Capítulo once; Tu me necesitas, pero yo a ti no.
Caroline salió del edificio enfadada; ¿quién se creía él para gritarle de esa manera? Desde luego que aquello no quedaría así, el pequeño Harry tendría que rectificar y retirar todo lo dicho si quería volver a besar sus labios.
Cruzó la calle observando el cielo. Las nubes del cielo también parecían enfadadas; eran de un color gris intenso pero por lo menos habían parado de llorar. ¿También se habían enfadado con Harry? Un trueno sacudió la ciudad dándole la razón a Caroline. Harry era un niñato impertinente que no merecía que malgastara su tiempo en él. Sonrió maliciosamente mientras entraba en su coche y se quedó sentada en el asiento del conductor. En aquel preciso instante sonó su teléfono, rebuscó por el bolso y lo sacó. Tenía un mensaje. Puede que fuera de Harry, pero solo lo sabría si lo miraba.
“Hey preciosa, ¿cómo te va con el enano? Tengo ganas de verte, x. – Adam”. Sonrió y le devolvió el mensaje rápidamente. Se puso el cinturón y arrancó el coche.
Condujo por las mojadas calles de Londres que se encontraban bastante solitarias en aquel momento. Miró el reloj que tenía en el coche; siete y veinticinco. Tenía tiempo de sobras para hacer una visita a su amigo Adam. Ella calculaba que Harry la llamaría sobre las nueve cuando se le hubiera pasado el enfado y hubiera reflexionado sobre lo mal que la había tratado. Tenía tiempo más que suficiente. Su móvil volvió a sonar, cuando aparcara lo miraría; no le quedaba mucho para llegar a su destino.
Giró a la derecha y llegó a una calle muy ancha llena de casas muy bonitas. Avanzó por ella admirando las casas y la gente que paseaba tranquilamente que era más bien poca. Por fin llegó a su destino; la casa de Adam. Aparcó en la puerta y miró el móvil. “¿Os habéis peleado? Debo suponer que vienes a casa ¿no? Ahora me cuentas preciosa. – A.” Cerró el mensaje y le hizo una perdida. Era su manera particular de hacerle saber que se encontraba en la puerta de su casa.
Bajó del coche sonriente descargando la rabia de la pelea con Harry cerrando la puerta de un fuerte golpe. Se dirigió con paso firme hasta la puerta de la casa. Se quedó esperando unos segundos, seguía enfadada pero poco le duraría el cabreo. Adam era capaz de eso y de mucho más.
La puerta de abrió y tras ella apareció un guapísimo treintañero de cabello castaño y ojos azules. Era delgado y alto, pero tenía un buen cuerpo que entrenaba casi a diario en el gimnasio. Tenía pinta de arrogante y seco pero ella sabía que él no era así; al menos con ella no. Él se acercó, la agarró de la cintura y se acercó en un intento de besarla. Ella se separó un poco, rechazando el beso de bienvenida; no era una buena idea besarse en la puerta de su casa.
-¿No te puedes esperar? –rió ella.
-Es que te echo mucho de menos – ronroneó él.
-Me lo imagino, guapo. Pero sabes que no es lugar para que me eches de menos.
Él sonrió, se separó de ella y la dejó pasar hasta el interior de su acogedora casa. Cerró la puerta y la miró intensamente. Ahora sí; podían besarse todas las veces que quisieran. Y esta vez fue ella la que buscó sus labios; esos labios que para ella eran como la medicina a todos sus problemas. El chico no se resistió a sus besos, y le correspondió con ansia.
-¿Qué ha pasado? –pregunta él sin separar los labios de la boca de Caroline.
-Que es un niñato, eso ha pasado. – dijo ella.
Se separó de él, se quitó el abrigo y lo dejó encima de la mesa que estaba en el centro del comedor. Adam admiró su estupenda figura, y lo guapa que estaba; como siempre. Llevaba unos pantalones ajustados que estilizaban sus piernas, unos tacones de infarto, y una camiseta con un escote bastante provocador.
