8 jun 2013

You Belong With Me: Capítulo cuarenta y cuatro.

Hola a todas otra vez :DDDD
Estoy reventadísima.... porque me he ido a caminar con mi abuela, sí, ¿qué pasa? xDDDD Y hemos dado una vuelta enorme, hemos llegado al pueblo de al lado y luego hemos vuelto a casa... y tengo los pies que me van ha explotar. Y por si fuera poco ahora, en una hora o así me voy... peeeeeeeeeeeeero es lo que tiene la juventud. ¡AI, JUVENTUD DIVINO TESORO!
Bueno, ya dejo de decir gilipolladas xDDDDDDD Os digo que estoy muy contenta por todo el apoyo que estoy recibiendo, comentarios, tweets, etc... y que me alegra de que os guste y que queráis que suba pero... tengo un límite y no puedo subir todos los días (a pesar de que me gustaría). Y bueno.. poca cosa más.
Este capítulo también tiene soundtrac: Want u back - Tayler Ward. Es una versión de una canción que todas conoceréis muy bien y que encontré un día por casualidad... al escucharla me vino esta escena a la cabeza y ha acabado en lo que es el capítulo cuarenta y cuatro. Espero que os guste :')




Capítulo cuarenta y cuatro: Want u back.

Al salir del karaoke, no mucho rato después, se encontraron a Harry apoyado en el capó del coche mirando su teléfono movil. Él levantó la vista al oír ruidos y vio que eran sus amigos que habían decidido dar por terminada su noche de karaoke. Acto seguido miró su reloj, apenas eran las doce de la noche. Suspiró.

-          ¿Nos vamos? – le preguntó a Caroline cuando se unió al resto del grupo.
-          Claro – repuso ella agarrando de la cintura a su novio. - ¿Te quedas en casa?
-          No creo, Caroline. Estoy cansado. – Louis rió al ver la cara de decepción de la chica. – Bueno, vámonos.

La verdad es que todos estaban cansados así que se despidieron en la puerta del karaoke y cada uno se fue por su lado. Los coches fueron desapareciendo poco a poco de la calle y alejandose de allí, cada uno en una dirección, hasta nuevo aviso.
En el coche de Harry reinaba el silencio y eso estaba poniendo nerviosa a Caroline quien decidió hablar primero.

-          ¿A qué ha venido toda esa escena digna de “High School Musical”? – preguntó algo molesta.
-          ¿Qué escena? – contestó el chico sin despegar los ojos de la carretera.
-          ¡Oh, vamos, Harry! Sabes perfectamente de lo que te estoy hablando.
-          No ha sido nada. – el pequeño resopló – Yo he cantado una canción que, por cierto, me gusta mucho y ella ha cantado otra que, supongo que, también le gustará. – volvió a resoplar. - ¡A mi que me cuentas!

Caroline rodó los ojos. Sabía que detrás de todo aquello había mucho más de lo que Harry quería admitir. Y se dio cuenta de que, por primera vez, su relación con el chico de rizos peligraba.

-          Venga va, no te enfades.
-          No me enfado, Caroline. – siseó él.
-          Si lo has hecho. – Harry pegó un frenazo en el semáforo, se le veía algo molesto con esa conversación.
-          ¿¡Y qué!? ¿¡No me puedes dejar tranquilo con mi enfado!? – le dijo mirándola. Ella le puso ojitos pero ese era el punto de no retorno. – A veces la gente se enfada y ya está. ¿Vale?

Harry se pasó las manos por el pelo esperando a que el semaforo se pusiera en verde otra vez. Él la miró de reojo y apretó los puños con fuerza al volante.

-          Da gracias a que soy yo... que si fuera otro te dejaba aquí y me iba a mi casa. – añadió en un susurro.

Lo que quedó de trayecto hasta casa de Caroline fue algo incómodo y silencioso, muy silencioso. Pero para hacerlo un poco más ameno Harry puso la radio, aunque no sirvió de mucho. Estaba enfadado y molesto. No solo por la reacción de novia celosa de Caroline sino porque después de aquella noche, y de ver juntos a Eddie y a Jodie, se dio cuenta de que realmente sí le afectaba verles juntos.
Volvió a apretar el volante con fuerza mientras giraba bruscamente hacia la calle donde vivía su novia. Novia. Ese era el problema. Que él tenía novia y, en teoría, la quería lo suficiente como para no tener que fijarse en nadie más, o al menos, eso creía él.
Aparcó delante de la puerta de casa de Caroline y ella se quedó mirando a su chico. Cuando estaba enfadado era muy impredecible y no sabía si debía o no acercarse para darle un beso de despedida. Al final optó por no hacerlo.

