10 may 2012

You belong with me; Capítulo veintiuno.

Pido perdón por no subir ayer... pido perdón por tus noches a solas; pido perdón por sufrir en silencio por ti (?); Okno. No es el momento de cantar canciones de Antonio Orozco. Es momento de hablaros del capítulo. Es un capítulo de transición... otra vez; y el siguiente también. Es lo que hay,. las cosas se tienen que calmar para que luego se vuelvan a liar... sino es todo muy surrealista. Dicho esto... diré que comentéis que me encanta leer vuestras opiniones; y que este capítulo si que tiene canción... Y además me gusta mucho. Se llama "Call me maybe" y es de Carly Rae Jepsen. Os dejo el link a continuación;
Call me maybe - Carly Rae Jepsen ( http://www.youtube.com/watch?v=fWNaR-rxAic )


Capítulo veintiuno; Llámame, si es posible.
Después de aquella larga noche de invierno, de las últimas de las vacaciones, durmieron durante casi todo el día. Cuando se levantaron las chicas se intercambiaron teléfonos y se agregaron a las redes sociales como twitter o facebook para poder mantenerse en contacto ya que habían congeniado muy bien y sus vidas normales reclamando sus presencias les impedirían verse regularmente.
-Te acabo de seguir en twitter – le dijo Eleanor a Jodie.
-¡Bien! Me sigue Eleanor Calder. – rió ella. – Yo ya te seguía desde hacía tiempo así que…
-Ups. Siento no haberte seguido hasta ahora… pero es que si tengo que seguir a todo el mundo; no acabaría – se excusó la novia de Louis.
-Tranquila, lo entendemos – esta vez habló Sam.
-Entonces ya está, ¿no? Nos seguimos todas a todas, y tenemos manera de comunicarnos entre nosotras, ¿cierto? – preguntó Danielle.
-Exactamente – afirmó Anne.
-Estupendo.
Las chicas estaban sentadas en los sofás mientras que los chicos estaban en la cocina preparando algo para picar y aprovechando para hablar de sus cosas. Ninguno de ellos lo sabía pero, entre unas cosas y otras, aquel sería el último rato que pasarían juntos en un cierto periodo de tiempo. Ellos volverían a su apretada agenda de giras, conciertos, revistas y demás que en ningún momento habían abandonado. Danielle y Anne volverían a la academia para instruir a nuevas bailarinas, dar clases, y ensayar para bailar en sitios importantes. Eleanor seguiría con su vida de modelo perfecta haciendo desfiles de la ropa más bonita que nunca te pudieras imaginar. Y las chicas volverían a sus respectivas vidas mediocres basadas en los libros y en la música de One Direction. Aunque algunas cosas habían cambiado: Sam tenía novio y Naomi trabajo donde vería a Pierre todos los días. Y la pequeña Jodie se tenía que preparar para el examen de acceso a la universidad.
Jodie miró el reloj. Eran casi las dos de la tarde y tenía una sensación muy extraña porque acababa de despertarse y aún no había comido cuando normalmente a aquella hora podría haber comido ocho veces. Cosas de británicos, suponía. Pero es que además su madre era muy maniática y le gustaba comer pronto (sí, mucho más pronto de lo que ya era habitual de por sí allí en el Reino Unido). A Anne parecía que no le importaba demasiado aquello puesto que, por lo visto, en España se había acostumbrado a un horario mucho más libre y tardío que el que solían llevar ellos.
En la cocina los chicos preparaban tostadas, zumo, cafés, y demás. Cosas típicas del desayuno. Sabían que la hora de desayunar ya se había pasado con creces pero ellos se levantaran a la hora que fuera necesitaban desayunar, sino no eran personas. Aquella tarea estaba resultando dura y costosa ya que tenían que prepararlo para once personas y no para cinco como era habitual. Pero preferían hacerlo ellos por dos razones: la primera era que así quedaban como auténticos caballeros y buenos anfitriones y la segunda era que esa manera podían hablar tranquilamente sobre lo que había sucedido en las habitaciones durante noche.
