El capítulo diecisiete no tiene canción, lo siento. Pero es, cuánto menos, interesante. Después de este vendrán unos cuantos capítulos un poco ñoños... y luego ya veremos. Jajaja.
Capítulo diecisiete; Louis y yo somos dos almas libres.
Nueve y media de la noche. Niall, Eleanor y Louis habían llegado hacía rato a casa y ella se estaba arreglando mientras que ellos estaban jugando a la consola con Zayn y Liam. Ese iba a ser su plan para aquella noche; videojuegos, pizzas, y demás.
En medio de la partida se escuchó el sonido de unas llaves introduciéndose en la puerta y acto seguido se escucharon cuatro risas bastante inconfundibles.
-¡Ya estamos aquí! – proclamó Harry dejando pasar a las chicas al interior.
-¡Hooooooooooola! – se escuchó gritar a Louis que no había dejado de jugar para saludarles.
Las chicas siguieron a Harry hasta el comedor donde estaban los otros cuatro chicos. No paraban de cuchichear y hablar entre ellas; y Harry como era un poco, bastante, cotilla pudo escuchar parte de la conversación.
-No me puedo creer que estemos en casa de los chicos… - murmuró Naomi.
-¡Es impresionante! Es muy bonita… y grande – continuó Sam.
-¿Sabéis lo que pagarían miles de chicas por estar aquí ahora? – pregunto Jodie.
-Millones. – contestó Naomi.
-Más. Miles de millones – rió Sam.
Harry sonriente se quitó la chaqueta e invitó a las chicas que hicieran lo mismo y a que buscaran un hueco en el salón, entre tanto chico y tanto cable, para sentarse. Ellas, más contentas que un niño con un juguete nuevo, pasaron al salón y vieron a los cuatro chicos enganchados a la partida a la cual estaban jugando. Niall y Liam iban juntos y Zayn y Louis también; dos contra dos. Estaban jugando a uno de esos videojuegos de fútbol en los que te creas tus propios torneos caseros. Se empezaron a quitar las chaquetas y a dejarlas en unas sillas que había alrededor de una mesa redonda enorme cuando de repente el irlandés y su compañero se levantaron del sofá gritando.
-¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! – gritaban al unísono.
-¡Os la habéis comido, chavales! – rió Liam.
-Sois unos paquetes. Malos. – dijo Niall chocando los cinco con su amigo.
La cara de Louis y Zayn era un poema al igual que la de las tres chicas las cuales no se esperaban aquel griterío. Y Harry no paraba de sonreír mientras se sentaba en el brazo del sofá.
-¡Era un gol en fuera de juego! – se quejó Louis de repente.
-¡Y una mierda, chaval! – le rebatió Niall.
-¡Louis tiene razón! – le apoyó Zayn.
-¡Ya está el otro! – río Liam. – Envidiosos.
-Chicos… yo no es por meterme – dijo Harry – Pero, Louis, si vas a marcar en fuera de juego es la misma videoconsola la que ya no te deja chutar… para evitar estas cosas.
-¡Tú te callas, rizos! – río él.
-Vale, vale… Sólo era una pequeña observación.
Los chicos se volvieron a sentar ya que, con la pequeña discusión y los gritos, se habían puesto todos de pie y se centraron otra vez en la pantalla.
Las chicas se quedaron de pie cerca de allí ya que los chicos no les habían dejado ni un hueco libre en ninguno de los dos sofás. Los observaban curiosas. Aquello no era posible, estaban en su casa… viéndoles jugar a la consola, e iban a salir de fiesta con sus novias. Estaban seguras de que era un sueño; el mejor que tendrían nunca probablemente pero al fin y al cabo un sueño.
-Míralos… que graciosos – murmuró Sam.
-Parecen personas y todo – rió Naomi.
-¡Serás tonta! – río también Jodie.
Harry las miró al escuchar sus risas ya que era el único que no estaba jugando y por tanto podía estar por más de una cosa a la vez. Sonrió y siguió atento al partido. Pocos minutos después seguían ganando Niall y Liam; 1 – 0. Y la cosa apuntaba a que la primera parte finalizaría así. Y así fue.
-¡Toma! Fin de la primera parte. Niam 1, Layn 0. – dijo Niall saltando.