-          Bueno... gracias por traerme.
-          Un placer. – masculló Harry aún malhumorado.
-          Te llamo mañana, ¿vale? – él asintió. – Hasta mañana, amor.

La puerta del coche se cerró tras de Caroline y al coche de Harry le faltaron segundos para salir pitando de allí a toda velocidad.
Poco después estaba en la puerta de su casa dentro del coche, pensando en sus cosas, con la radio puesta. No quería entrar en casa y no por nada sino porque si por alguna casualidad de la vida sus amigos seguían pululando por allí le pedirían explicaciones de lo que Caroline había bautizado como “la escena High School Musical”.
Sonrió sin poder evitarlo al evocar en su mente las imágenes de Jodie cantando aquella canción que era, claramente, un posicionamiento en cuanto a su a relación. Era a un reto. Un reto para él. Para que dejara a la estirada de su novia y se dispusiera a vivir la vida de la manera que a él le apeteciera junto a esa chica de ojos verdes. Harry estaba tentado a aceptar el reto, a caer en el juego y a permitir que la chica problemática acabara de trastornar su mundo.
El chico subió el volumen de la radio intentando disipar sus pensamientos, intentando desterrarlos lejos, pero no lo consiguió. Por alguna extraña razón le gustó mucho saber que Jodie seguía sintiéndo algo por él, tuvo la sensación de que todo volvía a ser como cuando se conocieron en aquel concierto y que él nunca la había cagado. Pero no era así. La había cagado y bien cagada. Y no solo una vez...
La única cosa de todo aquello que Harry seguía sin entender era el por qué le gustaba tanto saber que Jodie sentía algo por él mientras que él negaba todo tipo de sentimientos hacía ella.
De repente en la radio empezó a sonar una canción que era demasiado oportuna, que era como si fuera acorde con los pensamientos de aquel chico, y de repente... se le ocurrió la idea más brillante que había tenido nunca.

*

Eran casi las tres y media de la mañana cuando Harry Styles se encontraba buscando piedras en el suelo del jardín, acuclillado, murmurando cosas para sí mismo.

-          ¿Para qué lo intentas Harry? – susurró. – Si te va a decir que te vayas a tu casa y con razón... si es que... ¡además a quién se le ocurre! ¿Y Caroline? – Aquello era una especie de monólogo interno solo que en voz alta, lo que en teatro se solía llamar un soliloquio. Las palabras salían de su boca mientras que en su mano iba acumulando piedras lo bastante grandes. – Que le den a Caroline. Ahora estás aquí por otra cosa. – se dijo. – Quien no arriesga no gana. Un momento... ¿a quién quiero engañar? No sé ni que es lo que tengo que salir ganando con todo esto... – se levantó cerrando el puño, guardando bien las piedras en su mano, y miró la casa que tenía al lado, la casa en la cual se había metido a robar piedras del jardín. – Oh, vamos, Styles... deberías dejar de hacer el rídiculo – se dijo. Sonrió al mirar a la casa otra vez. – Bueno... quizá en otra ocasión.

Caminó hasta el centro del jardín y vio una ventana. La luz estaba apagada y la cortina echada y chasqueó la lengua. “Harry, definitivamente, eres el famoso más pagafantas del mundo” pensó para sí antes de empezar a tirar las piedras a la ventana.
Poco después ya las había tirado todas y no había obtenido el resultado esperado. Se quedó pensativo, mirando a la ventana, y se encogió de hombros. En las peliculas funcionaba pero, al parecer, unas simples piedras, en la vida real, no hacían que la chica en cuestión se despertara y saliera a la ventana a encontrarse con el enamorado. Pero, por lo menos, él lo había intentado.
Sacó su telefono del bolsillo y marcó el número de la chica. Esperó un poco hasta que al final le contestó una voz adormilada mientras que él se iba quejando de lo mal que le salían las cosas.

-          Dónde esten los telefonos moviles que se quiten las piedras y las mariconadas de las películas... – susurraba Harry.
-          ¿Harry? ¿Qué dices? – la voz de la chica le sobresaltó. Miró a la ventana y vio como la luz se encendía. ¡Aquello había sido mucho más efectivo!
-          Nada. Que no sé ser romántico.– repuso él.
-          ¿Qué? – dijo ella sin entender nada. - ¿Harry, te has dado un golpe en la cabeza o algo?
-          Lo digo en serio.
-          Ya y yo también. – se hizo un silencio entre ambos pero poco después ella habló otra vez. – Me llamas cuando son casi las cuatro de la mañana si no te has dado un golpe en la cabeza y estás tirado en una cuneta necesitando mi ayuda... solo se me ocurre que estés borracho. – él suspiró pero no pudo evitar sonreír.
-          Ni una, ni la otra. – esta vez fue ella la que suspiró.
-          ¿Qué quieres, Harry?
-          Asómate a la ventana.