-¿Harry besaste a Jodie, al final, anoche? – preguntó Louis mientras freía unas tiras de bacon.
-¿Cómo que “al final”? – preguntó Zayn riendo.
-Pues eso, al final. Es que anoche… estaban los dos muy acaramelados en el jardín viendo las estrellas y yo les grité que se besaran. – explicó el mayor.
-¿De verdad hiciste eso? – rió el irlandés mientras exprimía un par de naranjas.
-Sí, lo hizo – confirmó Harry con cierto enfado en la voz.
-Uh. ¿Y qué hiciste? – Liam se unió a la conversación a la vez que preparaba unas tostadas con mermelada.
-Nada. Mandé a Louis a tomar viento.
-¿Y no la besaste?
-¿Tiene mucha importancia eso ahora? – intentó evitar el tema.
-O sea, que sí. – dijo Louis provocando las risas de todos los presentes menos la de Harry. - ¿Y cómo fue, Don Juan?  
-No es de tu incumbencia. – replicó el pequeño.
-¡Vaya animo se gasta el enano! – canturreó Zayn.
-Lo siento. – dijo secamente – No tengo ganas de hablar de ello.
-Haznos un resumen rapidillo. – pidió Louis con cara de cordero degollado.
-Vale. Hablamos de besos. Se puso nerviosa. Le pregunté que si quería que la besara. La besé. Y punto. Se acabó. Ah, y que no se entere Caroline.
-Soy una tumba – esta vez habló Liam.
-Lo mismo digo. – la voz de Niall sonó acto seguido.
-Exacto. Somos tumbas. – corroboró Louis.
-Ya. Sobre todo tú, ¿verdad? – preguntó irónico Harry.
Hubo un silencio un poco incomodo debido a la reacción brusca de Harry. Normalmente presumía de sus conquistas y parecía contento de ellas… pero esta vez era diferente. Parecía que le importaba ese beso, de alguna manera que ellos no lograban entender. Quizás lo único que quería Harry era olvidar ese episodio en su vida y volver con Caroline cual perrito faldero, ya que su relación no podía llamarse de otra manera. Louis se prometió que no pararía hasta indagar en las profundidades de la mente de su amigo y que descubriría porque se encontraba de aquella manera.
-¿Más cosas que pasaron ayer? – preguntó Liam.
-Estar separados en habitaciones y emparejados con chicas es malo. – rió Zayn.
-Pues sí. Parece ser que aquí nadie pierde el tiempo. – esta vez habló Louis.
-Habló el que seguro que se puso las botas anoche con dos chicas.
-Tú te callas irlandés. – rió Louis.
-Eh. ¿Porqué el durmió con dos chicas y yo con una? – se quejó Harry. – No es justo.
-Porque una es mi novia. Y la otra… - Louis se quedó pensando cómo podía denominar a Naomi. – Mi… Algo.
-¿Tu “algo”? – rió Liam sin poder evitarlo.
-Sí. Es que no sé que es Naomi exactamente. – el mayor estaba pensativo mientras hacía el desayuno.
-Es una fan. – le ayudo Zayn.
-Es más que eso.
-¿Desde cuándo? – preguntó Harry sentándose en el mármol de la cocina.
-Desde que la besé. – rió él.
-¿La besaste? – preguntó incrédulo Liam.
-Sí. Bueno… fue un medio beso porque Eleanor estaba en la cama durmiendo.
-¿Pero tú eres tonto o te lo haces? – replicó Niall. - ¿Cómo se te ocurre hacer eso?
-No soy tonto – se defendió el mayor. – Las cosas con Eleanor no van bien; ya sabéis lo de siempre. A la chica le gusto, y lo sé. Ella a mí también me gusta, y me apeteció besarla.
-¿Cómo te gusta? Porque nos conocemos señor Tomlinson. – añadió Zayn.
-Pues me gusta… de me gusta. No sé; normal.
-Ya claro. – dijo Harry.
-¿Cómo que “ya claro”?
-Pues eso. – Harry suspiró. – Nos ha quedado claro que te gusta Naomi, pero quieres a Eleanor. Son cosas distintas.
-Ya lo sé, rizos.
-Te pasará lo mismo que la otra vez. – comentó Niall.