-Pero eso ya lo sabías antes de que os pelearais. – comentó él.
-Cierto, ya lo sabía. Pero hoy lo ha demostrado una vez más.
-Era sólo cuestión de tiempo. – él suspiró, no entendía porque no quería dejar aquel niñato famoso y quedarse con él para siempre.
-Bueno, creo que podré soportarlo. Además ahora viene la parte divertida de todo esto. – rió ella sentándose en el sofá. Él la acompañó.
-Ah, que tiene parte divertida… - murmuró él.
-Claro. Sino la tuviera mi vida no tendría gracia querido Adam.
Ella recorrió el pecho de Adam con los dedos, dibujando círculos sin decir nada más, se quedaron así unos minutos. Él la miró a los ojos y vio que realmente le encantaba jugar con Harry de la manera que lo estaba haciendo; y comprendió que aquella discusión la tenía preparada desde hacía mucho tiempo pero no había tenido la oportunidad de ponerla en práctica.
-¿No me piensas explicar cuál es la parte divertida? – preguntó curioso.
-La parte divertida es cuando se da cuenta de que soy lo más importante de su vida, y yo me hago la dolida. Deberías ver su cara, Adam. No es divertido, es más que eso.
-¿No crees que el chico ya lo está pasando muy mal? – ella le miró enarcando una ceja – Me refiero… entre la presión mediática, sus amigos, las fans, su familia… Lo último que desearía, si yo fuera él, sería pelearme contigo.
-Él tampoco lo desea, por eso luego me llamará pidiéndome disculpas.
-Caroline, ¿por qué no le dejas ya? – preguntó de repente él.
-Me quiere demasiado, ¿sabes? – rió ella. – Pobre tonto, si supiera que no le quiero ni la mitad de lo que te quiero a ti…
Ella se acercó a Adam, e intentó besarle. Pero él se apartó. Estaba cansado de ser el chico de repuesto. Y estaba cansado también de escuchar de la boca de aquella chica cosas como: “Es a ti a quién quiero, él no significa nada.” Aquella frase lo atormentaba muchas veces. ¿Por qué hacía aquello? La razón de la actitud de la chica la desconocía, y eso también le quitaba el sueño.
-¿Qué te pasa? – preguntó ella inocentemente.
-Sabes que no me gusta discutir, pero no logro entender por qué haces esto. Si me quieres a mí y no a él; déjale y asunto finiquitado.
-No es tan fácil. Estar con él me beneficia. – Caroline se acercó más a su otro chico.
-¿Y qué se supone que tengo que hacer yo? ¿Quedarme en casa esperando a que vengas a mis brazos cuando sé que mientras te espero estas con ese niñato?
-Esa es la situación de momento, pero te prometo que eso algún día cambiará. Seremos tú y yo; sin niñatos que se interpongan entre nosotros. – finalmente ella lo besó.
No era la primera vez que Adam oía esa promesa, y no era la primera vez que acababa sucumbiendo a los encantos de la preciosa Caroline Flack.
El beso fue subiendo de intensidad, y lo que empezó siendo un tierno e inocente beso acabó siendo un salvaje arrebato de pasión. Se encontraban los dos, segundos después, tumbados en el sofá de la casa del chico.
-Te quiero – dijo él de repente.
-Yo también te quiero, Adam.
Otro beso. Y otro más. La ropa empezó a sobrar entre ambos, y no tardó mucho en caer al suelo de la habitación. En los pensamientos de Caroline apareció una imagen de un chico de diecisiete años con el pelo rizado y sonriente. Poco se quedó aquel chico en su mente puesto que Caroline tenía su corazón y sus sentidos en otra persona.
En ese mismo instante a unos diez minutos en coche de allí Louis acababa de darle la tila a Jodie que miraba a Harry el cual no había articulado ni una sola palabra desde que se había sentado allí.
