susurró que debían dejarles intimidad porque sabía lo mal que lo estaría pasando en aquel preciso instante su amiga a la cual guiñó un ojo en señal de complicidad.
-Vale, Don Juan… Te dejo que hagas tus conquistas en paz – la voz de Louis se desvaneció y el balcón se quedó vacío.
En la habitación del veinteañero se quedaron Eleanor que seguía durmiendo, Naomi que observaba a Louis, y Louis que no podía parar de reír al recordar la cara de Harry, pero sobre todo al recordar la cara de Jodie. El chico del pelo rizado sabía que lo decía en broma, aunque puede que no tan en broma, pero la chica se había quedado totalmente pasmada. Y más al ver que los chicos hablaban como si ella no estuviera delante. Naomi intentaba ponerse en la situación de su amiga y reprimía las ganas de reír ante sus cómicas reacciones por respeto al mal trago que debía estar pasando con Harry a solas.
La lluvia de estrellas estaba llegando a su fin y la noche, al parecer, también. Deberían ser casi las cinco de la mañana, o incluso era probable que el tiempo hubiera pasado más rápido. Pero realmente en aquella casa el tiempo siempre pasaba volando, jamás tenías un momento para respirar tranquilamente.
Harry se sentó otra vez en el césped ya que cuando él y Louis habían tenido esa pequeña conversación demasiado extraña se había levantado para verle desde otra perspectiva que era bastante mejor que la que el suelo le ofrecía.
-Perdona a Louis, es de lo que no hay – dijo él.
-No pasa nada, me estoy empezando a acostumbrar a él.
-Eso está bien. Yo ya estoy acostumbrado. Ya nada me pilla por sorpresa, sé que me puedo esperar cualquier cosa de él. 
-Nota mental; Esperar cualquier tipo de cosa extraña de parte de Louis William Tomlinson. – rió ella.
-Eh, eso es bueno. – rió él también. – Nota mental; Empezar a hacer más notas mentales.
-Creo que tu primera nota mental, después de esa, debería ser; No hablar con Louis sobre Jodie como si ella no estuviera presente. – Jodie se quedó mirando a sus pies descalzos sobre la hierba. Quizá no debería haber dicho eso.
 -Vale. Lo tendré en cuenta. Luego lo apunto.
-No, luego no. Ahora. – la risa de Harry resonó en la noche estrellada.
-Nota mental; No hablar con Louis sobre Jodie  como si ella no estuviera presente. – ella sonrió satisfecha pero no dijo nada. - ¿Contenta?
-Sí. Contenta.
Se quedaron en silencio. Ninguno de los dos dijo nada más. Y las pocas estrellas del cielo seguían cayendo. El césped estaba un poco húmedo, pero a Jodie le gustaba sentir las gotas frías en sus pies desnudos. Mientras ella pensaba que giro tomaría aquella conversación, Harry pensaba en lo que Louis le había dicho. ¿Por qué tenía tanto interés en que besara a Jodie? Y más sabiendo que él estaba con Caroline. Todo aquello no tenía ningún sentido, pero realmente ganas de besarla no le faltaban.
-¿Te ha molestado? – preguntó él rompiendo el silencio.
-¿El qué?
-Lo que ha dicho Louis… Me refiero a que él muchas veces dice las cosas sin pensar, y a veces pueden molestar a la gente.
-Ah, no. Supongo que no. – Jodie sonrió dulcemente mientras se apartaba el pelo de la cara.
-¿Supones?
-Ajá. Supongo.
Harry se acercó a ella y le pasó la mano por el pelo mientras en sus labios se dibujaba una sonrisa. La sonrisa perfecta. Esa misma que había enamorado a Jodie. Y ella se quedó mirando sus labios durante unos segundos. 
-Entonces… - susurró él. – Quiere decir que aunque no lo digas, quieres que te bese.
¿Había oído bien? ¿Harry había dicho que si quería que la besara? ¿Cómo no iba a querer que la besara? Lo dicho, a veces, parecía un extraterrestre. Jodie rió al pensar que habría que añadir una cosa a la lista de cosas que hacían a Harry un extraterrestre. “Hola me llamo Harry y son un extraterrestre que parece que tenga cuatro pezones, no entiende las ironías, no me gusta beber con pajita, canto en la ducha, soy fan de Jodie, soy difícil de entender, y hago preguntas estúpidas.”
-Nota mental; Jodie se pone nerviosa cuando le hablas de besos. – susurró Harry riendo.
-No es cierto.
-¿Cómo que no?
-Pues eso. No me pongo nerviosa cuando se habla de besos. – dijo ella.
Intentó ser lo suficiente convincente porque sí que le ponía nerviosa. Hablar de besos no, claro. Le ponía nerviosa hablar de besos con Harry Styles. Y, por alguna extraña razón, él lo sabía.
-Si tú lo dices…  - añadió él.
Se quedaron en silencio. Jodie esperaba que Harry cambiara de tema, y él quería dejar que la intriga campara a sus anchas entre los dos. Sonrió para sí en la oscuridad de la noche.
-Jodie, ¿Quieres que te bese? – dijo él a una distancia lo suficientemente corta como para ponerla más nerviosa todavía, si es que aquello era posible.