Jodie se quedó paralizada al escuchar esas palabras. ¿Qué cojones hacía él allí? No podía ser verdad. Seguro que aquello era un sueño. Uno muy bonito pero un sueño. Corrió a la ventana, descorrió la cortina y le vio allí plantado en su jardín con el móvil en la mano mirando hacia arriba.
Rápidamente se puso el móvil en la oreja.

-          ¿Qué haces aquí?
-          ¿Piensas dejarme aquí abajo, solo, y mirando para arriba? – él puso cara de pena y ella sonrió. – Luego me dolerá el cuello por tu culpa.
-          Estoy de acuerdo contigo... no sabes ser romántico – rió ella.
-          ¡Ábreme la puerta anda!

La chica colgó el teléfono y desapareció al interior de la casa. Harry caminó por el jardín volviendo a la puerta principal de la casa donde esperaba encontrarse con Jodie. Tuvo que esperarse dos o tres minutos con las manos en los bolsillos, cuestionándose aún porqué estaba allí, hasta que vio un gato blanco aparecer por la puerta. Lo reconoció al momento. Era el gato que él le había regalado a Jodie por su cumpleaños. Y pareció que él también le había reconocido puesto que se empezó a restregar contra su pierna.

-          Parece que le gustas – susurró ella.
-          Como para no gustarle... anda que no estuvo bien tumbado en mi cama. – lo cogió en brazos y lo acarició. – Eh, que sí, pequeñín.

El gato maulló en sus brazos, como para darle la razón al chico de rizos, y se quedó allí quieto.

-          Dime que le has puesto de nombre Harry.
-          Emh... es una chica, no se puede llamar Harry. – El gato saltó de sus brazos y se fue a sus anchas por el jardín.
-          Bueno, pues... Hilary. – rió él.
-          Se llama Snowhite. – el chico se rizos se rascó la barbilla, pensativo, mirando como el gato se alejaba.
-          Sí, le pega.

Se volvieron a quedar en silencio. La calle estaba desierta. Solo estaban ellos dos, en la puerta de la casa de Jodie, a un metro de distancia cada uno, sin hablarse pero con muchas cosas que decirse.

-          ¿Se puede saber que hacías en el jardín, debajo de mi ventana, a estas horas, Styles? – preguntó ella, por fin, aunque no estaba muy segura de querer saber la respuesta.
-          Mi idea principal era subir por la enredadera hasta el balcón, como en las películas, y no tenerte que hacer venir hasta aqui para abrir la puerta. – dijo él sin contestar a la pregunta de Jodie. – Pero al llegar aquí vi que no tienes ni balcón, ni enredadera, ni nada.

Jodie se le quedó mirando sin entender nada. No entendía por qué estaba ahí después de lo sucedido en la cena y en el karaoke, no entendía por qué cada vez que ella se alejaba era él quien venía a buscarla, no entendía ese quiero y no puedo en el que vivía el chico de rizos, no entendía por qué sus ojos verdes la hacían sentir tan bien cuando la miraban, no entendía por qué le gustaba tanto que él hubiera venido a verla, no entendía por qué le gustaba tanto Harry.

-          Siento no tener ni una enredadera, ni un balcón, entonces.
-          No lo sientas. Creo que me ha venido incluso mejor. Tenía la sensación de que me habría caído de la enredadera en el intento.

Ella rió levemente imaginándose la escena y él se encogió de hombros, metiéndo más las manos en los bolsillos, nervioso. Era como si no supiera donde meterse, como si aquella idea que tan buena le había parecido al principio ahora se volviera en contra de él.

-          ¿Y pretendías subir por la enredadera, llegar a mi balcón, despertarme y... luego qué? ¿Nada? – preguntó ella con curiosidad. Seguía sin saber el motivo de aquella visita nocturna y las mariposas se agitaban en su estómago solo de pensar que al chico de rizos le apetecía verla otra vez antes de irse a su cama.
-          Verás... es que... – empezó a decir él. Tomó aire intentando coger fuerzas para decir aquello. – Te he escrito una canción y no podía esperar para que la escucharas.