-¿Vosotros también usáis combinaciones de nombres? – preguntó Jodie riendo. – Creía que ese tipo de cosas sólo las hacíamos las fans.
Fue entonces cuando, realmente, se dieron cuenta de la presencia de aquellas chicas en la casa. Todos se giraron hacía ellas y se las quedaron mirando. Estaban guapísimas. Sam llevaba un vestido corto y atrevido de color rojo, bastante apretado, y llevaba unos tacones a juego que hacían que su figura fuese más esbelta. Jodie también llevaba un vestido corto pero no tan ajustado como el de Sam. Era palabra de honor y de color negro; además de combinarlos perfectamente con unos tacones del mismo color. Y aunque a Naomi no le gustan los vestidos acabó por ponerse uno aquella noche. No era tan corto, pero igualmente estaba preciosa. Era de color negro con algunos detalles en plata que parecían como purpurina; además los tirantes se le caían a veces y se le quedaban a medio hombro cosa que a Louis le pareció sexy.
-Ehm… esto… - empezó a decir Zayn.
-Sí, también los usamos. Es más cómodo – le ayudó Harry.
-Otra cosa más que sabemos sobre vosotros. – rió Naomi.
-Y más que sabréis – murmuró Louis.
-¿Qué dices? – preguntó Sam que le había escuchado perfectamente.
-Nada. – dijo él.
Se quedaron en silencio. Todos las miraban boquiabiertos menos Harry el cual ya había visto los modelitos mucho antes que todos ellos, aunque a él también se le había desencajado la mandíbula en su momento.
-Estáis muy guapas – dijo Liam expresando, por fin, lo que todos pensaban.
-¡Gracias Liam! – dijo Sam. – Yo creía que este vestido iba a ser algo atrevido… pero me gusta mucho.
Dio una vuelta sobre si misma bajo la mirada de todos los presentes, y sobre todo bajo la atenta mirada de Zayn que no paraba de sonreír. Sam era perfecta. Y esa noche estaba radiante.
-Para nada, es perfecto ese vestido – dijo el chico de ascendencia árabe.
-¿Ves, Naomi? Es perfecto. Deja de calentarme la cabeza diciendo que es demasiado corto. – todos rieron ante ese comentario.
-Es que yo sigo pensando que es… - empezó a decir ella.
-¡Ni una palabra más, señorita! – la cortó la rubia. – Zayn dice que es perfecto, así que a callar.
-Vale, vale… - murmuró su amiga.
-Eleanor ahora bajará, supongo. No creo que le quede mucho – informó Louis para cambiar de tema.
-No tenemos prisa – se encogió de hombros Jodie.
-Además, tienen que venir Danielle y Anne. – añadió Liam.
-¿Anne? – preguntó Niall. - ¿También viene?
-Sí, con Danielle.
-¿Quién es Anne? – preguntó Sam.
-Es una vieja amiga nuestra. Bueno, en realidad… Ella y Danielle eran amigas desde antes… pero luego la conocimos nosotros y nos hicimos grandes amigos – explicó Harry.
-Os caerá bien, es simpática – añadió Zayn.
-¡Y podrá colar a Jodie a todos los locales a los que vayáis! – río Louis. – Es mi versión femenina.
Eleanor bajó al comedor poco después. Estaba irremediablemente guapa y Naomi deseó ser como ella… Llevaba un vestido de color azul oscuro muy parecido al de Sam; atrevido, corto y ajustado. Se unió a la conversación haciendo que los chicos dejaran el partido de lado hasta que ellas se fueran. Poco después de estar allí hablando a Liam le sonó el móvil; era Danielle. “Mi amor, estamos llegando. ¿Están las chicas allí? Nos vemos dentro de nada. Te quiero, xx!” Él sonrió, le contestó rápidamente y acto seguido anunció que en breves podrían empezar a disfrutar de su noche loca.
-No hagáis muchas perversiones por ahí, ¿eh? – río Zayn.
-Tranquilo, que no las haremos – dijo Eleanor.
-Ya, claro. Cómo que nos podemos fiar de ti… - susurró Louis.
-Más que de ti, guapo. – ella le sacó la lengua.
