13 mar 2012

You belong with me; Capítulo trece.

Siento mucho lo poco que estoy subiendo y que he perdido el hilo de subir miércoles y sábados. Pero con los exámenes he escrito poco y estoy estresada... y se me olvida. Lo siento. Pero el viernes tengo el último así que todo vuelve a la normalidad.
Os dejo aquí el capítulo número trece, que vuelve a ser uno de esos de transición hasta que se líe todo otra vez... poco a poco. Además tengo que decir que dentro de poco aparecerán personajes nuevos y otros que ya habían aparecido y que puede que no les hayáis prestado atención cobraran protagonismo. No tengo nada más que decir... que comentéis mucho y que espero que os guste.
Ah, y la canción que ha servido de inspiración para este capítulo... es mi canción favorita de 1D;

Capítulo trece; La canción bonita del autobús rojo.

Sam se despertó por culpa de su teléfono en una cama que no era la suya. Sus ojos se acostumbraron poco a poco a la luz tenue de la habitación y como la persona que se encontraba a su lado dormía plácidamente. El móvil seguía sonando y ella maldijo al aparato; qué pesadez. Vete tú a saber qué horas serían… Se tocó el pelo, y se estiró para coger el teléfono que estaba en la mesita de noche. Sonrió al leer el nombre de la persona que la llamaba; era él.

-¿Si? – preguntó ella con voz de dormida.
-Buenos días princesa, he soñado toda la noche contigo… - dijo él al otro lado de la línea.
-Buenos días a ti también – sonrió ella – Pero deja de hacer imitaciones baratas de películas romanticonas.
-Sabes que te gustan mis imitaciones baratas – rió él
-En el fondo, muy en el fondo, me gustan.
-Lo sabía. – se quedó callado un segundo - ¿Te he despertado?
-Puede – murmuró ella. – Anoche las chicas y yo nos quedamos despierta comentando la larga tarde que tuvimos.
-¿Qué paso? Si se puede saber claro… ¿Les visteis?
-¿Qué si les vimos? Pasamos toda la tarde con ellos – rió ella.
-¿En serio? – preguntó Dylan
-Sí. Por cierto; Louis y Harry se acuerdan de ti.
-Vaya, que honor.
-No lo sabes tú bien. – ella se quedó callada un momento. – Si eso luego te cuento con más detalles; que ayer se lió parda.
-¿Se lió parda? Que expresiones más raras que usas Sam – rió él.
-¿No te gustan?
-Sabes de sobra que sí; son graciosas.
-Pues entonces… ¿por qué te quejas? – la rubia se incorporó y se sentó en la cama mirando como sus amigas dormían como marmotas.
-Porque me gusta hacerte enfadar – rió él.
-Capullo.
-Gracias; yo también te quiero.
-Por cierto… ¿me llamabas sólo para hacer una imitación vulgar de la “Vida es bella” o para algo más? – preguntó ella sonriente.
-Todavía me debes una cena – afirmó él.
-Cierto. ¿Desea confirmar su cita con la señorita Samantha Parker, señor Dylan Hudson?
-Exacto. Si la señorita Samantha Parker no tiene nada que hacer esta noche me encantaría compartir una velada lo más bonita posible. – Dylan le siguió el juego.
-Espera que mire la agenda… - Sam empezó a reír. – Es broma tonto; ¿a qué hora me vienes a buscar?
-A las siete y media en tu casa; ¿te parece bien?
-Perfecto. Te veo allí.
-Pues hasta luego Samantha… - rió él.
-Hasta luego Dylan. Un beso. – concluyó ella.
-Dos para ti – se despidió él.

Y ambos se quedaron con ganas de añadir un “Te quiero”… pero no llegó. Sam colgó el teléfono y se lo quedó mirando durante unos minutos.

Poco después se despertó Naomi y ambas estuvieron hablando tiradas en la cama sobre la noche anterior. Se pusieron a ver películas tristes y de aquellas bastante pastelosas. A las doce y media de la noche juró que si se volvía a encontrar con Harry pasaría de él. Y ellas respetaron su decisión.

Cuando se despertó Jodie las tres desayunaron juntas; zumo y tostadas. Nadie durante el desayuno sacó el tema de los chicos, pero sí estuvieron hablando sobre la llamada que Sam había recibido. Y la rubia les contó que aquella noche tenía una cena con Dylan. Sus amigas escucharon atentamente todo lo que ella contaba y se alegraron mucho por ella y por su cita con aquel chico.

-Dylan es un cielo – comentó Jodie.
-Sí que lo es, sí – afirmó Sam.
-Tienes mucha suerte, Sam – le dijo Naomi. – No todas tenemos la suerte de levantarnos con un “Buenos días princesa, he soñado toda la noche contigo”.
-Sé que quieres que Louis te lo diga a ti también… - rió la rubia.
-¿Y quién no quiere eso? – preguntó su amiga.
-Yo no – rió Jodie.
-Tonta – le sacó la lengua.
-Gracias Naomi.
-De nada pequeña. – dijo.