En aquel preciso instante se paró el mundo. La idea de que Harry le hubiera escrito una canción y de que hubiera venido, a aquellas horas de la madrugada, solo para que la escuchara le parecía totalmente increíble. Aquello no había pasado ni en el mejor de sus sueños. Al final sería verdad aquella frase que la gente solía decir de que la realidad, a veces, superaba a la ficción.
Jodie pudo notar como sus mejillas se teñían de rojo, su corazón palpitaba más fuerte y sus piernas temblaban ligeramente. Le encantaría echarse a los brazos del chico y decirle que a pesar de no saber ser romántico lo estaba consiguiendo, a su manera, pero se acordó de que las cosas no eran tan faciles.

-          ¿No has tenido suficiente con el karaoke? – susurró ella, intentando esconder sus sentimientos.
-          Vamos, Jodie... – él se quejó también susurrando. – ¿Te escribo una canción, vengo desde mi casa hasta aquí para cantártela, me pongo a recoger piedras en el jardín que no ha servido de nada porque no valen una puta mierda para despertar a alguien y te pones a la defensiva? – Jodie no dijo nada porque sabía que, en el fondo, él tenía razón y porque, también muy en el fondo, no quería que se fuera. – Escúchala y luego, si quieres, me echas a patadas.

No le dijo nada pero ella sabía que sí él se quedaba y le cantaba la canción no tendría ganas, ni fuerzas, para echarle de allí a patadas. Pero, otra vez, las mariposas se agitaban en su interior queriendo escuchar la canción desesperadamente. Ella asintio y Harry sacó un papel donde tenía la letra escrita, solo por si acaso.

-          Veamos tus dotes de compositor. – añadió ella.

Harry se revolvió el pelo y tomó una bocanada de aire. Nunca antes había estado tan nervioso por cantar delante de alguien pero es que aquella situación era diferente. La canción no era suya pero él la había modificado lo bastante como para que todos sus sentimientos aparecieran en ella, sentimientos que quizá no debería sentir y que sentía, y que quería que Jodie tuviera constancia de ellos. Por eso estaba nervioso. Sin mencionar que estaban solos, a las tantas de la mañana, en la puerta de su casa y que ella, seguramente, no fuera a despegar sus ojos de él.
Volvió a mirar al papel donde vio toda la canción escrita de su propio puño y letra y miró a Jodie otra vez. Ya no había vuelta atrás. El momento había llegado.
-          Hey, girl I think I am insane, thought I needed to upgrade, so I went and walked away-way-way.
Jodie se puso la mano en la boca cuando escuchó la voz de Harry, esa voz que tanto le gustaba y que tantas veces había soñado con escuchar cerca de su oreja susurrándole cosas bonitas, resonó por toda la calle vacía. Intentaba asimilar aquel momento y, sobre todo, asimilar lo que él le decía con aquella canción.
-          Now I see you’ve been hanging out with another dude in town, lookin’ like a bunch of clowns clowns clowns.
Después de cantar aquello mirándole a los ojos, Harry, miró al papel para recordar lo que venía ahora y puede que, también, para romper el contacto visual que le ponía mucho más nervioso.
Ella pensó inmediatamente en Eddie y se recordó que aquello estaba mal, que no tenía que ir viéndose a escondidas con el chico de rizos, que no era justo, pero la voz de Harry la sacó de sus pensamientos.

-          Remember all the things that you and I did first? And now you’re doing things with him. Remember all the things that you and I did first? You got me like this. And now he’s taking you to every restaurant and everywhere we went, come on! And now he’s taking you to every restaurant, you got me like this.
La chica tenía ganas de llorar cuando escuchó a Harry cantar todo aquello porque a su mente sólo se proyectaban todos los recuerdos que tenía con él: la primera vez que se vieron, su encuentro en la revista, su pequeña discusión por Caroline, la noche de la lluvia de estrellas, el beso… El beso. Ese beso que todavía aún no había podido olvidar y que no se podía comparar a los besos que ella y el pelirrojo compartían.
- Girl you can say anything you wanna, I don’t give a sh*t no one else can have you,
I want you back, I want you back, Wa-want you, want you back. I broke it off thinkin’ you’d be cryin’, now I feel like sh*t lookin’ at you flyin’. I want you back, I want you back, Wa-want you, want you back.