-Eso es cierto – aportó Niall.
-Gracias por el apoyo – dijo irónico Louis.
-De nada. – río el irlandés.
-No volváis muy tarde, ¿eh? – comentó Liam.
-Parecéis nuestras madres – río Jodie. - ¡Dejarnos vivir!
-No, no. Tenéis que venir a arroparme, y yo a las diez estoy metido en la cama.
-Pues te arropas tu solito – le dijo Naomi.
-¡Me lo prometisteis! - se quejó él.
-Espéranos despierto y te arropamos – esta vez fue Sam la que habló.
-Vale. Os esperaré. – concluyó él.
Entre medias de esa agradable conversación sonó el timbre; eran Danielle y Anne. Niall se ofreció voluntario para ir a abrir la puerta y corrió hasta la entrada. Se miró en el espejo nervioso. ¿Cuánto tiempo hacía que no la veía? Ya casi se había olvidado de ella… Cuántas vueltas da la vida. Pero allí estaba, otra vez, detrás de esa puerta y a punto de cruzarla. Anne. Seguro que estaría preciosa, como siempre. Y, como era habitual, él se moría de ganas de verla. Nada más abrir la puerta lo primero que vio fue su sonrisa.
-¡Niall! – dijo ella abrazándole.
-¡Anne! Que sorpresa, no sabía que venías. – la saludó él correspondiéndole el abrazo.
-Pues ya ves que sí, me apetecía salir de fiesta.
-Bien hecho. – se quedó en silencio unos segundos. – Hola Danielle.
-Hola irlandesito. – le contestó ella pasando hacía el vestíbulo.
-Están todos en el comedor. – informó el chico de pelo rubio.
-Vamos a saludar, va – dijo Anne entrando hacía el interior.
Los tres pasaron hacía al comedor y las chicas por fin pudieron ponerle cara a Anne. Era una chica de estatura media y con una buena figura. Tenía la cara muy dulce y bonita; el cabello oscuro y los ojos de color miel. Jamás en todo el rato que había estado en aquella sala había dejado de sonreír y parecía ser una chica alegre. Además era deportista, le gustaba mucho el fútbol y eso la hacía conectar muy bien con los chicos. Le gustaba la buena música, los libros, y bailar. Le encantaba bailar, y era por esa razón por la cual ella y Danielle se conocieron. Bailaron juntas en la misma academia durante cinco años, y desde entonces su amistad aún se mantenía.
Los chicos hicieron las presentaciones pertinentes, y después de hablar unos minutos las chicas se marcharon prometiendo que no se pasarían demasiado. Aunque antes de marcharse los chicos advirtieron a Naomi, Sam y Jodie de que salir con sus novias de fiesta podía comportar salir en cualquier medio público.
-Creo que lo podré soportar- rió Sam. – Yo sólo quiero fiesta.
-Pues entonces… Yo sólo puedo decir; Girls just wanna have fun! – río Danielle.
-Exacto. Vamos, va – concluyó Anne abriendo la puerta.
Y como si se tratara de una escena de alguien se va a la guerra los cinco chicos salieron a despedirlas a la puerta. Ellos se quedaron allí en el portal, solitarios, mientras ellas se subían al coche de Danielle dispuestas a pasar una gran noche.
-¡Adiós! ¡Volved pronto; os estaré esperando! – gritó Louis.
-¡Adiós cariño mío! – le gritó Eleanor asomando la cabeza por la ventanilla - ¡Hasta luego!
Los chicos entraron dentro de casa y ellas en el coche empezaron con su fiesta particular. Danielle subió el volumen de la radio y todas las chicas se movían a ritmo de la música. Jodie miraba a su alrededor y no se podía creer lo que veía. Ella y las chicas de fiesta con las novias de Liam y Louis. ¡Qué locura! Todo aquello era demasiado bueno para ser verdad; demasiado bueno.
-¿A dónde vamos hoy, chicas? – preguntó Danielle.
-¡A dónde siempre! – dijo Eleanor.
-Sí, porque conocemos a Eddie y al dueño… y así Jodie podrá entrar. – explicó Anne.
-¡Eres cómo Harry, Jodie! – río Sam. – La pequeña ilegal.