Se quedaron por la mañana en casa jugando a ser felices, cantando con peines a modo de micrófonos, riendo, saltando, y bailando. Cantaron a todo pulmón infinidad de canciones y se lo pasaron la mar de bien aunque acabaron agotadas. Ellas nunca darían un concierto, ni una gira, si después de cada actuación acabarían así de cansadas.

Antes de comer Naomi y Sam se fueron a sus respectivas casas; Sam tenía que prepararse para su cita de aquella tarde, y Naomi puede que se pasara a hacerle una visitilla a Pierre. En cambio Jodie tenía que quedarse a cuidar de su prima pequeña durante toda la tarde; y ciertamente no le importaba.

Después de comer el timbre de la casa de Jodie sonó y cuando abrió la puerta vio una endiablada renacuaja de cinco años y a su tía. La pequeña pasó al interior del hogar contenta por pasar aquella tarde con su prima mientras que su madre y Jodie hablaban en la puerta. Le explicó que tenía que ir a hacer unos recados y que no tardaría; pero que si pasaba algo o necesitaban cualquier cosa que la llamara al móvil.

Se sentaron en el sofá juntas y pusieron la televisión en el canal de música para ver el ranking de los más vendidos aquella semana. A Jodie le gustaba verlo y a la pequeña no le importaba porque de esa manera escuchaba música y además de eso su prima le contaba curiosidades sobre los famosos. La lista iba desde el número veinticinco hasta el número uno; entre los que había artistas nacionales e internacionales.
Los artistas fueron desfilando y cantando uno a uno por la televisión de Jodie. El tiempo pasaba rápido y poco a poco la lista estaba llegando a su final. La pequeña tenía ganas de ver a esos chicos que tanto le gustaban a su prima; One Direction. Jodie siempre le había contado cosas de ellos y a ella le gustaba la canción que salía por la tele. Número cinco; Beyoncé.

-¿A que es guapa? – preguntó la pequeña mirando el video musical que acompañaba a la canción.
-Mucho. Igual que tú – sonrió Jodie.
-Y cómo tú.

Ambas sonrieron y continuaron viendo el video. En el número cuatro se encontraba Lady Gaga con una canción que a la pequeña Erica le gustaba mucho y que según le había dicho su prima se llamaba “Marry the night”. Después del cuatro siempre viene el tres y allí se encontraba Katty Perry con una canción bastante sentimental pero a la vez con un ritmo más que pegadizo. Erica se sabía la canción de memoria puesto que era una de las favoritas de su madre y ambas la cantaban casi todas las mañanas en el coche de camino al colegio.

- In another life I would be your girl… We keep all our promises, be us against the world. – cantaron las dos juntas.

Jodie se maldijo; ¿no tenía más canciones aquella artista? Maldita Katty Perry. Sonrió amargamente intentando olvidarse del adolescente con rizos que le había robado el corazón desde el minuto uno. Todavía no se lo había devuelto; y no tenía muchas intenciones, al parecer, de hacerlo. Para su suerte aquella canción terminó; pero la que empezó con el número dos fue todavía más destructora. “Drunk” de Ed Sheeran. Ella adoraba a Ed, le parecía increíble y muy simpático pero… ¿porqué aquella canción? ¿Por qué el videoclip donde salía Harry? Ella cerró los ojos e intentó disfrutar de la canción mientras Erica miraba atentamente el video.

-¡Mira Jodie, es Harry! – gritó la pequeña cuando vio al chico en la pantalla.
-Sí, es él… -dijo ella suspirando.
-¿Qué pasa? – preguntó Erica.
-Nada. – mintió.
-Si tú lo dices… Por cierto no ha salido la canción esa tan guay de One Direction. – rió.
-¿Cuál? – preguntó Jodie.
-La del autobús rojo; es muy bonita.
-Aún queda un número, con suerte podrás verla. – fingió una falsa sonrisa y ambas esperaron a ver cuál era el número uno.

Erica fue la afortunada de escuchar la canción del autobús como ella la llamaba, realmente llamada “One Thing” y Jodie fue la desgraciada que tuvo que aguantar aquello con la mejor de sus sonrisas.

-¿Puedo cambiarlo? – preguntó Jodie cuando estaba a punto de terminar la canción; no podía soportarlo más.
-Espera un segundo; está acabando – le contestó su prima pequeña.
-Ya lo sé, por eso lo quiero quitar.
-¡Ai, Jodie! No sé qué te pasa… estás rara. Pero sea lo que sea, no me lo quites.