La cara de la chica enrojeció al instante, y él rió. Lo sabía. Jodie quería un beso suyo. Y él se moría de ganas de dárselo aunque tuviera novia. “¿Qué daño podría hacer? Es un simple beso” pensó para él. Un beso que, si llegaba a producirse, no cambiaría nada y ambos lo sabían. Ella suspiró sin saber que decir pero era consciente de que una situación como aquella sería difícil de repetir por tanto tendría que ser valiente.
-¿Lo harías si te dijera que sí? – preguntó ella.
Harry sonrió por decimoquinta vez aquella noche haciendo que la chica que tenía a su lado fuera incapaz de pensar con claridad. Siempre hacía eso, era una de las cosas que mejor se le daba. Ser él. Y dejar que su sonrisa hiciera el resto. 
-¿Quieres comprobarlo? – la voz de Harry sonó más seductora de lo normal.
-Puede que sí - Jodie siguió el rollo seductor aunque aquello no llevaba a ninguna parte.
-Si te besara… eres consciente de que no cambiaría nada, ¿verdad? – preguntó él en un susurro.
Ciertamente se moría de ganas de besarla, y quería dormir junto a ella aquella noche, pero nada de eso hacía que estuviera menos enamorado de su novia. Y, tristemente, tanto él como ella eran conscientes de ello. Ella sonrió amargamente; Harry no la quería pero aquella noche bajo las estrellas fugaces le había ofrecido un beso y no sería ella, precisamente, la que le rechazara. Además, era un la oportunidad perfecta para confundir a Harry si quería que dejara a Caroline.
-No te crees ni tu eso de que un beso no cambiará nada. – dijo ella muy segura.
-Muy segura estás tú, ¿no? – rió el chico al ver esa actitud en la pequeña Jodie.
-No me conoces todavía, ricitos.
-Pues déjame conocerte – susurró él acercándose a ella peligrosamente.
-Eh. Guarda las distancias. – rió Jodie mientras se apartaba de él.
-¿Pero no querías que te besara?
-¿Y si ya no quiero? – ambos rieron y ella se mordió el labio sin estar muy segura de aquello, con lo fácil que hubiera sido plantarle un beso y ya está.
-Mientes.
Puede que Harry no la conociera del todo, pero si lo hacía lo suficiente para afirmar aquello. Y no estaba equivocado. Mentía al decir que no quería un beso suyo. Pero no sabía por qué razón, desde que había notado la desesperación que Harry tenía por besarla, le gustaba hacerle sufrir. Sólo para que viera lo que las fans han llegado a sufrir muchas veces por sus amoríos.
-Bueno. Vale. Ahí llevas razón – admitió ella.
-¿Lo ves? Luego no me digas que no te conozco… - empezó a decir Harry.
-¿Te quieres callar y besarme ya? – rió.
Él se encogió de hombros. No se haría de rogar mucho. Se acercó a la chica cuidadosamente y le acarició la mejilla. Quería que fuese un beso lento, tierno, y suave; quería dejar aquel momento en suspensión para poder disfrutar de él. Le apartó unos mechones que le caían por la cara y juntó sus frentes sin dejar de sonreír. A Jodie le iba a dar un ataque al corazón, pero intentaba disimularlo de la mejor manera posible. Estaba quieta cual estatua esperando a que los labios de Harry rozaran los suyos. Sus ojos se encontraron y hablaron sin necesidad de palabras, haciendo de aquel momento algo mágico. Pero fue más mágico todavía cuando, por fin, los labios del chico se posaron sobre los de Jodie. La besó con dulzura haciendo que ella poco a poco despertara de su letargo y dejara su pasividad para corresponderle aquel beso. La chica de ojos verdes posó sus manos en el pelo de Harry revolviéndoselo con cuidado mientras que correspondía al que sería el mejor beso de su vida. Aunque lo que había empezado siendo dulce se tornó un poco más pasional y la espalda de la chica acabó en el suelo del jardín mientras que él seguía besándola por el cuello. Respiró con dificultad y sin creerse que aquello estuviera pasando. Sonrió ampliamente. Harry besaba bien, muy bien. Y, desde luego, no quería que aquel beso fuera el último. Pocos segundos después fue ella la que buscó la boca del chico y lo besó con algo más de pasión mordiéndole el labio al finalizar. Era la pequeña firma de la casa, el toque Jodie. Cuando, finalmente, se separaron Harry estaba tumbado encima de ella apoyado sobre sus brazos con la cara a la misma altura.
-¿Aún sigues pensando que un beso no cambia nada? – preguntó ella sonriente.
-Besas bien, pero sigue sin cambiar nada.
Harry se levantó de la hierba y caminó hasta la puerta corredera. Jodie lo miró incrédula. Primero mostraba unas ganas inhumanas de besarla y cuando por fin lo hacía parecía que aquello no había servido para nada. No lo había confundido, ni siquiera un poco. Él se paró allí y la miró desde la distancia.
-Es tarde. Deberíamos irnos a dormir. ¿Vienes? – dijo desde la puerta.
-Sube tú, ahora voy yo. – susurró ella.
-Como quieras. Hasta ahora.
El chico desapareció dejando tras de él una estela aparentemente fría aunque lo que nadie sabía, excepto él, es que aquel beso no le había dejado indiferente y que puede que aquella noche no durmiera. 