-Eh… que dentro de poco cumplo los dieciocho – se quejó ella.
Entre risas, bailes y música llegaron a la discoteca a la que siempre iban con los chicos. Era muy selecta y exclusiva. Aparcaron no muy lejos de allí y caminaron hasta la puerta de la discoteca. En ella había una alfombra roja que marcaba el camino hasta la puerta. Naomi, Sam y Jodie se sentían extrañas caminando por ahí… pero a la vez se sintieron, por una vez en su vida, importantes. La gente que esperaba para entrar observaba aquellas seis chicas guapísimas pisando fuerte con sus tacones en el suelo y moviéndose a la vez. Parecía una escena de película. Al llegar a la puerta Anne, Danielle y Eleanor saludaron a los seguratas.
-¿Qué hay? – rió Anne.
-Lo de siempre, ¿y vosotras? ¿Dónde habéis dejado a los chicos? – preguntó uno de ellos.
-En casa, hoy toca noche de chicas – explicó Danielle.
-¡Pues pasarlo bien! – le dijo el otro segurata.
-Oye, Dave, tenemos el problema de siempre.
-¿Un menor?
-Ajá. De la edad de Harry. Más o menos del mismo mes.
-Pues entonces ningún problema, adelante – concluyó el segurata sonriendo.
-¡Eres un sol, Dave! – le gritó Anne entrando al recinto.
Las tres amigas estaban atentas a cualquier detalle de aquel exclusivo lugar. Era como una discoteca con un espacio reservado para famosos; una de esas que solo pisaban las grandes estrellas. Dejaron las chaquetas en el guarda-ropa que había en la entrada y acto seguido entraron a la sala principal. Había unos cuantos pódiums en los cuales ya había gente bailando, miles de luces de colores, altavoces por todos sitios, una barra de bar con taburetes, y más alejado como una especie de sofás con mesas para relajarse.
-¿Os gusta el sitio? – preguntó Danielle.
-¡Es fantástico! – dijo Naomi.
-A nosotras nos gusta venir mucho, pero a los chicos más – rió Eleanor. – Es como su segunda casa.
-Vaya casas se buscan... – rió Sam. – No son listos, ni nada.
-Primero de todo vamos a ver a Eddie. – anunció Anne.
-¿Eddie? – preguntó Jodie.
-Sí, el camarero pelirrojo que está ahí en la barra – le explicó ella mientras señalaba al chico.
Sin decir nada más se dirigieron todas hacía la barra para pedir las que serían las primeras copas de la noche. Se quedaron esperando pacientemente a que Eddie preparara sus bebidas mientras observaban el ambiente que se respiraba en aquella sala. Jodie miró el reloj; diez y media. Sonrió. Aún tenían toda la noche por delante.
-Aquí tenéis las bebidas, chicas – dijo Eddie señalando los vasos de la barra.
-¡Gracias, Eddie! – dijo Danielle cogiendo un vaso.
-No deberías pasarte mucho, Dan. Tienes que conducir – comentó Eleanor.
-Claro. Yo no, pero tú sí. ¿Verdad? ¡Qué morro tienes! – las dos rieron y chocaron sus vasos.
-Por una noche, no pasará nada – opinó Anne.
-Hasta que pasa. – rebatió Eleanor.
-¡Callarse! Y vamos a divertirnos con las chicas – dijo Danielle levantándose.
Cada una cogió uno de los vasos y se fueron a bailar a la pista. Jodie, Sam y Naomi seguían un poco cohibidas por estar de fiesta con las novias de los chicos… pero entre trago y trago la vergüenza se iba pasando. Y hasta se hacían confesiones entre ellas.
Jodie y Eleanor estaban bailando juntas y hablando de cosas varias cuando a ella le sonó el móvil. Lo sacó del bolsó y lo miró. Suspiró. ¿Quién debía ser? ¿Y por qué le enviaba un mensaje cuando ella estaba disfrutando de la noche? Abrió el mensaje que tenía sin leer; “A pesar de todo lo que está pasando, no olvides nunca que te quiero. Disfruta de la noche, xx! – Lou.” Guardó el teléfono, no tenía ánimos de contestarle.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien? – preguntó Jodie.
-No mucho. ¿Me acompañas a la barra? – contestó ella intentando sonreír.