Resignada cogió su móvil y le envió un mensaje instantáneo a Naomi; “Preciosa; distráeme, por favor. Te quiero, x! – Jodie.” Su amiga no entendió a que venía aquel mensaje pero no preguntó nada y le contó el plan que tenía para aquella tarde. “¿Distraerte? Bueno… puedo decirte que esta tarde iré a ver a Pierre a la revista, sin Louis. Jaja, ¿ya estás distraída? Yo te quiero más, x! – Naomi”. Después de leerlo sonrió ampliamente. Su amiga estaba un poco loca iba a ir a ver al camarero y sin la supervisión de la superestrella famosa Louis Tomlinson… Jodie rió ante la idea de ver a Louis celoso otra vez y contestó por última vez al mensaje diciéndole que esperaba que la tarde le fuera genial y que ya le contaría todo lo que había pasado.

Media hora después Naomi estaba de camino hacia la revista con los cascos puestos y tarareando una canción muy conocida para ella. ¿Qué sería su vida sin música? Probablemente nada; ella se lo había dado todo. Desde tardes alocadas, hasta lágrimas, pasando por un príncipe azul que cantaba como los ángeles. Sonrió dulcemente al recordar a Louis. Le encantaba pero lo suyo era imposible y lo sabía perfectamente. Él estaba con Eleanor, y se les veía tan bien juntos… Sus esperanzas de compartir una vida con él se desvanecían cada vez que da un paso, cada vez que ella estaba más cerca de ver a Pierre, cada vez que ella decidía empezar a vivir su vida.

Llegó a la puerta de la revista; se quitó los cascos y apagó el reproductor de música de su móvil. Miró su salvapantallas; y otra vez allí estaba él. Debería cambiarlo pero no quiere dejar de recordarle. Quiere hacer su vida sin olvidarle; y eso es muy difícil por no decir imposible.

Entró por la puerta con paso firme y saludó a la recepcionista. Se quedó vacilando unos segundos en el vestíbulo mientras miraba los papeles que estaban colgados en el tablón de anuncios. Había muchos papeles informando sobre las siguientes entrevistas y demás pero había uno allí que le llamó la atención. Lo leyó atentamente “¿Eres estudiante y necesitas un trabajo? ¿Quieres ver a estrellas ir y venir todo el día por los pasillos de la redacción? ¡Trabajar con nosotros sería lo mejor que podrías hacer! Si estas interesado envíanos un correo con tu currículum y si tienes suerte en breves estarás rodeado de estrellas y glamour.” Sonrió. Puede que lo hiciera; no estaría mal y así podría ver a Pierre todos los días.

Se dirigió a la cafetería; Pierre estaba detrás de la barra. Se acercó hasta allí y se sentó en un taburete. Él sin girarse ya que estaba colocando unas tazas en su sitio preguntó;

-¿Qué le pongo?
-Una botella de agua y una tila – rió ella.

A Pierre casi se le cae una de las tazas que tenía en las manos pero la pudo salvar a tiempo. Se giró inmediatamente y la vio allí sentada y sonriente. ¿Estaba soñando? No, definitivamente no. Era real; ella estaba allí y parecía que iba a quedarse.

-¡Vaya, una cara conocida! – rió él.
-Sí; y cómo habrás podido observar vengo sola. Sin Louises.
-Eso estaba pensando ahora mismo; no más ángeles caídos del cielo.
-Alguna vez que otra no va mal que estén por aquí pululando; son graciosos. – volvió a reír ella.
-Para ti lo será, pero cuando lo tenga aquí metido todo el día porque la casa invita… me dejará sin sueldo de por vida; y eso no es gracioso – dijo él.
-Menuda cosa fuiste a decir tu también delante suyo…
-Pero es que lo interpretó a su libre albedrío. La casa invitaba a la chica más guapa de la cafetería; no a su acompañante famoso y gritón.
-¿Y entonces a quién invitaste? ¿A alguna de mis amigas? Porque yo no conozco a esa chica tan guapa de la que me hablas… - dijo ella intentando hacerse la ofendida.
-¿No? Pues está aquí ahora mismo – sonrió él.
-¿La recepcionista? ¡Vamos, no me fastidies! – rió ella.
-No es ella. – se quedó en silencio unos segundos y añadió. – Está delante de mí.
-Vaya… pues entonces; ¿Quién puede ser? Delante de ti solo estoy yo…
-Ah, no sé. Tú sabrás. – ambos rieron.

Pierre le sirvió un café al cual si que invitaba la casa y se quedaron charlando un rato de cosas diversas; se conocieron mejor, y pasaron un buen rato juntos. Él le comentó que estaban buscando una secretaria en la revista y ella sonrió como si no supiera nada.

Un beso muy muy fuerte;
Mery Da Font.

2 comentarios:

  1. Hola guapa!

    M'ha agradat molt el capítol!!!! Espero que la Naomi acabi treballant de secretaria i vegi al Pierre cada dia!!!! :D

    Amb ganes de més capítols!!!! :)

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  2. me ha gustado muchíssimo!! Quieroo más!!
    Un besazo!

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