-Siento mucho que hayáis tenido que presenciar todo esto – dijo él por fin.
-No te preocupes Hazza, no ha sido tu culpa – contestó Zayn para intentar animarlo.
-Y siento que os hayáis enterado de esta manera… - añadió mirando a las chicas.
-Tranquilo, Harry. – sonrió Sam.
El ambiente estaba bastante tenso, y no había nada que hacer allí después de aquella discusión. Además fuera ya no llovía. Jodie se levantó y se puso la chaqueta bajo la atenta mirada de todos.
-No te preocupes Harry; todo está bien. Espero que arregles las cosas con Caroline. – dijo ella.
-¿Te vas? – preguntó Niall.
-Nos vamos – confirmó Naomi levantándose.
-¿Qué? ¿Ya? – añadió Louis.
-Sí. Fuera ya no llueve, y se nos ha hecho tarde. – continuó diciendo Naomi. – Ha sido una tarde encantadora, de verdad.
-Opino exactamente lo mismo – comentó Zayn.
-Esperamos veros pronto en alguna firma o algo, ¿eh chicas? – esta vez habló Liam.
-Nos veremos pronto, no os preocupéis. – afirmó Sam.
Se despidieron otra vez con ronda de besos. Dos para cada uno, aunque Harry se llevó un abrazo por parte de Sam y otro por parte de Naomi. Ah, y no nos olvidemos de Pierre; él también se llevó un beso a distancia. Pierre hizo ver que se guardaba el beso de su recién conocida amiga especial y se despidió con una sonrisa. Louis lo observaba todo con cara extraña pero no dijo nada.
Las chicas se marcharon de allí poco después. Y los chicos tampoco tardaron mucho en volver a casa junto a Simon.
Las horas pasaron en aquella ciudad y las nubes seguían grises. ¿Cuándo decidirían dejar de estar enfadadas? A Harry le parecía que ese momento no llegaría nunca. Estuvo pensando en la discusión durante un buen rato, y decidió darse una ducha para despejarse. Luego la llamaría. Así que aún tenía tiempo para pensar lo que le diría.
Lo que él no sabía es que en aquel momento Caroline estaba muy poco afectada por su discusión. Se encontraba en el sofá de Adam tapada con una manta mientras él le acariciaba el pelo. Así fueron pasando los segundos, y con ello los minutos. Caroline miró el reloj que tenía frente a ella. Nueve menos diez; Harry no tardaría en llamar. Ella hubiera preferido encontrarse en casa para mantener aquella conversación pero tampoco le importaba mucho. Además así Adam se enteraba de lo ocurrido.
Efectivamente Harry no tardó en llamar. En la habitación en silencio empezó a sonar el móvil de Caroline. Era una grabación que Harry le había hecho donde iba diciendo cosas como “Coge el teléfono, sabes que te mueres de ganas por hablar conmigo… ¡Venga preciosa, no me hagas esperar más!”. Sonrió recordando el momento en que la grabó; fue divertido. Se levantó corriendo y cogió el teléfono.
-¿Si? – dijo ella.
-Hola – contestó él al otro lado de la línea. ¿Se suponía que tenía que hacer como si nada hubiera pasado?
-Hola Harry. ¿Cómo estás? – preguntó ella.
-No muy bien, ¿y tú?
-Igual – dijo ella sentándose en el sofá al lado de Adam.
-Pues vaya…- susurró él. – Oye Caroline...
-Dime – ella estaba sonriente pero él no lo veía.
-Lo siento, de verdad. Me he vuelto loco, no sé que me ha pasado. Es que me ha sobrepasado la idea de que la gente se enterara de lo nuestro… Quiero decir no es que me avergüence de salir contigo y ya lo sabes; pero es que todo el mundo está encima de mí agobiándome porque las cosas no van a salir bien.
-Te entiendo, cielo. Pero me ha sentado muy mal que me gritaras de esa forma… yo sólo estaba defendiendo mi postura como tu novia que soy – dijo ella.