Harry jugueteaba con el papel mientras cantaba la canción, intentando no centrar su atención en Jodie y en ver las reacciones de ella porque sino no sería capaz de terminar la canción, por eso no se dio cuenta de que la chica tenía los ojos llorosos.
-          Please, this ain’t even jealousy, he don’t mean a thing to me... Try to rock his girly jeans, jeans, jeans. – Jodie se secó las lágrimas y rodó los ojos por lo que Harry acababa de cantar pero no pudo evitar que le resultara gracioso. - I clearly didn’t think this through, If what Iv’e been told is true, I’m comin’ after you you you.
Él continuó cantando la canción, cogiendo seguridad y confianza a medida que ésta pasaba, y ella le miraba sin decir una palabra intentando controlar los miles de sentimientos contradictorios que en ella se estaban creando.
-          Ooooh-ooooh, I thought you’d still be mine when I kissed you goodbye oh-oh, oh-oh. Ooooh-ooooh, You might be with him but I still had you first oh-oh, oh-oh.
La canción terminó y Harry se volvió a guardar el papel en el bolsillo. Después de eso, por fin, miró a la chica detenidamente buscando algo que pudiera servirle, algo que le dijera que no todo había terminado para ellos. Aunque ni él mismo sabía por qué no quería acabar con aquello, simplemente, no quería. Pero ella no dijo, ni hizo, nada.
-          ¿Y bien? – susurró él.
-          Esa canción no es tuya – rió ella intentando desviar la conversación. No le apetecía hablar de Eddie, de Caroline, de sus sentimientos, de la situación… sólo quería que él no se fuera.
-          Vale, admito que no es mía… pero le he modificado casi toda la letra. – rió él también. – Voy a tener que darle las gracias a Cher cuando la vea.
-          ¿Las gracias? ¿Por qué? – preguntó susurrando.
-          Por darme una excusa para venir a verte.
Jodie se quedó sin palabras y se quedó mirando al chico. ¿Qué se suponía que debía decir o hacer? No sabía que pasaría entre ellos después de aquello pero estaba claro que Harry había decidido admitir que había algo más.

-          Bueno… yo ya me voy – susurró Harry dándose media vuelta. Jodie se mordió el labio inferior sabiendo que no podía dejarle marchar así.
-          Harry – le llamó. Él se giró y la miró con un brillo especial en los ojos. – No te vayas, por favor…

El chico del pelo rizado se acercó con paso lento hasta ella, sonriendo levemente, esperando a que ella dijera algo más pero al ver que no lo hizo fue él quién habló:

-          Vale, no me voy pero cuéntame que te ha parecido la can-

Sus palabras fueron interrumpidas por los labios de Jodie sobre los suyos y sonrió en mitad del beso inesperado. Sus manos viajaron a la cintura de la chica, agarrándola y acercándola más a su cuerpo, mientras que las de ella se posaban alrededor de su cuello.
Fue un beso corto, lento, sincero que dejó a ambos con ganas de más. Cuando se separaron sus frentes se tocaban, sus pechos subían y bajaban respirando con dificultad y sus sonrisas se ensancharon.

-          ¿Y eso? – preguntó él
-          Te lo merecías.
-          Ven aquí, anda…

Esta vez fue él el que la besó. Recorriendo con la lengua todos los recodos de su boca, explorando y sintiendo sensaciones que se intensificaban en su interior, bebiendo de aquel beso como si fuera el último que se dieran.


Cheers and kisses!!
Mery, xx.  

5 comentarios:

  1. Nooooooo!!!! porque me dejas con la intrigaa, dioos necesito itrooo. Otro capitulo para tu nueva lectora pooorfaa besooos

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    1. ¡Bien! Nueva lectora <33333333 Bienvenida!!!
      Espero poder subir pronto, últimamente he estado de bajoncillo y no he tenido muchas ideas buenas pero espero poderme poner pronto y subir :D x

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  2. ¿Por qué nos dejas así? :O :O Me encanta la historia y cada vez me gusta más :) Estoy deseando leer cómo Harry manda a la mierda a Caroline de una vez por todas jajaja

    Me encanta muchísimo como escribes cielo, de verdad :) Un besiito <3

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    1. Muchas gracias Ángela! Yo también tengo ganas de ver como Harry manda a la mierda a Caroline peeeeeeero quizá no sea tan así xDDDDDDDD Quien sabe.
      Muchas gracias por leerme siempre <3 xx

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  3. Awwwwwww, entre que me ido de viaje de fin de curso y que la semana anterior tenía trimestrales no había tenido ocasión de leerme este capítulo, que por cierto, me deja sin palabras. ¡Espero que subas rápido porque no puedo esperar!
    Besos bonita. Laia

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