-Bueno si pasa es porque tiene que pasar. No quiero limitarme, quiero ser Louis y si me gusta alguien demostrarlo.
-¿E ir besando a todo el mundo? – preguntó Zayn riendo.
-Sí. ¿Quieres que te bese? Me gustas – todos volvieron a reír y así le quitaron hierro al asunto.
-Louis, ya sabes que no nos queremos meter. Pero ten cuidado no vayas a hacer daño a personas que no tienen culpa de que tu relación vaya mal. – le advirtió Liam.
Otros silencio. Estas conversaciones acababan en temas bastante delicados que no eran convenientes hablarlos en aquel momento.  Así que se callaban de golpe y pasaban a hablar de otra cosa. No les apetecía hablar de errores pasados, o de relaciones difíciles. Querían contarse cosas, vivir la vida, y no perder la apuesta. Sobre todo Niall y Louis los cuales estaban obsesionados por ganarla costara lo que costara. Y aunque de morían de ganas de hablar de ello debían callarse ya que Harry estaba delante y no tenía ni idea de aquello.
-¿Sabíais que Sam tiene novio? – dijo Zayn de repente.
-¡¿En serio?! – preguntó Niall. - ¡Eso es fantástico! Me alegro por ella.
-Sí… fantástico – murmuró el chico sin mucho entusiasmo.
-Yo sí lo sabía: me lo dijo anoche cuando le propuse dormir conmigo. Me dijo textualmente: “Tengo novio, famosillo”. ¿Os lo podéis creer? Me llamó famosillo. ¡A mí! – dijo Louis exagerando las cosas. Todos rieron.
-Es que eres un famosillo de pacotilla – rió Harry.
-Pues cómo tú, entonces.
-Nadie ha dicho lo contrario. – el pequeño sonriente se bajó del mármol – Voy a llevar esto para el salón ya.
Cogió una bandeja con muchas tostadas con mermelada y se dispuso a salir por la puerta. Antes de que se fuera Niall le llamó la atención y se paró en medio de la puerta de camino al comedor.
-Ya que hablamos de besos… - dijo el irlandés. Se aclaró la garganta todavía sin creerse lo que iba decir. – Ayer besé a Anne.
-¿Otro? – rió Louis. - ¡Vivan los besos! ¡Viva el amor!
-Pero no lo haré más.
-¿Por qué? – preguntó Harry. 
-Si quiere más besos, que me los pida. – rió el irlandés. – Y sé que los quiere.
-¡Anda que no eres listo! – añadió Zayn. – Vaya con los irlandeses…
-Somos guays, lo sabemos – concluyó el rubio.
-No te tires tantas flores… - rió Harry desapareciendo por la puerta.
La conversación continuó en la cocina mientras Harry se había quedado en el comedor a comer tostadas con mermelada rodeado de chicas. Aunque le faltaba algo; su chica que, por lo visto, seguía algo molesta por su discusión.
En el centro de los dos sofás había una mesa de café donde Harry había dejado la bandeja con tostadas y mermelada. Las chicas estaban sentadas algunas en los sofás y otras como Jodie o Eleanor estaban sentadas en el suelo. Él se sentó en el brazo del sofá que empezaba a ser su sitio habitual cuando había gente en casa. Dejó que las chicas hablaran de sus cosas sin dejar de mirar a Jodie. Sabía que que había comportado como un capullo con ella dejándola la noche de antes sola en el jardín pero si se hubiera quedado un segundo más allí puede que detrás de aquel beso vinieran más, y aquello no se lo podía permitir. En otras circunstancias se habría quedado de buena gana y la hubiera besado todas las veces que hubiera sido necesario, y hasta habría disfrutado de ello. Pero estaba enamorado de Caroline, y además ella era su novia. Aunque lo que realmente le preocupaba era que aquel beso fue más especial para él de lo que había imaginado. Se revolvió el pelo sin darse cuenta de que esta vez era ella quién le observaba y cogió una tostada para sacarse ese beso de su cabeza.
-¿Sólo hay esto para desayunar? – preguntó Anne.