-Claro. Vamos.
Se acercaron a la barra y pidieron dos vasos; uno con vodka y ron y el otro con whisky y licor de melocotón. Se quedaron en la barra sentadas mientras se bebían la que era la tercera copa de la noche. Ninguna de las dos dijo nada durante unos minutos. Lejos de allí, en la pista, las chicas bailaban con sus vasos en la mano casi vacíos. Dentro de poco volverían a visitar a Eddie.
Eleanor pensó en Louis. ¿Por qué era tan jodidamente oportuno? Pensó en su risa, y en sus ojos azules… Y bebió del vaso. Casi se lo termina de un trago. Casi, pero no. El líquido cayó por su garganta, quemándola. Pero la imagen de Louis no desaparecía de su cabeza.
-Sé que no nos conocemos mucho, Eleanor… Pero si necesitas hablar, aquí me tienes – dijo Jodie bebiendo de su vaso también.
-La verdad, es que sí. Necesito hablar. – respondió ella.
-¿Qué pasa? ¿Es Louis?
-Sí, se trata de él…
-¿Era él? El que te ha enviado el mensaje… quiero decir.
Eleanor asintió y le enseñó el mensaje. Jodie lo leyó atentamente. “A pesar de todo lo que está pasando”… ¿Qué quería decir Louis con aquello? ¿Estarían teniendo problemas él y Eleanor? Sí. Debía ser eso.
-¿Tenéis problemas? – preguntó Jodie.
-¿Problemas? Oh, sí. Muchos. Con Louis es imposible no tener problemas – rió Eleanor.
-Parecéis felices juntos… - empezó a decir la chica de ojos verdes.
-¿Jodie conoces la expresión; “No es oro todo lo que reluce”?
-Sí. La conozco.
-Pues eso es lo que nos pasa exactamente a Louis y a mí. No somos oro, pero relucimos como si lo fuéramos.
-Lo siento…
-No lo sientas. Si es culpa nuestra. – volvió a beber del vaso, y esta vez sí, se lo terminó.
-¿Culpa vuestra?
Jodie no entendía nada. Jamás habría pensado que a Louis y a Eleanor les fuese mal como pareja. Jamás. Pero al parecer, tenían sus más y sus menos. Y últimamente estaban pasando una época de muchos menos.
-Sí. Es culpa nuestra. Somos humanos, y los humanos cometemos errores. Y siempre cometemos los mismos. Una y otra vez.
-¿Quieres decir que esto no es la primera vez que pasa?
-No, no es la primera vez que pasa. Somos personas, y somos libres. Y ya conoces a Louis… él es una alma libre, como un pájaro – rió al recordar que Louis le había dicho esa frase millones de veces cuando discutían. – Y yo… pues también.
-¿Entonces el problema está en que sois pájaros? – rió Jodie para quitarle hierro al asunto y Eleanor rió con ella.
-Si fuésemos pájaros no estaríamos así ahora. Los pájaros no tienen cámaras a todas horas siguiéndoles, ni gente que les amenaza por quererse, ni personas atosigándoles a todo momento…
-Entiendo… - Jodie bebió de su bebida. Y le ofreció un trago a su compañera que lo aceptó de buena gana.
-El problema es que detrás de todo el rollo de la fama, Louis y yo sentimos cosas… Y no siempre son sentimientos entre nosotros. ¿Entiendes? – la pequeña asintió.
-Pero vosotros os queréis, ¿verdad?
-Claro que nos queremos, sino no estaríamos aquí después de no sé cuánto tiempo. Pero yo me canso de que nos encasillen como pareja, me canso de no poder ser solamente nosotros cuando estamos juntos… y entonces mi alma de pájaro libre busca amor en otros sitios. Y a él le pasa exactamente igual.
Hola guapa!
ResponderEliminarJa saps que m'encanten els teus capítols i cada cop gaudeixo més llegint-los! No paris mai d'escriure! jejejeje
Molts petons bonica!
Uo, SURTO JO *-* ja en tenia ganes. Però sobre tot, tinc ganes de llegir el pròxim capítol. M'encanta la teva història, ja ho saps! :)
ResponderEliminarUn petó! (Anna)