Un beso muy fuerte;

Mery Da Font. 

10 comentarios:

  1. Me encantaa<3 por mucho que no comente en los otros capitulos siempre me los leeo y me encantan:) sigela porfavor.

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    1. No sé quien eres... pero, jo... muchas gracias por comentar de verdad :') Me alegra que te guste, y a ver si me comentas más que me encanta leer lo que opináis. <3

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  2. Me encanta!!! :D:D
    Me tienes super enganchada desde el primer capítulo *-*

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    1. Angeeeeeeeeela :') Muchas gracias por comentar, enserio <33 Y aiiiiiiish, me hace tan feliz que te enganche tanto... eso quiere decir que esta más o menos bien :D <3 eres un sol!

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  3. Hola guapíssima!

    M'encanta, cada capítol m'agrada més ja ho saps i aquest ha sigut molt pasional, m'ha aagrada't molt! Amb ganes del següent! :)

    Petons bonica! :)

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    1. Marta, bonica! Sé que t'agrada molt.... i sí aquest capítul ha sigut el del petó estrella.. i havia de ser aixi :) Hahaha, que em va costar 100 pagines de word que es petonegessin aquests dos... xDD
      Molts petonss preciosa <3

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  4. meee encantoo !! ajsdhasjdhs eseee besoo °!!!! y no comentoo sorry ! :( perooo m encantan los capss ! :) siguela !!:)

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    1. Oh, otra anonima que no comenta casi.. Joo, me encantaria que comentaráis más y me dierais vuestras opiniones y ademáss que me dijerais quienes sois :) Aun asi sois geniales, y gracias por leerme guapa <3

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  5. Sigue escribiendo pooor faa :) Me encanta la novela :)

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    1. Muchas gracias por tu comentario Sara :))) Hoy justamente toca subir capítulo, espero que lo disfrutes, y que me sigas dando tu opinión. Un beso <3

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