-No, los chicos están acabando de prepararlo – sonrió el chico. – Ahora lo traerán todo, supongo.
-Vale. Espero que sea un desayuno digno de esta casa – rió Eleanor. Y dirigiéndose a las tres amigas añadió – Que aunque parezca mentira, chicas, son buenos cocineros.
-¡Muy buenos! – la apoyó Danielle.
-¿Si? – preguntó Sam. – Estoy deseando comprobarlo.
-Yo me comería un caballo – rió Naomi.
-¡Qué exagerada eres! Yo con una cookie me conformo… - dijo Jodie.
-Tú y las cookies. – rió Sam.
La risa de Harry acompañó a la de Sam recordando que justo el día de antes se había comido una en Milkshake City. Jodie era la alienígena de las cookies que sí entendía las ironías. Y entre risas y tostadas se quedaron esperando a que los otro cuatro chicos terminaran el desayuno.
En la cocina Louis seguía friendo bacon mientras Niall estaba preparando junto a Zayn una bandeja con once vasos y una jarra de zumo recién exprimido. A su vez Liam preparaba otra bandeja con madalenas, galletas y chocolate. Iba a ser un desayuno completo y con buena compañía. Iba a ser un desayuno que, sinceramente, no les importaría repetir más veces. 
-Por cierto… – empezó a decir Louis pero sin dejar tiempo a que los demás prosiguieran añadió canturreando – Alguien tiene que salir al escenario en calzoncillos.
-Cierto, no penséis que se nos había olvidado – rió Niall. – Hemos ganado la apuesta.
-Ni de coña. No saldremos en calzoncillos al escenario – dijo serio Zayn.
-¡Una apuesta es una apuesta!
-La apuesta os la montasteis vosotros solitos – esta vez habló Liam.
-Sí, pero si no participáis no tiene gracia. Así que…
-Habéis perdido y punto – finalizó el irlandés.
-No hemos perdido porque primero nos obligasteis a participar, y segundo Harry sigue con Caroline. – dijo Liam guardando las galletas que sobraban en un armario.
-Pues eso lo único que quiere decir es que la apuesta sigue en pie.
-Mira que sois pesados eh… - Zayn suspiró.
-No lo somos. Sólo queremos que Harry termine con Caroline. Y Jodie es buena chica. – razonó el rubio.
-Dejadlo que haga lo que quiera, es mayorcito – volvió a decir el chico de ascendencia árabe.
-Sí claro, para que luego nos de la chapa con Caroline. ¡Seguro!
-Anda, vamos a llevar el desayuno ya que deben estar hambrientas – dijo Liam cogiendo la bandeja y saliendo por la puerta de la cocina.
Llegaron al comedor con las bandejas en silencio para no interrumpir la conversación de las chicas la cual Harry seguía escuchando. No iba a sacar nada en claro puesto que no se pondrían a hacer sus confesiones con él delante, pero le gustaba escucharlas. Entre el suelo y los dos sofás se apañaron para sentarse alrededor de la mesa y cada uno hablaba en pequeños grupos de diferentes cosas mientras desayunaban tranquilamente. 
Aquello seguía siendo totalmente irreal para las tres chicas que hasta hacía dos días no sabían nada de aquellos chicos. Como siempre habían estado muy ocupados con sus apretadas agendas, y ellas fingían no tener interés por sus actividades con la intención de olvidarse de ellos hasta que se los encontraron en Milkshake City. Tan solo había pasado un día de eso; justamente el día de antes. Y ahora estaban en su casa desayunando como si nada después de una noche de borrachera.
Si las miradas ya fueron intensas el día de antes durante aquel desayuno la intensidad se multiplicó por mil. Era el efecto de los besos furtivos que se habían producido durante la noche; como el beso de Louis y Naomi. Un beso que ella no se podía sacar de la cabeza y que cada vez que miraba al veinteañero de ojos azules recordaba. Louis sonreía como nunca lo había hecho mostrando tranquilidad y seguridad en sí mismo. Y eso hacía que Naomi lo pasara peor ya que no había otra cosa que no le gustara más en el mundo que la sonrisa de Louis Tomlinson. Bueno, puede que sí hubiera algo; los besos de Louis Tomlinson. Se sonrojó al recordarlo otra vez, y Louis que no paraba de observarla rió provocando una mirada extraña por parte de los presentes.