-Sé que te he gritado de una manera horrible, y me siento mal por ello… pero es que no era esa la forma de reivindicar que eres mi novia. Aunque no entiendo porqué tienes que hacerlo…
-Porque me sienta mal que digan qué harías buena pareja con otra. ¡Sólo haces buena pareja conmigo! – sonó un poco molesta; todo estaba saliendo fenomenal.
-¿Sigues sin entenderlo? – preguntó él suspirando. – Te quiero a ti. A ti. ¿Te lo repito otra vez? A ti y sólo a ti.
-¿Pero ellas…? – empezó a decir la chica.
-Ellas no son nada; son fans. Tú eres todo cuanto quiero tener, ¿te das cuenta? Estoy dejándolo todo por ti… y no me importa.
-¿Seguro que me quieres a mí y a nadie más? – inquirió ella otra vez.
-¿Qué tengo que hacer para que me creas, Caroline? ¿Me tiro por un puente? Es que no lo entiendo… - susurró él para que sus amigos no escucharan su conversación.
-¡No! No te tires por ningún sitio… a ver qué haría yo sin ti. – Adam suspiró a su lado; aquella conversación podía con él.
-¿Entonces qué hago para que te des cuenta? A veces pienso que no te importa lo más mínimo los esfuerzos que yo haga.
-Claro que me importan, Harry. Pero tus amigos siempre están provocándome; y lo sabes. ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo?
La conversación se estaba volviendo contra a Harry; ¿porqué ella siempre tenía esa habilidad para hacerle sentir mal? ¿Cómo diablos lo hacía para darle la vuelta a la tortilla de aquella manera? Harry resopló. No quería discutir más; sólo quería arreglar las cosas.
-Ya sabes que los chicos no dicen las cosas a mala fe.
-Pero eso no cambia el hecho de que digan cosas que no tienen que decir. Cómo hoy por ejemplo; ¿por qué ha tenido que sacar el tema Liam? Podría haberse estado callado, que está más guapo.
-¡Oye! ¿Estás llamando guapo a Liam en mi presencia? –No quería enfadarse más, así que se tomó todo aquello como una conversación normal; como si no hubieran discutido.
-Puede. De todas maneras Harry… ya sabes lo que opino. – dijo tajante.
-Lo sé… - se quedó unos segundos en silencio. - ¿Me perdonas?
-Me lo pensaré.
-¿Te lo pensarás? – contestó él angustiado.
-Es broma, tonto – ella rió; y Harry suspiró aliviado.
Se escucharon gritos de fondo, procedentes de Louis y los demás, que reclamaban la presencia del pequeño del grupo. Él sonrió. Parecía que todo estaba arreglado, y algo más calmado.
-Los chicos me reclaman… - dijo él.
-Anda ve. ¿Te llamo mañana y nos vemos? – preguntó ella a modo de despedida.
-Perfecto. Mañana hablamos, entonces. Te quiero.
-Yo también.
Harry colgó el teléfono y lo dejó en la mesita de noche. Las cosas estaban arregladas, pero como siempre él ha tenido que pedir disculpas. Ella nunca las pedía aunque fuera ella la causante de la discusión. Se levantó de la cama, y se dirigió hasta donde se encontraban sus amigos pensando que tal vez Caroline no valoraba lo suficiente todo el amor que él le daba.
Hola guapa!
ResponderEliminarNo em puc creure que la Caroline estigui utilitzant al Harry i ell no s'enteri.... Espero que ho faci aviat! Però a part d'això m'ha agradat mooolt el capítol!!!! :D
Molts petons guapa!
Esceibes genial!! Me encanta la nove esta super bien aunque no fuera de one direction me la leeria igual esta super bien eserio pero me da pena que niall no salga tantoo es mi favoritoo.
EliminarPero bueno en realidad todos me gustan y pobre harry...