-¿Qué? Chistes internos – dijo él riéndose. 
-Guárdate los chistes internos para otro momento, ¿quieres? – rió Harry.
-Vale. Lo haré. –contestó sin parar de reír. 
Aunque lo intentó no podía parar de reírse mirando las reacciones de Naomi cuando él la miraba. Seguro que a ella no le resultaba gracioso, pero no podía evitar reírse. Le gustaba que se pusiera roja y que actuara con timidez cuando sus miradas se cruzaban. Nadie entendía nada, excepto ellos dos. Era como una especie de comunicación interpersonal entre ambos. Se miraban, ella bajaba la mirada con la cara roja cual tomate, y él se reía. Y así todo el rato. Era su manera de mantener en secreto el beso de la noche anterior.
Todas las personas que estaban alrededor eran conscientes de que tardarían bastante tiempo en reunirse otra vez, pero son cosas que pasan. El tiempo pasa, las vidas continúan y, si el destino quería, se volverían a encontrar. Y es por eso que todos y cada uno de los presentes querían disfrutar de ese momento, por si a caso iba a ser el último durante un tiempo. Aunque muchas de esas mentes pensantes ya estaban cavilando cómo, cuándo y dónde se volverían a encontrar con la persona que a ellos les interesaba encontrarse.
-¿Y qué haréis ahora que empiezan otra vez las clases? – les preguntó Anne a las chicas.
-Estudiar, y estudiar como si no hubiera mañana – contestó Naomi.
-Exacto. Y yo preparar los exámenes para la prueba de acceso a la Universidad – añadió Jodie.
-¿Y qué quieres estudiar en la Universidad? – preguntó Harry de repente.
-Filología inglesa.
-¡Toma! ¡Eres de las mías! – comentó Zayn riendo. Chocaron los cinco bajo la mirada de todos y rieron sabiendo que tenían algo en común.
-Sí. Cuando sea profesora de inglés y tenga que corregir montones de exámenes te pediré ayuda. Así que prepárate. – rió ella.
-Por mi encantado.
-¿Y vosotras? ¿Qué estáis estudiando? – preguntó Niall refiriéndose a Sam y Naomi.
-Yo periodismo, y puede que me especialice en periodismo deportivo – contestó la chica del pelo rizado.
-Interesante. Si algún día retransmites un partido del Manchester, avísame. – comentó Louis.
-Lo haré. – dijo ella sonriendo dulcemente.
-¿Y tu Sam? – repitió Niall.
-Yo estoy estudiando decoración e interiorismo. Aunque mi pasión es la moda y, a veces, junto a Jodie hacemos bocetos. Puede que algún día lancemos una línea de moda.
-¿De verdad que diseñáis ropa? – preguntó Eleanor entusiasmada.
-Sí – respondió la pequeña. – Tenemos miles de diseños… Un día si quieres te los enseñamos.
-¡Eh! Algun día podríais diseñar el vestuario de los chicos para una ocasión importante – sugirió Anne.
-Sería un placer – esta vez habló Sam por las dos. - ¿Verdad, Jodie?
-¡Claro que sí!
-Os aseguro, que iríais muy guapos. No me gusta la moda, pero hay que reconocer que tienen talento – rió Naomi.
La conversación siguió entre croissants, mermelada, tostadas, zumos, y trozos de bacon. Una de las cosas que se hablaron fue porqué Jodie llevaba una camisa enorme de Harry, aunque no se dieron demasiados detalles de la historia. No quería dormir con el vestido, punto. Ya darían las explicaciones pertinentes a sus respectivos amigos en otro momento que fuera más oportuno. Al terminar de desayunar las chicas se fueron a adecentarse un poco después de esa noche y los chicos se fueron cada uno a lo suyo, como los días de cada día.
Naomi entró en la habitación de Louis y lo encontró a él en su interior, como era lógico. El veinteañero, que estaba en el balcón admirando el cielo azul, no se percató de la presencia de la chica, y ella no quiso decir nada para no molestarle. Cerró la puerta tras ella cuidadosamente, intentando no hacer ruido, y localizó su bolso tirado en el suelo de la habitación. Sus pies descalzos recorrieron la estancia lo más silenciosamente posible; Louis no se podía dar cuenta de que ella estaba allí. Llegó a su objetivo y cuando cogió el bolso sus llaves se revolvieron dentro de él haciendo que Louis se girara.
-Ah, estás ahí. – dijo sonriendo.
-Sí. Venía a coger mis cosas. – contestó ella.
-¿Ya os vais? – preguntó pasando hacia la habitación.
-En unos diez minutos o así…
-Os podríais quedar un rato más – comentó Louis.
-Nos encantaría quedarnos, pero tengo una madre que me tirará de los pelos en cuanto entre por la puerta de mi casa. – rió la chica.
-Rezaré para que no te deje calva. – se acercó a ella, y le tocó el pelo. – Tienes un pelo muy bonito para que acabe esparcido por el suelo de tu casa.
-Vaya, gracias. – rió otra vez.
Se escuchó una voz que gritaba el nombre de la chica. Era Sam avisando de que se irían en cinco minutos. Naomi le contestó de la misma manera mientras se ponía los malditos zapatos de tacón de la noche anterior. Se sentó en el suelo y empezó a reorganizar las cosas del bolso en busca de su móvil bajo la mirada atenta de Louis.
-¿Qué buscas? – preguntó él para acabar con el silencio que reinaba en la habitación.
-Mi móvil. – respondió ella concentrada en su tarea. – Aquí está.
Lo sacó del bolso y miró la pantalla. Tenía una llamada perdida de Pierre. Sonrió. Luego le llamaría, y posiblemente quedara con él. Así mantendría su cabeza ocupada y no pensaría en el chico que ahora mismo tenía delante de ella; Louis Tomlinson. Le miró y lo vio arrancando un papel de una libreta y cogiendo un bolígrafo rápidamente. ¿Qué pretendía hacer con eso? Observó como escribía algo en el papel, tiró el bolígrafo en la mesa, y dobló el papel. Naomi seguía callada, mirando, sin decir absolutamente nada. Él se acercó con una sonrisa y le tendió el papel.
-¿Qué es esto? ¿Un autógrafo?  - preguntó ella mientras lo cogía.
-Algo similar. – respondió él riendo.
Ella se levantó del suelo y miró a Louis interrogante. Él aguantó la mirada, y le dio un beso en la mejilla. Acto seguido se dispuso a salir por la puerta, aunque se paró apoyándose en el marco de ésta.
-Que vaya bien el viaje de vuelta a casa. Y dile a tu madre, de mi parte, que no te deje calva, por favor.
-Gracias. Se lo diré. – dijo ella desconcertada.
-Hasta luego, Naomi. – se despidió él guiñándole el ojo.
Ella se quedó allí, de pie, en medio de la habitación con el papel en la mano. Lo abrió cuidadosamente y leyó lo que ponía en él. “Llámame, si encuentras un hueco entre tanto estudio. Besos, Louis”. Y su número justo debajo. Ella suspiró y se guardó el papel en el bolsillo. ¿A qué jugaba el querido chico de los tirantes? Nadie lo sabía excepto él.

Un beso muy fuerte;
Mery Da Font. 

3 comentarios:

  1. Hola guapíssima!

    Molt bon capítol un cop més! I el final com sempre amb intriga! jajajajaja

    Molts petons! :)

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  2. Holaaa!
    Fa molt que no pujas capitul m'ancanta la teva novela! Soc una que moltes vagades comenta i vaig coneixa la teva novela per twetter.

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  3. jzjhxzjshjdhdshasdkjasd me encantaa :)

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